¿DE ZACATE?

ZV
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27 de octubre de 2023
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12:48 am
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¿DE ZACATE?

HABLANDO de la naturaleza humana –escribe la abogada amiga– hace muchos años leí un libro llamado “Conversaciones con el Diablo” de una de mis autoras favoritas Taylor Caldwell, en el cual se realiza un intercambio de correspondencia entre Lucifer y San Miguel Arcángel”. “Muy interesante para analizar el porqué del menosprecio de Lucifer hacia la raza humana y el amor y la misericordia de Dios hacia la misma”. “El libro lo presté, no volvió, lo logré recuperar ahora en inglés y lo estoy releyendo”. “En una de esas cartas el diablo hace referencia a que él no necesita gastar su energía en estimular al hombre a detestar a sus hermanos; está en la naturaleza humana, porque el hombre no está contento a menos que cree o tenga sus propios enemigos”. “Encuentra su existencia muy aburrida sin enemigos; él no busca ser bondadoso, amoroso ni misericordioso, solo persigue destrucción porque es inherente a su naturaleza”. Y sobre el editorial, “Las Cenicientas”, un cumplido que apreciamos: “No sabía de este asunto en el PARLACEN, pero no me extraña; desde jovencita disfrutaba sus discursos y esperaba siempre su participación en los debates, sintiéndome muy orgullosa de sus intervenciones y viendo cómo desarmaba a sus oponentes”.

“Si la vida fuera de dichos –opina un amigo lector– cuántas cosas incorrectas pudiéramos evitar y mejores personas pudiéramos ser”. “Si de dichos viviéramos, las familias y la sociedad hondureña “a buen árbol se arrimarían y buena sombra les cobijaría”. “Sin espiritualidad, sin reflexión y sin conciencia, ni la persona más experimentada podrá decir que tiene más conocimiento para aconsejar a un joven con astucia e inteligencia innata; siendo así, no sabríamos si: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Frases de sabiduría popular que aconsejan y “el que no oye consejo no llega a viejo”, advirtiendo que vamos al fracaso si no somos humildes en considerar una lección con sensatez”. “Del dicho al hecho hay mucho trecho”: “porque hasta los guías espirituales, los jefes de naciones y los padres de familia fallamos al no corregir lo que estamos haciendo mal”. “Salomón, el rey más sabio escribió en Proverbios 19.20: “Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. “Somos “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, porque no estamos despiertos a los males que causamos, nos falta reflexión y más espiritualidad para arrepentirnos; una sociedad tan enferma psicológicamente que ni siquiera cargamos con culpas”. “El diablo no tiene la culpa sino el que hace la fiesta”. “Muchos de nuestros cambios para bien comienzan con proclamarlos y siempre estamos a tiempo de enmendar nuestros errores”: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. “Estamos valorando la tradición oral y los dichos: “A precio de gallo muerto”, sin tomar en cuenta las grandes enseñanzas que estos refranes tienen para la vida y que deben comenzar en casa como deberes y obligaciones, como el respeto”. O bien “No hagas hoy a nadie lo que no quieras que te hagan a ti mañana”. “Hay que pedir perdón por los males que hacemos y causamos a otros”. “Yo y el otro, nos pedimos perdón el uno al otro”.

Mensaje de una buena amiga que se había quedado en el tintero: “Dan placer estas líneas con la fusión entre lo erudito y el sentido común recogido en dichos populares: “…la imagen traslúcida de lo que es real”. “Lo complicado es arreglar el estropicio inducido a la economía y a la sociedad de varios períodos –haciendo diablos de zacate de la Constitución– de barrenar grandes agujeros en sus cimientos”. “Yo ni sé qué es “diablos de zacate”, pero me encanta el ritmo de la oración”. (Y esa expresión –entra el Sisimite–, ¿de dónde sale? -Si vos no sabes – interviene  Winston -menos que yo sepa. Lo que entiendo es que el director fundador de La Tribuna, don Oscar A. Flores Midence, la utilizaba en sus editoriales, una especie de expresión idiomática, coloquial, equivalente a revolver, confundir, soliviantar, agitar, descomponer, o quizás hacer trastadas o travesuras de la nada. -Dejémoslo allí –pontifica el Sisimite– pero si alguien del colectivo supiese el origen, que lo haga saber).

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