A 76 años de la partida del pensador Alfonso Guillén

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26 de octubre de 2023
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A 76 años de la partida del pensador Alfonso Guillén

Por: Jorge Raffo*

“Poeta que utilizó con limpieza las palabras cotidianas y que huyó siempre de la declamación y de la oscuridad deliberada, su poesía era para todos, como el pan y el agua” (Rafael Heliodoro Valle sobre Alfonso Guillén en “Honduras en las letras”).

Descripción que adquiere un valor particular si se toma en cuenta que Valle y Guillén, tuvieron una experiencia diplomática conjunta en la Francia de 1919. Alfonso Guillén Zelaya fue el secretario de la Legación de Honduras que participó en la negociación y firma del Tratado de Versalles de ese año. Su nombre, conducta y comentarios son mencionados en los informes de los diplomáticos peruanos que participaron con él en aquel hecho histórico. Sus cualidades tanto analíticas como periodísticas llamaron la atención de sus colegas latinoamericanos presentes en aquellas memorables reuniones donde, como constató Guillén horrorizado, la “real politik” de las potencias se imponía al derecho internacional. Solía referirse con frecuencia a la Gran Guerra como “la matanza más grande de la Historia”.

Guillén llegaba a Versalles con una experiencia previa adquirida en Guatemala, como periodista del diario “Nuevo Tiempo” y con el respaldo intelectual de Froylán Turcios -uno de cuyos más importantes biógrafos es José Antonio Funes, actualmente diplomático hondureño-. Lo presenciado en Francia lleva a Alfonso Guillén a una posición antiimperialista en un contexto en el que “en Perú emerge el movimiento social y político del aprista Víctor Raúl Haya de la Torre (…), y en la literatura destacó la obra del novelista brasileño Jorge Amado y la de algunos poetas como el peruano César Vallejo” (Santana, 2010).

De su experiencia diplomática en Europa, Guillén sacará importantes conclusiones que le llevarán a afirmar, años más tarde, que los “(…) Pueblos unidos, son pueblos libres. Pueblos divididos tienen que ser pueblos esclavos. La disgregación es el arma con que ha ganado todas sus victorias la injusticia. Y en cambio, la unidad es madre de toda redención y de todo progreso. No ha de confundirse la unidad con la construcción de imperios. Eso no es unificar, sino dividir; no es matar esclavitudes, sino vigorizarlas; no es salvar el derecho, sino asesinarlo; no es fomentar el progreso, sino impedirlo”.

De regreso a Honduras acosado por sus coterráneos debido a sus convicciones políticas que expresa en sus columnas para los diarios “El Cronista” y “El Pueblo”, decide, más tarde, exiliarse en México en 1933 donde permanecerá hasta su muerte en septiembre de 1947. “Guillén Zelaya no es únicamente testigo de los acontecimientos del México revolucionario, sino que el periodista hondureño se verá envuelto en ese torrente de cambios y transformaciones sociales” que le llevaron a presenciar la nacionalización de la industria petrolera mexicana en 1938 y la participación mexicana en la Segunda Guerra Mundial (Santana, 2010). Adscrito al marxismo -aunque nada dijo del asesinato de León Trotsky en agosto de 1940- fundó “junto con Rafael Paz Paredes, otro hondureño, el periódico ‘El Popular’” (Erazo Peña, 2002) y desde su trinchera mexicana fustigó a la dictadura de Tiburcio Carías que, en julio de 1944, había protagonizado un baño de sangre en San Pedro Sula.

Cuando se refería a Centroamérica, Guillén sostenía que “energía, inteligencia y honradez, debían ser, en el dinamismo de nuestra vida política social, los tres factores ineludibles” para un buen gobierno (Pompeyo Valle, 2002). Y sobre el héroe Morazán escribió “(…) Morazán no andaba construyendo imperios, no andaba forjando cadenas de ignorancia ni de explotación ni de tiranía: Luchaba por la unión que su pueblo siempre ha querido, porque en ella ve su engrandecimiento y su libertad. Expresión leal del afán popular, Morazán se anticipaba al porvenir.” Asimismo, era considerado un amigo leal y no perdió contacto con sus viejos compañeros diplomáticos de Versalles.

La revista mexicana “Tiempo” describe así las exequias de Guillén, el poeta, en 1947 “(…) Ante la tumba pronunciaron emocionados discursos los señores Dagoberto Marroquín, Rafael Heliodoro Valle y Porfirio Hernández coterráneos del desaparecido. ‘Alfonso Guillén Zelaya –dijo uno de los oradores- fue un hombre que llevaba un diamante bajo la bóveda de su alma’” (Oquelí, 1985).

En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en el Perú, en 1970 se llevó a cabo un homenaje en memoria de Alonso Guillén, el periodista, que luchó por evitar “una nación sin rumbo fijo, perturbada por todo tipo de contingencias, sin una visión clara de lo que fue, de lo que es y de lo que podría llegar a ser”. En la tierra de los incas, junto con Rafael Heliodoro Valle, se les considera precursores de una visión de país con libertad para la unidad.

*Embajador del Perú en Guatemala.

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