La utopía de ver una nueva izquierda navegar en las Honduras

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28 de octubre de 2023
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12:01 am
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La utopía de ver una nueva izquierda navegar en las Honduras

Por: Alex Palencia*

La izquierda hondureña desde hace mucho tiempo se ha vuelto una estructura política obsoleta; desde sus inicios a principios del siglo XX esta fue poco estudiosa de los grandes y profundos problemas históricos de la nación. Aún así ha aportado ideas y argumentos más coherentes que la derecha cachureca pseudonacionalista y pseudoliberal, estos son quienes se han dedicado en el tiempo a mantener un status quo que beneficia una minoría parasitaria coludida a los intereses norteamericanos en la región.

La izquierda nuestra, lejos de generar pensamiento y contradecir a esa derecha ultra religiosa y arcaica y buscar soluciones a los problemas históricos, se dedicó a reproducir el pensamiento de otras realidades alejadas de las nuestras, y a replicar una cultura impuesta desde el pensamiento colonizador judeocristiano, sin darse cuenta que una cosa es adoptar el método de interpretación filosófica científica del marxismo dialéctico y otra creer que nuestra revolución será igual a la revolución rusa, la china o a la cubana. Y si bien es cierto que la explotación del hombre por el hombre se da de igual manera en todas partes del planeta Tierra, esta tiene muchas formas y maneras de manifestarse, al igual que los mecanismos de control de la clase hegemónica sobre esas otras clases explotadas.

La izquierda hondureña se desgastó en el análisis desde las relaciones de producción patrono laborales olvidándose que no solo de pan vive el ser humano, y que si bien es cierto Lenin y Mao hablaron de similares problemas, ellos plantearon diferentes soluciones a sus pueblos. La Revolución Cultural de Mao no es la revolución de los bolcheviques. Además, nuestra izquierda fue indiferente a otros movimientos de emancipación que se dieron en el mundo, procesos que de alguna manera nos enseñan formas de luchas y de comportamientos colectivos diferentes a otros procesos revolucionarios.

La izquierda nuestra nunca conoció, por ejemplo, las revueltas juveniles de los años 60 del siglo pasado en Estados Unidos y Europa. Movimientos muy interesantes que plantearon ideas que al final de una otra forma han influenciado el mundo moderno occidental: la lucha por los derechos étnicos y raciales, derechos de las mujeres, derechos de la diversidad sexual, mirar hacia el campo como forma de vida, regresar si se quiere a formas primitivas de convivencia como el trueque, lucha antibélica, etc. Fueron parte de las demandas de las revueltas juveniles tal como se conoce a los movimientos de jóvenes en los años 60 en esos países.

Otro movimiento contracultural importante fue el de los hippies, los que no solo se opusieron o criticaron los parámetros de la cultura impuestos desde la clase hegemónica dominante, sino que propusieron nuevas formas de comportamientos, valores éticos y morales, formas de vestir, llevar el pelo, de conceptos sobre la familia, expresiones artísticas culturales, concepciones religiosas y nuevas cosmovisiones, y, quienes escapando del sistema dentro del sistema, realizaron acciones radicales en esa nueva concepción del ser humano por alcanzar mejores condiciones de convivencia basadas en una nueva forma de sentir y percibir la vida lejos del sistema consumista y guerrerista capitalista.

Más allá de eso, nuestra izquierda nunca conoció el manifiesto de Port Huron de los estudiantes de la Students for a Democratic Society, quienes a través de este documento hacen un duro cuestionamiento a la sociedad norteamericana y al comportamiento de la izquierda en ese país y estos después de dos años de discusiones plantean una nueva izquierda alejada de los vicios y comportamiento de la vieja izquierda.

En las Honduras nunca se ha replanteado la construcción de una nueva izquierda renovada y con nuevos brillos que enfrente los problemas históricos de la nación, y que viendo hacía las entrañas de nuestra historia, por supuesto, no subestime, desprecie y soslaye las realidades de otras regiones.

Definitivamente, lo afirmamos: nuestras nuevas generaciones son altamente anti cachurecas por nacimiento. Y ven de algún modo a esta vieja izquierda anti cachureca políticamente, pero ultra cachureca culturalmente. Una contradicción harto manifiesta en toda su conducta de vida, ética, moral y religiosa. Necesitamos una izquierda honesta, comprometida, que no sea oportunista ni sectaria.

*(Músico, productor, subsecretario de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de Honduras).

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