Mario E. Fumero
Los médicos están puestos para proteger la salud de los enfermos y cuando se graduaron supuestamente hicieron el juramento hipocrático, pero ¿cuál es ese juramento? Simplificadamente dice lo siguiente en algunos párrafos “PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad; VELAR por la salud y el bienestar de mi paciente; RESPETAR su autonomía y la dignidad; VELAR por la vida humana; GUARDAR Y RESPETAR los secretos confiados a mí, EJERCER mi profesión a conciencia y dignamente, etc.
Ser médico no es tener una empresa, ni hacer negocio a costilla del dolor humano. Es de estar dispuesto a servir al enfermo y al necesitado más allá delo mercantil. Podemos decir que la medicina más que una carrera, o una profesión, es un ministerio de servicio y entrega a la humanidad.
Tristemente en la actualidad todo se ha convertido en un negocio, aún los valores tradicionales, razón por la cual la medicina se ha deshumanizado, y tanto en el aspecto médico como farmacéutico, se ha convertido en uno de los negocios más rentables y grandes de nuestra sociedad. Es triste pensar que los médicos se dan el lujo de hacer huelgas y negarse a atender u operar y asistir a los enfermos por reclamos salariales a sabiendas de que tal actitud les va a provocar la muerte. Cuando en un hospital, sea público o privado, pero principalmente del Estado, hace una huelga negando a los enfermos la asistencia, automáticamente están cometiendo un genocidio.
Pongamos un ejemplo, Carmen está enferma, se le ha detectado un cáncer de mama, y el oncólogo del hospital público o del seguro social, determina que tiene que hacerse una serie de exámenes para determinar el nivel de invasión que dicho cáncer tiene. Cuando la paciente va a preparar los trámites del examen, le dan una cita para seis meses. A los seis meses llega para hacerse el examen, pero se informa que la máquina está mala, y entonces reúne el dinero, y dos meses después se va a una clínica privada para hacerse el examen. Una vez que se hizo el examen, va a pedir cita con el médico y se le programan para dentro de cinco meses, pero el cáncer avanzó tanto que a los tres meses falleció. Lo mismo le ocurrió a Pedro, que tenía que hacerse diálisis dos veces a la semana, pero como había problemas en el seguro, sólo le dieron una terapia en la semana, y no la completaron, razón por la cual colapsó y murió.
En mi experiencia personal, he visto dos tipos de médicos, aquellos que están con contrato temporal y haciendo un servicio social, los cuales se entregan completamente al servicio de los necesitados, aún fuera de tiempo, para atender a los enfermos, dando la milla extra, pero una vez que ya son contratados y se adaptan al sistema, se limitan a las seis horas estipuladas, y reclaman sus derechos laborales, y dejan de dar la milla extra, porque se vuelven burócratas de la medicina, pasando por alto el juramento hipocrático.
¿Qué podemos esperar de una sociedad, donde la medicina y la educación se ha deshumaniza, y estos profesionales sólo sirven para reclamar derechos como burócratas, y se olvidan de la necesidad de tantos niños necesitados del saber y de los enfermos que gimen de dolor?
Esta es la realidad que actualmente padece el país, hemos puesto los derechos personales sobre las grandes necesidades humanas de los desposeídos, y no nos importa ayudar al necesitado cuando está, el juego los derechos otorgados por el Estado, porque los seres humanos sólo son un número y engranaje mediante el cual obtengo un salario, y mis beneficios personales.
La enfermedad más terrible de la sociedad moderna, es la de deshumanización y el materialismo, lo cual nos lleva a una ambición desmedida, que nos ciega, para ver la necesidad de los que están a nuestro lado, porque como dice la Palabra de Dios en Filipenses 2:21 “cada uno busca lo suyo propio, no lo que es de Cristo”.
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