Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
La afinidad del expresidente Zelaya Rosales con el bloque de países de izquierda latinoamericanos, más el golpe técnico de Estado que le dieron para terminar su mandato antes de concluir el periodo presidencial que le correspondía, lo llevó a aliarse con los líderes del FNRP, vinculados orgánicamente con los gobiernos de Cuba y Venezuela, con los líderes magisteriales liberales alineados con él y con miembros de organizaciones de la sociedad civil que mostraron solidaridad a la hora de concretar el acuerdo de Cartagena. Y de tal coalición de fuerzas gremiales y de sociedad civil, nace el Partido Libre.
Al organizarse el Partido Libre, se comienza a producir la “estampida política gradual” de adeptos del Partido liberal. En otras palabras, surge la huida impetuosa de militantes liberales insatisfechos con el proceder de los dirigentes de la organización partidaria liberal.
Sin duda alguna, la estructura del liberalismo enfrenta una fractura no solamente organizativa, pero igualmente doctrinaria. El golpe político dado al expresidente Manuel Zelaya, puso en entredicho, los principios liberales y atrajo membresía de liberales para formar parte del nuevo partido, el que ofrecía un nuevo enfoque político ideológico. Y precisamente al hacerlo, en Honduras, se hizo posible instaurar una organización partidaria que, unifica a las bases gremiales y ofrece una nueva postura política orientada hacia la izquierda, con posibilidades más efectivas de participar en procesos electorales y ganarlos.
El Partido Liberal al nacer el Partido Libre, entró en un proceso de crisis política prolongado que demuestra una pérdida de posicionamiento electoral y debilitamiento en su identidad partidaria. En la medida en que se fortalece el posicionamiento de la ideología socialista que promueve Libre, el liberalismo se enfrenta con el dilema político de tener que recuperar el posicionamiento electoral, demostrando posturas políticas que le hagan verse como una alternativa ideológica digna y atractiva para atraer miembros.
Ya lo decía anteriormente al analizar la perspectiva futura de la derecha en Honduras: hay que politizar el ideario con posturas políticas alternativas que superen la propuesta refundacional del Partido libre. Demostrar con talento ideológico la nueva postura humanista que tienen, y cómo la libertad de las personas, se enriquece más fortaleciendo la interacción de tales libertades con otras funciones esenciales de la vida comunitaria, como son la solidaridad y la empatía, que pueden servir para acrecentar las oportunidades de los menos privilegiados en la sociedad, promoviendo el desarrollo económico y el papel del Estado en las regulaciones, y por lo general, ubicándose con sus posturas políticas, que se inclinen al progreso económico, la igualdad jurídica y social. Es decir, hacia una postura ideológica más democrática e incluyente que la socialista.
Actualmente, el Partido Liberal al rechazar a hacer cogobierno con LIBRE, se coloca en una oposición política que le da ventaja para establecer coaliciones estratégicas y ganar una mejor correlación de fuerza política.
El liberalismo, necesita actuar con una mayor beligerancia opositora evidenciando una orientación política nada oportunista, pero si coherente con los intereses que tenga el liberalismo, los que no son amigables con los intereses de los ideólogos marxistas. El país necesita un Partido Liberal capaz de defender un sistema de dominación política democrático, transparente y justo, con una postura política firme ante actos ilegales de corrupción y asociación con el narcotráfico.