Por: Otto Martín Wolf
Los dictadores Adolfo Hitler de Alemania y Joseph Stalin de Rusia, habían firmado un pacto de no agresión que Hitler no respetó.
Los rusos defendieron su patria como corresponde, a sangre y fuego, como pudieron, enfrentando que en ese tiempo era considerado invencible.
La calidad de un ejército no se mide por la cantidad de tanques, balas bombas y soldados que pueda tener, la verdadera medición se da en el campo de batalla.
Como es lógico, el comportamiento de los ejércitos es diferente, dependiendo de dónde y por qué estén peleando.
El Ejército cubano, por ejemplo, es magnífico para mantener su pueblo sojuzgado, ahí son valientes hasta el extremo.
Pero, en el pasado, cuando el dictador de ese tiempo -Fidel Castro- envió soldados cubanos a pelear a Uganda – en África- su comportamiento fue diferente.
¿Qué le puede interesar a un hombre arriesgar su vida, para defender causas en un país cuyo idioma ni siquiera habla? (Ahí se habla inglés y algunos dialectos tribales, incluyendo el suajili)
Castro los mandó selectivamente, sólo negros, para que su presencia no fuera muy rechazada como podría pensarse sucedería con blancos.
Fidel era muy bueno para calificar las cosas según sus intereses, esos invasores, en una aventura africana, a miles de kilómetros de su patria, verdaderamente era un ejército de mercenarios, bautizado por Castro con el romántico nombre de “Internacionalistas”.
No se sabe cuántos cubanos murieron en Uganda, las cifras oficiales dicen que fueron poco menos de tres mil, se calcula que en realidad hubo más de 30 mil muertos.
No se puede descartar que algunos se hayan mezclado con la población y escapado para no tener que regresar a Cuba.
El Ejército de la Roma antigua en gran parte estaba constituido por soldados a sueldo, quiero decir mercenarios y eso se veía como más o menos normal, sobre todo porque Roma tenía en realidad pocos habitantes y sus excursiones guerreras abarcaron casi todo el mundo conocido en esa época.
Sólo los comandantes eran auténticos romanos, los demás eran mercenarios.
Bueno, vamos al tema. El magnífico Ejército ruso, que defendió su patria de los nazis en forma heroica, participando -junto con la población rusa- en gestas como la lucha por la entonces ciudad de Stalingrado (llamada así por Stalin, desde luego), en una batalla casa por casa que duró más de cinco meses y que significó la primera derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
Ahí cayó el sexto Ejército alemán, unos muertos a tiros y bombas y otros congelados por el terrible frío y algunos hasta de hambre.
Los rusos jamás entregaron Stalingrado, aún en los peores momentos de la larga y terrible batalla. ¡Claro! Estaban defendiendo su patria, como lo haríamos todos ante un ejército invasor.
La ciudad quedó destruida casi en su totalidad, pero lo peor sucedió con la moral de los alemanes, al darse cuenta de que no eran invencibles.
Hace casi dos años los descendientes del prestigioso Ejército ruso fueron enviados a combatir en el extranjero, atacaron Ucrania sin ninguna provocación y sin otro motivo aparente que “la gloria” del presidente Putin, quien ofreció regresar a Rusia la grandeza de otras eras.
El gobierno ruso calificó la invasión como una “Operación Militar Especial” que llevaría a cabo en Ucrania un proceso de “des-nazificación”, calificando a ese país de nazi y olvidando que el propio presidente es judío, quienes son odiados por los nazis.
Con seguridad los altos generales -y el propio Putin- pensaron que era un paseo de campo y que Ucrania caería en un par de semanas, se equivocaron.
El Ejército de Ucrania, en evidente desventaja, se defendió con la misma fuerza que los rusos, defendieron la suya y como cualquier ciudadano bien nacido defiende su patria.
La juventud rusa no aprobó ni apoyó esa guerra innecesaria y no provocada; cientos de miles -se calcula que más de 800 mil- han huido a países vecinos para evitar ser reclutados y enviados al frente de batalla.
Por esa razón Rusia se ha visto obligada a contratar soldados extranjeros, en especial el infame Grupo Wagner, ejército mercenario cuyo líder murió en un extraño accidente, cuando el avión privado en que viajaba “explotó” en el aire, después de que se había enfrentado a Putin por cuestiones de poder.
El otrora prestigioso Ejército ruso, ese que venció a Hitler en Stalingrado, ha caído en la vergüenza de tener que buscar apoyo en mercenarios, algunos de los cuales también pertenecen al ejército cubano.
La gloria buscada por Putin se ha convertido en un desprestigio y vergüenza para el Ejército ruso… ellos son ahora los nazis invasores.
Mercenario: Aquél que lucha por dinero sin motivación ideológica. Soldado de fortuna.