Las acusaciones de Pepe Lobo

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31 de octubre de 2023
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12:10 am
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Las acusaciones de Pepe Lobo

Juan Ramón Martínez

Mel Zelaya y Pepe Lobo, han manejado las mejores relaciones. Personales y políticas. Ambos son de Olancho, miembros de una generación de agricultores y ganaderos, interesados en darle continuidad a los negocios de sus progenitores. Con diferente éxito. Y ambos, lograron la titularidad del Ejecutivo. Según Rodrigo Wong Arévalo, Mel siempre se ha referido a Lobo, como Porfi rio, en señal de respeto al ex gobernante nacionalista. Ambos tuvieron singular fi guración en la crisis del 2009. Lobo, presidente de la República, en su primera medida, lo trasladó de la embajada de Brasil a Toncontín, desde donde Zelaya fue llevado en avión a República Dominicana. Y cuando, Chávez y Santos, obligaron a Honduras a suscribir el Convenio de Cartagena, Lobo Sosa aceptó que Honduras regalaría a Zelaya un partido político; y que, no se le perseguiría por sus ideas. Es decir que, aunque de partidos diferentes, han mantenido buenas relaciones.

Por lo qué las denuncias de Lobo en contra de Mel, no han dejado de sorprender. También el silencio de Zelaya, ante las mismas, consecuentes con el respeto que le dispensa a su colega ex presidente de la República. O por miedo, cosa que no hay que excluir. Hasta los olanchanos, lo sienten. De ahí que, pese a que constituyen un golpe al hígado, no ha respondido; y nadie, ha salido en su defensa. No cabe duda que Lobo Sosa, reacciona ante una amenaza que proviene del inicio de una acción penal de parte del fi scal Luis Santos, que califi ca como el inicio de una persecución política en contra de la alta dirigencia del Partido Nacional. Y dirigida por Mel a quien reconoce, como todo el mundo, como el real gobernante. Por lo que, según la lógica de Lobo, todo lo que hace Santos, es ordenado por Zelaya. Agregando, además, que la persecución, según su juicio, tiene como propósito inmovilizar al Partido Nacional, en su estrategia continuista.

Es decir que, “quiere quedarse en el poder”. Lo más dinámico de las acusaciones de Lobo, además de los señalamientos anteriores, es la amenaza suya: si en el 2009 fueron los militares que lo sacaron de la titularidad del Ejecutivo, ahora – no agrega explicaciones – será el pueblo quien lo hará. Proyecta entonces, una visión de lo que cree que será el curso que seguirá Zelaya, en su estrategia continuista. Enfatizando, no en la fase electoral, sino que, en lo irregular. En la ilegalidad. Es decir que anticipa que Zelaya, romperá el orden constitucional; y, en consecuencia, será obligatoria la rebelión popular. La Constitución de la República, deja la ejecución de esta tarea, a las Fuerzas Armadas. El que el ex presidente nacionalista, haga caso omiso de esta institución, es un claro juicio de la forma y fuerza con la que Zelaya tiene sometida a la institución armada.

Que, esta vez, no responderá. Y, además, insinúa que la fi scalía general, que fuera quien iniciara la acción en contra de Zelaya en el 2009, no tendrá la fuerza y la responsabilidad que cuando la dirigió Luis Rubí, por lo que hay que anticipar el caos. Porque solo de esta manera es que, se puede entender la amenaza que será el pueblo quien saque a Zelaya – y a su familia—del gobierno. Las anteriores declaraciones, por la contundencia y la fuerza del contenido, así como por quien las ofreció, de manera deliberada y desde las ofi cinas del Partido Nacional, representa un reto claro en contra del Partido Libre y especialmente de Mel, su accionista principal. Reto que, si no se trata en forma amigable, deportiva y política, concluirá en una confrontación que puede terminar en guerra civil.

Lobo sabe que Mel, no es un hombre valiente; y que más bien, con un par de gritos, se rinde fácilmente, cosa en la que basa sus declaraciones, las más amenazantes que se le han hecho a Mel en toda su trayectoria pública. Lobo anticipa que Mel bajará la cabeza; con el sombrero en la mano, le sonreirá acobardado; y, negociará. Como siempre, cuando está amenazado por una persona o grupo que respeta. Lobo anticipa que Mel se correrá. Asustado. Explicando, porque no ha respondido. No solo por respeto al ex presidente, sino porque en cuanto a hombría, Lobo lo supera. Por ello, ha bajado los ojos. Teme provocar la furia de Pepe Lobo. A quien, teme.

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