El billete, un papel impreso con valor nominal usado como medio de pago, es también un símbolo económico peculiar de la participación internacional de un país, como un distintivo nacional, y cada país lo edita con las bondades que posee.
En octubre de 2019 el presidente del Banco Central de Honduras, Wilfredo Cerrato, anunció a la nación la emisión del billete de 200 Lempiras, aprobado por el directorio de la entidad y lo presentó a su circulación en septiembre de 2021, como conmemorativo al Bicentenario de la Independencia de la Corona española.
Al conocerse el mentado billete, mostró en su diseño diversos motivos temáticos poco atrayentes, dispares y poco alusivos al motivo del bicentenario histórico. Más bien en el anverso se muestra una exhibición de flora y fauna con las figuras del ave nacional, tres guacamayos volando (ara macao), sobre meandros en la Biósfera del Río Plátano (Patrimonio UNESCO de la Humanidad, 1981) y en su reverso se ve un ignoto edificio del gobierno provincial en 1821 ubicado en Comayagua, se escribe la frase desierta “Viva la independencia” y expone todo un simulacro al fomento de la educación al mostrar a un grupo de escolares uniformados cargando mochilas (camino a su casa) y saludando a la bandera en compañía de una profesora lisiada arrellanada en una silla de ruedas (¿inclusión?), todos ellos sobre un libro abierto con la palabra EDUCACIÓN, más la denominación del billete en alfabeto Braille.
La referencia al Bicentenario no se evidencia de forma directa, mencionándose solamente en frases que sirven de achurado en el reverso repitiendo la expresión “BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE HONDURAS…” que se tienen que leer con lupa.
Pero ahora, en una clara actitud de mercadeo político popularista, el gobierno que vivimos intenta reeditar prematuramente el billete de L200.00, modificando el actual diseño con un esbozo parecido que incluirá los mismos guacamayos y otros elementos repetidos, pero agregando el rostro y mérito de una supuesta heroína circunstancial (ambientalista ludita) no certificada, ex encargada de una ONG, que fuera recientemente asesinada (2016), en una oscura y compleja trama delictiva en la cual se involucran perjuicios ambientales, sospechas de extorsión empresarial, leyendas indígenas, evidente sicariato y perversas manipulaciones administrativas y cuya investigación policial, procesal y judicial no está aun totalmente dilucidada, desconociéndose los motivos, pormenores y los actores principales del funesto crimen, corriéndose el riesgo nacional de que en un futuro, las investigaciones involucren a los mentados protagonistas en la ejecución de actos dudosos, suscitándose la descalificación política y cívica del bil
lete, al encontrarse circulando internacionalmente, y nos sigan viendo como una nación de malhechores (ver el caso de la “visa” a CR).
De reeditarse el billete de doscientos Lempiras sin ningún control de calidad moral en sus conceptos (abogacía del diablo), tal como actualmente pretende el BCH, la desventura de su edición podría originar a su alrededor un aurea negativa, como una “Leyenda Negra” en el mundo numismático, nefasta para la imagen del país y la nobleza de la mujer hondureña como actor principal del billete, el que ya cuenta con suficiente potencialidad escandalosa y parafernalia viciosa, haciéndolo una joya para los coleccionistas externos al conocerse otros de sus elementos distintivos que también anuncian sospecha sobre la moral de administración monetaria nacional, cuando varios de los protagonistas oficiales que promueven y avalaran el billete (todas damas), son funcionarios que alguna vez han estado envueltos en actos administrativos de incierta honestidad. Todo un desaguisado. A saber:
-El diseño original y el reeditado muestran al GUACAMAYO como actor principal del billete, con el recelo de haber sido una promoción estética personal del presidente de la República del momento, actualmente preso en NY por asuntos de narcotráfico, quien supuestamente era promotor de una granja de cría de esas aves. (ver foto)
-Sobre la Reserva de Río Plátano, Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, se denuncia como una aislada región invadida con ingentes plantaciones clandestinas de arbustos de coca y laboratorios de droga (ATIC 2022).
-La secretaría (ministra) de Finanzas, que avala el billete original (RITM/SEFIN, 2022), ha sido implicada como participante importante en un funesto tramite de compra de varios “hospitales móviles”, teniendo que rendir declaraciones ante la ATIC por avalar las fugaces transacciones de pago ante el BCH, una estafa millonaria al país en infraestructura médica que aún está siendo investigada por la Fiscalía (El Libertador, 4-02-2022, La Prensa, 24-07-2020) (ver foto)
-La presidenta del BCH, que deberá de firmar el nuevo billete (RPS, 2023), fue acusada, ajusticiada y enviada a prisión a la cárcel de Támara en 2018, por el delito de fraude en perjuicio del Estado en el manejo de recursos del FHIS. (Tiempo, 1-02-2018, El Heraldo, 04-07-2015).
-La secretaría de Finanzas para el nuevo billete (RRMG, 2023), ha sido involucrada en negociaciones contractuales con Odebrech, una firma brasileña investigada por USA, por pagar coimas y sobornos a funcionarios de varias naciones americanas (El Heraldo 30-07-2018, Wikipedia) y también por haber recibido 2 millones de lempiras del “Carretillazo”, un escándalo de corrupción por una millonaria cantidad de dinero extraído en carretillas de las arcas del BCH (La Prensa 13-08-2014). Un caso de corrupción pendiente, investigado por la MACCIH en su momento (Tiempo, 28-03-2017).
Sobre el directorio del BCH, conformado por tirios, veterinarios, estalinistas, poetas y troyanos, nada que esperar de ellos que tengan una visión sobre el billete. Ellos toman agua de Perrier y parecieran no involucrarse ni entender sobre la concepción estética, ética, gobernativa e histórica de la edición de los billetes y sus refinamientos pictográficos, por lo que estos se imprimen por obediencia y por criterios técnicos, políticos y administrativos aislados, sin una sistematización oficial dada por la gobernación de la institución (BCH).
Ya otro billete hondureño anterior mostró en su concepción una funesta simbología mujeril, cuando en el año 2000 se imprimió un nuevo diseño del billete de veinte lempiras: “UNA NUEVA HONDURAS SE LEVANTA” (frase supuestamente alusiva al huracán Mitch) y dedicado al CINCUENTA ANIVERSARIO DEL BCH, pero en el cual se muestra una deformación conceptual en la inclusión femenina, al intercalar la débil figura de una mujer descalza con vestimenta cotidiana (quizás una aseadora), bregando en un trabajo forzudo para ayudar a cuatro musculosos obreros semi vestidos en la recia labor de elevar una pesada estructura de piedra, una alegoría afrentosa y agresiva de la figura, función y responsabilidad femenina en esa nueva Honduras que se levanta (Ver figura).
Habrá que esperar una noble e inteligente decisión de nuestro Banco Central, sobre la intención de esa reedición del billete de 200 lempiras, y considerar las palabras sabias de Julio César, en un comentado affaire marital de hace XX siglos, cuando el Emperador expresó que “La esposa del Cónsul romano no solamente debe de ser honesta sino que parecerlo”, e igual que nuestros billetes, y no proseguir con el nuevo diseño Perrier, aprobado por su variopinto directorio, y dejar que la vida quede como está, con vuelos de guacamayo.
Mauricio Babilonia.
Cerro Juanalainez, Villa de San Miguel de Heredia.