Candelaría, Lempira, y su gran apuesta por la conservación ambiental

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29 de octubre de 2023
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12:56 am
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Candelaría, Lempira, y su gran apuesta por la conservación ambiental

Por: Rubén Darío Paz*

En esporádicos documentos coloniales, correspondientes a finales del siglo XVI se menciona la existencia de un pueblo denominado Xoconguera, correspondiente a Gracias a Dios, encomendado a Francisco Hernández, con XXX tributarios . A la fecha no hemos podido precisar donde estuvo acentuado el antiguo Xoconguera, es de suponer que cerca del pueblo actual. Hacen falta estudios arqueológicos, al igual que documentar la serie de fenómenos naturales que a lo largo de los siglos, han afectado poblaciones que estuvieron en las proximidades de ríos caudalosos, esto aplica a nivel nacional.

Algunos ancianos consultados, sostienen que el pueblo inicialmente se le denominó Joconguera, por la abundancia de árboles de flores amarillas, denominado Jocón, actualmente a estos árboles se les denomina Con, árboles que siguen siendo abundantes en las partes bajas del cerro Cerique. De la leña del Con, se preparaba carbón para avivar el fuego de las fraguas en Candelaria. El colega José María Bonilla nos ilustra “desde hace décadas atrás, había muchas fraguas, de donde se abastecía la demanda de instrumentos de labranza, para los pueblos de la región e incluso para pueblos al otro lado de la frontera”. A la fecha el oficio de herrería está en declive, bien por la avalancha ferretera o porque no se encuentra mano de obra. Actualmente la herrería en Candelaria, se limita a dos personas, en el casco urbano Timoteo Del Cid y en el caserío de La Hacienda, José León Torres, ambos solo trabajan por encargo, esperemos que sus descendientes también aprendan dicho oficio.

Conforme avanzó el proceso de evangelización, se incrementó la presencia de sacerdotes, a la mayoría de pueblos indígenas se les asignó un patrón, así que, a finales del siglo XVIII, ya se le conocía como San Francisco de Joconguera. A lo largo de la geografía hondureña encontramos nombres de municipios donde se advierten la toponimia indígena y el patrón impuesto, para un leve ejemplo están San Juan Guarita, Santiago Puringla y San Miguel Guancapla. Gracias a su estratégica ubicación y significativo crecimiento en 1872, a Candelaria, se le otorgó el título de Villa, en plena situación caótica que caracterizó la etapa final del presidente José María Medina.

Un retrato sustancial
En la descripción de 1889 por Antonio R. Vallejo se apunta. “Candelaria. Cabecera del distrito de su nombre. Este pueblo se halla situado a la margen izquierda del río Pichigual y está rodeado de colinas. Estuvo en un lugar llamado Azacualpa media legua al sur, y se conocía entonces con el nombre de Joconguera, que conservó por algún tiempo. Tiene iglesia, cabildo municipal, casas para escuelas de ambos sexos, oficina telegráfica, lavaderos, panteón y un puente en construcción sobre el río Pichigual en el camino que conduce a Mapulaca”. Casi finalizando el siglo XIX, el presidente Policarpo Bonilla en 1897 le concedió la categoría de municipio con el nombre de “Candelaria de Joconguera”, hasta convertirse en ciudad, en febrero de 1939 durante la administración de Carías Andino.

El municipio de Candelaria, se encuentra al sur del departamento de Lempira, a 18 kilómetros de la frontera con la República de El Salvador, la altura promedio sobre el nivel del mar es de 650 metros, su casco urbano es circundado de elevaciones, correspondientes a la Sierra de Celaque, situación que a lo largo de su historia, más la indiferencia de varios gobiernos, le ha dificultado gozar de una carretera en condiciones favorables, que le permitan insertarse a ciudades como La Esperanza y Gracias. Ante esas limitaciones de comunicación, una gran parte de los habitantes de Candelaria, tienen un intercambio fluido con El Salvador.

Relatos mágico religiosos sobre sus orígenes
“La villa de Joconguera se concentraba en las proximidades del cerro denominado Jocón, pero ese lugar ofrecía pocas comodidades. El terreno quebrado carecía de fuentes de agua y los habitantes pasaban serias dificultades, especialmente durante la estación seca, además no había un espacio apropiado para edificar una iglesia para el patroncito del pueblo. La población aumentaba construyéndose cada vez más viviendas, hasta que el sacerdote que tenía bajo la responsabilidad la paz espiritual de aquellos feligreses, presentó la moción a los vecinos para que se trasladaran al lugar donde hoy está ubicado Candelaria, pues de antemano había seleccionado este sitio por la proximidad al río Pichigual. Pero el pueblo no estaba de acuerdo y ponían muchos obstáculos evitando así dejar abandonados sus cultivos y tierras. El sacerdote dispuso valerse del patrón San Francisco. Mandó al sacristán a dejar al patrón al lugar donde él quería que se construyera el pueblo, de manera que nadie lo viera. Al día siguiente, al momento de realizar los santos oficios alarmó a los vecinos diciéndoles que el patrón San Francisco, había desaparecido y que debían ir a buscarlo. La búsqueda debía hacerse “casa por casa”. Después de muchos días cruzaron el río Pichigual y llegaron a una planicie, ahí existía una pequeña laguna, encontrando al santo en el lugar donde ahora es el atrio de la iglesia. Entre sorpresas y alegrías, los vecinos decidieron entonces construirle un altar a San Francisco, donde ahora se encuentra desde 1702”.

Un edificio municipal que debe conservarse
En 1839 se construyó la municipalidad, un inmueble de planta rectangular, con amplios corredores y entejado a dos aguas. Por la falta de visión de algunas autoridades municipales o porque “asumen” desconocimiento de la Ley de Patrimonio Nacional, el edificio se destruyó en gran parte, pero el Instituto Hondureño de Antropología e Historia, gracias a denuncias de pobladores responsables, entabló demanda contra dichas autoridades y el proyecto de remodelación está detenido.

A la fecha penosamente son pocos los documentos históricos de importancia, que se conservan en el recinto que le designan “archivo”, por lo que, al querer reconstruir la historia del municipio, se deben buscar fuentes primarias en el Archivo Nacional con sede en Tegucigalpa o fuera del país. Debe ser una obligación para todos los alcaldes del país, conservar la documentación existente de cada municipio, pues esos “papeles viejos”, son parte de la memoria de la Nación. Candelaria al menos tienen un estudio monográfico formal, auspiciado por una universidad y un organismo internacional.

Una iglesia con varios procesos de restauración
Es una edificación de planta rectangular a dos aguas, en su fachada principal destacan dos torres campanarios no tan altas. En el primero y segundo cuerpo se distinguen líneas neoclásicas, cuatro nichos, aunque solo están ocupados los del primer cuerpo, resguardados por dos pares de columnas adosadas. En el remate se simula una torrecilla, de altura similar a las torres laterales. El atrio de la iglesia, es amplio, y corresponde al mismo estilo, solo que en algunas de las pilastras les han incorporado recientemente cantaros de barro. El interior de esta iglesia no ha escapado a bruscos cambios arquitectónicos, aunque se conserva un vistoso retablo tallado en madera, elaborado probablemente en 1842 y dedicado a la virgen de Candelaria, se observa, además, una serie de objetos religiosos, la mayoría de la segunda mitad del siglo XIX. Destacan valiosas pinturas de buena factura, que es necesario restaurar y resguardarlas.

En uno de los nichos de la fachada de la iglesia, se encuentra el busto de Nicolás Madrid, un destacado párroco que laboró por muchos años al servicio de la comunidad, e incluso dirigió los arreglos de la iglesia entre 1878 y 1880. Paradójicamente, el día que se terminaron los trabajos de construcción, falleció.

Candelaria sobre un agreste relieve
Candelaria tiene una extensión de 53 kilómetros, con una población de casi 8,000 habitantes, distribuida entre su casco urbano y las aldeas de San Francisco, San Lorenzo, La Arada y San José, más 49 caseríos. La aldea de San Lorenzo, es productora de granos básicos y tiene cierta ganadería, sin embargo, muchos de sus habitantes han emigrado a Estados Unidos. Lo interesante es que estos compatriotas han logrado organizar en el extranjero la Fundación “Unidos por San Lorenzo” y siguen apoyando a su aldea, en fechas especiales, tanto que envían remesas colectivas, para festejos, construyeron un parque, un centro comunal e incluso están patrocinando a jóvenes en sus estudios.

Un atractivo casco urbano desigual
El trazo del pueblo es ligeramente inclinado, de calles asimétricas, algunas angostas, a la fecha la mayoría lucen asfaltadas. El casco urbano está constituido por el barrio El Centro, San Francisco, Bella Vista, Los Gómez, El Regadillo (caserío cercano, pero el crecimiento lo absorbió). Especial consideración amerita el barrio Lempira, localizado cerca del parque central de Candelaria, pero pertenece a Gualcinse. Resulta que la línea limítrofe entre ambos municipios está en las cercanías del perímetro de Candelaria. Naturalmente entre pobladores, predomina la convivencia, quizás algunos impases se presenten con la recaudación de impuestos, más los acostumbrados decretos de Ley Seca, porque los vecinos del barrio Lempira, no están obligados a cumplir con las disposiciones municipales de Candelaria. El parque central, conserva su diseño original, sin un busto referente, construido en tiempos de Carías Andino y se le nombró José León Casco, porque este último fue Comandante de Armas, asignado al departamento de Lempira.

El puente sobre el río Pichigual
Este río se desprende de Celaque, de leve caudal en la estación seca, pero en la temporada lluviosa alcanza dimensiones respetables, sobre un terreno a veces encajonado. Desde finales del siglo XIX, se hicieron esfuerzos por construir un puente sobre el referido río, sin éxito, ya que las crecientes lo destruían. Fue hasta la gestión del alcalde José Mártir Laínez en 1932, quien encargó al experimentado albañil, Juan Corea Isaula, para que construyera el puente, que ahora vemos, con una dimensión de 53 metros de largo por seis de ancho, descansa sobre dos arcos de estilo romano, bien logrados. “Para construirlo se utilizó ladrillo de barro y estuco, su base no tiene cemento, se usó una mezcla de arena de talpetate con agua de Cablote y cal”. Después del huracán Mitch se le hizo reforzamientos con hierro, se le fundió una loza, sin perder la estructura antigua”.

Candelaria y su primer alumbrado público
Entre 1958 y 1964, Candelaria tuvo su propio alumbrado público, aprovechando las aguas del río Pichigual, don Francisco Sibrían, logró instalar una turbina generadora de energía, suficiente para que el casco urbano, tuviera alumbrado público. Para esas fechas, también se instaló un molino para despulpar café en uva, incluso aún se conserva un canal por donde se distribuía el agua. Después de un enfrentamiento político en 1963 entre familias del lugar, pertenecientes, unos a la Guardia Civil y otros al Partido Nacional, hubo varios muertos. Don Francisco Sibrían era prominente líder del Partido Liberal, y le tocó emigrar a la ciudad de La Esperanza, lugar donde posteriormente vendió la turbina.

Atractivos turísticos
El lugar ideal para observar una amplia vista panorámica de Candelaria, es el cerro Cerique con 968 msnm, altitud que incluso permite ver hasta los pueblos adyacentes del vecino país. Sobre este cerro se han tejido muchas leyendas, aún se repiten narraciones, donde algunas personas, aseguran que en las faldas del Cerique, habita el duende, “algunos hombres han mencionado que también han sido perseguidos por la duenda”. También constituye un recuerdo trágico, las facciones armadas de los partidos tradicionales se enfrentaron en 1931, en la cima del cerro y dejaron un saldo trágico de 45 combatientes muertos. Se dice que una de las facciones fue liderada por Julio Cruz, seguramente comandante en ese entonces.

Por las características empinadas del Cerique, no es fácil alcanzar la cima, pero quizás con un proyecto de instalación de miradores y gradas de acceso, se podría potenciar como un destino turístico único en la región. Lo escarpado del terreno, también permite prácticas de acenso con lazos, a la fecha no se han denunciado aguas termales, tampoco cuevas.

Aguas termales cercanas
En el caserío de Agua Caliente de la aldea de San Lorenzo, se encuentra un nacimiento, tiene un recorrido de aproximadamente 6 kilómetros, desde donde nace hasta la desembocadura del río Lempa. Esta riqueza natural es compartida con Mapulaca, es fácil llegar al sitio, únicamente siguiendo la carretera que desde Candelaria conduce a Mapulaca a 11 kilómetros.

Candelaria y sus fiestas concurridas
Cada 2 de febrero se celebra en honor a la virgen de La Candelaria, llaman la atención las gigantes mojigangas, hombres y mujeres con máscaras y trajes excéntricos que bailan por las calles principales, al ritmo de instrumentos de cuerdas. Actualmente la oferta de eventos festivos ha aumentado y las principales calles se transforman en espacios para puestos de mercadería y comida. Mientras el 3 de octubre Día de San Francisco, los fieles se desplazan con el santo en procesión, por las calles citadinas. La fiesta es acompañada con desfiles bullangueros, música, cohetes, vivas, más las infaltables fiestas bailables.

Aportes reveladores en materia educativa
Es notable la presencia temprana de escuelas primarias en Candelaria, bajo el auspicio de distintos gobiernos. Por gestiones de vecinos ejemplares como Prospero Reyes, Jacobo Hernández, Arnulfo Alemán, Miguel López, Francisco Sandoval Burgos entre otros, en febrero de 1978 abrió las puertas el Instituto “José María Medina”. Institución pionera que aparte de formar miles de egresados competentes, también ha acompañado numerosas decisiones en beneficio del municipio. El año 2005 este instituto ganó el Premio Nacional de Seguridad Alimentaria, otorgado por la Alianza Contra el Hambre- ANCHA.

Apellidos frecuentes y compartidos
López, Díaz, Corea, Vásquez, Martínez, García son apellidos frecuentes en Candelaria, más otros apellidos advenedizos que al calor de la actividad comercial se han instalado, entre ellos Argueta, Hernández, Cruz y Del Cid. Incluso una rama de los Bonilla, entre otros proceden de El Salvador.

“Se recuerda que durante los años veinte y treinta del siglo pasado, los pobladores del sur de Lempira, visitaban San Vicente, (El Salvador), donde compraban bestias de carga, las traían y las comerciaban en Santa Rosa de Copán, de donde obtenían puros”. No debemos desconocer que antes de la guerra de 1969, el intercambio entre pueblos hermanos era determinante, tanto que en Candelaria hubo un Consulado salvadoreño, aparte de que el Colón se aceptaba como moneda normal.

A la fecha vecinos de Candelaria, visitan reiteradamente Sensuntepeque, Cabañas, ciudad que ofrece toda una infraestructura comercial, más servicios hospitalarios. Es frecuente que, desde Candelaria todas las semanas se viaje a El Salvador, para abastecerse de muchos productos. Seguimos considerando que el Estado hondureño, debe tener mayor presencia y ver con mayor responsabilidad a estos pueblos fronterizos, no se vale tenerlos abandonados.

Candelaria y sus prácticas agroforestales en la mira de diferentes países
Este sistema agroforestal, señalado Quesungual, por la aldea cercana a Candelaria, que pertenece a Gualcinse donde inició, gracias a la presencia del Programa Lempira Sur. Luis Álvarez Welchez, experto en suelos, encontró que los habitantes de la aldea referente y zonas aledañas, habían abandonado la práctica de rosa y quema para sembrar. Con la ventaja que ellos alcanzaban abundantes cosechas de maíz, frijoles y maicillo protegiendo el medio ambiente.

“El Sistema Quesungual nace de un proceso de aprendizaje compartido, donde tanto agricultores como personal técnico y agencias de desarrollo trabajaron juntos para desarrollar prácticas agroforestales que están mejor adaptadas a las condiciones locales y responden a las necesidades de sus usuarios. El Sistema Quesungual, es una modificación de los sistemas de agricultura migratoria (milpa) donde no se quema para iniciar el ciclo de cultivo y se usa la biomasa generada durante la limpieza de los campos como cobertura de suelo. Los cultivos anuales se siembran asociados a un componente leñoso dividido en tres estratos: arboles podados, arboles manejados para madera y fruta, y brinzales (regeneración natural). El Sistema Quesungual extiende el periodo de uso de la tierra, reduce los impactos de la agricultura sobre la erosión del suelo (particularmente en laderas), y mantiene suficiente vegetación arbórea para sustentar los procesos de regeneración natural. El Sistema Quesungual, podría ser una opción prometedora para mantener una producción de granos básicos en las zonas secas (…)”.

A la fecha, el sistema referido, ha sido replicado en varios departamentos de Honduras, igual especialistas de diferentes países, han llegado a Candelaria, para aprender sobre el manejo exitoso en la conservación de los recursos naturales.

¡A mi amigo y colega José María Bonilla, ciudadano ejemplar, promotor del Sistema Quesungual, abanderado del desarrollo de Candelaria!

Tapahuasca, San Lucas, El Paraíso, octubre, 2023.

1 Para ampliar se puede consultar Documentos Coloniales de Honduras. M Leyva, Héctor.
Páginas 64 y 284. Centro de Publicaciones del Obispado de Choluteca. 1991.
2 El cerro Cerique, alcanza 968 msnm, y sirve de límite entre Candelaria y Gualcinse, en
la parte màs alta carece de vegetación.
3 En varios lugares del país, a un “lugar plano y alto” se les denomina Azacualpa. En un
sitio con esas mismas características, cerca del cerro Jocón, se encuentra una planada,
se supone ahí estuvo Joconguera, sin que a la fecha se hayan encontrado vestigios
arqueológicos.
4 Vallejo. Antonio R. Anuario Estadístico de Honduras, 1989. Editorial Universitaria, 1997.
Pág. 74

 

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