Por: German Edgardo Leitzelar Hernández*
Desde una visión amplia y generalizada, la correcta metodología para aplicar normas de orden constitucional implica que se les dé a estas un enfoque profundo y riguroso que comienza con la debida interpretación de la Constitución a través de métodos con carácter hermenéutico, considerando plenamente su texto, el contexto, la historia y su propósito originario. Hecho lo anterior, se deben identificar y analizar las normas constitucionales que sean más relevantes para el caso en cuestión, estos sin dejar de tener en cuenta los principios constitucionales y los derechos fundamentales que se vean involucrados en el caso concreto. Posteriormente, se deben evaluar las posibles colisiones con la totalidad de las normas constitucionales y así determinar si existen restricciones o limitaciones implícitas en la propia Constitución.
Una vez completado este proceso, se debería examinar la jurisprudencia constitucional, decisiones previas de los tribunales para guiar adecuadamente la interpretación y aplicación de las normas constitucionales, siendo además importante considerar la jurisprudencia que este consolidada y opiniones de expertos en materia constitucional.
Finalmente, toda metodología correcta, lleva implícita la aplicación de la norma constitucional de una forma coherente, justa y equitativa, respetando siempre los principios fundamentales de la Constitución y garantizando la protección de los derechos y libertades individuales. En todo momento, se debe mantener una visión de conjunto que asegure a la sociedad coherencia e integridad del ordenamiento jurídico constitucional.
De no aplicar la metodología correcta al aplicar o hacer uso de las normas constitucionales, las consecuencias que vienen son graves tanto en lo jurídico como en lo social y político. Entre muchas de estas consecuencias podemos señalar que aplicar antojadizamente nuestra constitución incluye: Violación a derechos fundamentales, Inseguridad jurídica, Crisis institucional, Debilitamiento del Estado de derecho, Pérdida de legitimidad del gobierno, Conflictos y tensiones sociales, entre muchas cosas más, entonces es aquí donde cabe la pregunta, ¿Los llamados a ejercer las funciones legislativas se comportan de acuerdo a lo antes expuesto?
La incertidumbre permanente en cuanto a la interpretación y aplicación de la Constitución que viene de los propios diputados y quienes dirigen el congreso dificultan la debida estabilidad del orden jurídico, van erosionando cada vez más la confianza de la ciudadanía en lo que es o debería ser el sistema legal. La ausencia de una adecuada aplicación de nuestras normas constitucionales da lugar a conflictos y tensiones entre los poderes del Estado, como el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, lo que ha venido desencadenando crisis institucionales y políticas y que hoy montan un teatro de señalamientos y críticas vacías de buenas intenciones con la patria, se gesten gobiernos cada vez más autoritarios o que pretenden convertir a nuestra Constitución en su manual de cómo estar bien mientras destruyo a toda una nación. Continuar en este juego propio de adolescentes que necesitan demostrar e imponer su razón a toda costa, está llevando a nuestra maravillosa patria a un punto de no retorno y que podemos ver en otras latitudes pero que dolerá como nada cuando finalmente nos ocurra.
La valoración y el cuidado de nuestra Constitución es esencial, es la vida misma del orden democrático, es la existencia y respeto a los derechos y libertades individuales, y por supuesto la fuente primera de la estabilidad política para nuestro pueblo. Nuestra Constitución es el alma del Estado y el estado somos todos: El gobierno que ostenta el poder político, El pueblo que es el que delega ese poder político, El territorio que es donde aplica nuestra carta magna y el Estado de derecho que legitima todo basando su organización en la división de poderes independientes y complementarios que son el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Todo debe girar en torno de valorar y cuidar nuestra Constitución. Pero esto no ocurrirá mientras no exista verdaderamente un compromiso continuo con sus principios, su respeto y su protección. Sin una Constitución sólida y respetada nunca se alcanzarán la estabilidad y el bienestar de toda nuestra nación. Basta ya de interpretaciones antojadizas, basta ya de celebrar “goles” políticos, exijamos respeto a lo que respeto requiere y que además se actúe con vocación de servicio hacia la nación y hacia las mayorías creando condiciones de bienestar comunes a todos, no más polarización, no más dividir a nuestra gente, unidad y respeto son la base para lograr ese desarrollo que ansiamos los hondureños.
“CONSTRUYAMOS UNA VERDADERA DEMOCRACIA”
“EXIJAMOS EL RESPETO A NUESTRA CONSTITUCION”
*Abogado laboralista independiente