“QUE bien hilado está todo siempre –comenta la buena amiga que se salvó que la guindaran por andar “sapeando” que los chuchitos de la casa de su mamá son amos y señores de La Leona– y como siguen “trending” Japi y Andy, quien quita que un día sean “influencers” como Winston”. Otro mensaje: “La hija de la dueña de la ferretería se cree diferente porque habla diferente pero nunca en ese barrio les ha tocado levantarse de un huracán Mitch”. “Recoger pedazo a pedazo un país destruido por la madre naturaleza”. Se refiere a esta contribución: (Una amiga, aludiendo a la actitud del gobierno “tico” de exigir visa de entrada a los hondureños, como hace con otros nacionales procedentes de países que sufren la hemorragia de masivas migraciones; víctimas peregrinas que van a parar a su país, cuando a los hondureños, en términos generales, a nadie le apetece ir al sur, si su destino es otro, al norte, a la “tierra prometida”, manda una postalita: “Costa Rica es como la hija de la dueña de la ferretería de mi barrio, se cree diferente porque se viste sofisticado, pero vive en el mismo barrio que los demás”).
Una buena amiga comenta: “Que surtido de información la que ofrece”. “Yo no sabía que los “ticos” andan detrás del Banco Centroamericano”. “Qué cara dura de gente, si son los menos integracionistas, como usted lo explica bien en su editorial, pero no tienen pena de pedir apoyo a los demás países centroamericanos cuando se trata de quedarse con los mejores puestos de instituciones como el BID, el Banco Mundial, la OEA y en Naciones Unidas”. Se refiere a esta otra parte del editorial: (Como les disgusta hablar de integración –pese a que nadie afuera ve la región diferenciada por sus unilateralidades, sino al bulto de pintorescos paisajes acabados– no integran varios organismos regionales. Pero, con todo y el desprecio a los entes regionales, les encanta apuntarse a todo cargo que se abre en los organismos internacionales. No hay uno al que no aspiren y bajo el pomposo espejismo, de venderse como distintos, muchas veces los consiguen. El tal principio de la integración regional –la fortaleza de los bloques– solo es bueno a la hora de proponerse a esas elevadas chambas de la burocracia internacional, cuando buscan el apoyo de las “cenicientas”, dizque para que quede representada la región. Como sucede ahora, que andan detrás de la presidencia del BCIE, para reemplazar al hondureño que está; cargo que el país debiese conservar si, después de todo, aquí está la sede). Otro buen amigo: “Muy acertados sus editoriales, es edificante seguir cada lectura de ellos y seguir aprendiendo de esa pluma tan dilecta como la suya”. El mensaje de una amiga abogada: “Atinado y coherente con la narrativa. Siempre nos manda a informarnos, leer y actualizarnos…”. Hablando del mismo barrio, creo que nosotros los hondureños debemos preocuparnos por nuestra educación, formación, cultura; se ha perdido mucho”.
(Ya ves –entra el Sisimite– tu amiga te considera “influencer”, y quien sabe hasta dónde llegarías de no ser por las pláticas conmigo”. -¿No me digás –interrumpe Winston– que estás celoso porque no te incluyó a vos como “influencer”? ¿No ves el sentido de la relación? ¿O es que acaso vos sos chucho? Para tu tranquilidad, también sos “influencer”, y además sabio, por viejo, no por diablo. -Sos incorregible –interviene el Sisimite– ya me dijiste viejo. -En el sentido amable de la palabra –lo consuela Winston– y pese a que nunca querés decir tu edad –como doña Margarita que celebraba dos cumpleaños y nunca se supo cuántos años tenía –viejo es el roble que gime, pero no se quiebra, viejos los vinos que mejor saben, viejo es el sol que calienta y que todavía alumbra, vieja la luna que influye sobre los mares, viejas las galaxias de las ciencias y de los Mayas. Viejo el astro que condujo al lugar del nacimiento Divino. Viejos los confines de la historia eterna. Viejas las estrellas que orientaron a los navegantes y titilan en la oscuridad de noche para que no se apague del todo; ah, y según muchas culturas, la fuente de inspiración y del destino).