Estoicismo

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6 de noviembre de 2023
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12:05 am
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Estoicismo

Por: Rodolfo Dumas Castillo

La semana pasada estuvo marcada por eventos traumáticos para el país. Mientras conmemorábamos el 25 aniversario de la devastadora tormenta que postró a la nación, otra combinación de fenómenos meteorológicos descargaba copiosas cantidades de agua sobre suelos ya saturados. Al redactar estas líneas, rogamos que esta nueva tempestad no cause mayores estragos y confiamos que Dios protegerá las vidas de aquellos expuestos a las inclemencias naturales. En aquella ocasión, el gobierno y el pueblo, con unidad de propósito y admirable estoicismo, lograron sobreponerse a la desgracia, reconstruir el país y sentar las bases para un crecimiento económico que posteriormente se interrumpió.

Tan perjudicial como los eventos climáticos, es el comportamiento de nuestra clase política que, con los mismos vicios y resabios que tanto censuraron en el pasado reciente, ahora designan autoridades sin alcanzar los consensos a que están obligados por mandato constitucional. Con claro menosprecio por las reglas democráticas, optan por argucias y “vivezas” para lograr sus objetivos. En este caso, aunque el propósito fuese noble, los medios empleados no justifican el perjuicio infligido a la credibilidad de los ciudadanos en la institucionalidad ni el menoscabo de la confianza en la seguridad jurídica del país, con las lamentables consecuencias que esto acarrea para la economía, ya sumida en un estado calamitoso y con enormes desafíos.

Cómo en el pasado, cuando se presentaron abusos similares, inclusive algunos más graves, la generalidad de la ciudadanía no comprende o no le interesa el tema. Se preguntan, ¿Y a mí eso en que me afecta? ¿Qué me importa quién es el Fiscal? Claro, hasta que se ven en la necesidad de buscar justicia. La comunidad internacional expresa su “preocupación” y nada más. El país sigue adelante, dando tumbos, sin resolver lo que más preocupa a los ciudadanos: empleo, salud, seguridad, educación, servicios públicos, agilidad administrativa y un entorno adecuado para los negocios y la atracción de inversiones.

Claro está, los trabajadores, profesionales independientes, estudiantes, empresarios y demás ciudadanos no podemos detenernos solo porque nuestra clase política sea disfuncional; la vida continúa, y es el trabajo el que realmente genera prosperidad. Aunque cada día miles optan por irse de Honduras, la gran mayoría permanece aquí, enfrentándose a todas las adversidades naturales y a los obstáculos generados por un aparato estatal ineficiente. No importa si la administración pública se niega a modernizarse, simplificar y eliminar trámites, mejorar la calidad de los servicios públicos, rendir cuentas, actuar con transparencia y ética, combatir y prevenir la corrupción, implementar sistemas de gestión de riesgos o simplemente actuar con la competencia que merecen los contribuyentes; el pueblo hondureño, con ese mismo estoicismo desplegado hace 25 años, continúa esforzándose por salir adelante.

Marco Aurelio nos legó esta sabiduría: “El impedimento para la acción fomenta la acción. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino.” En otras palabras, los desafíos no son simples contratiempos, sino oportunidades para el crecimiento, mientras que el obstáculo se revela como el camino mismo. La filosofía estoica puede guiarnos para reinterpretar los retos actuales como momentos propicios para el crecimiento, adquirir conocimiento, cultivar la fortaleza interior y la adaptabilidad, promover la educación cívica, la participación ciudadana, la comunidad y la transparencia, entre muchas otras. Nos proporciona un marco que empodera a los ciudadanos para enfrentar desafíos, mientras les permite mantener su integridad, actuar de manera efectiva en lo que pueden controlar y encontrar oportunidades para el crecimiento personal y comunitario, incluso en situaciones difíciles.

A finales de su vida, tras una cirugía, a Theodore Roosevelt le comunicaron que podría quedar confinado a una silla de ruedas. Con su característica efusividad, respondió: “¡Está bien! ¡También puedo trabajar de esa manera!” Así es como podemos enfrentar incluso los giros más devastadores del destino: trabajando dentro del espacio que nos queda. Nada puede impedirnos aprender. De hecho, las situaciones difíciles a menudo ofrecen oportunidades para adquirir conocimientos de formas únicas, aunque no sean las ideales. Por todo esto, la educación sigue siendo el punto de inicio para una mejor Honduras.

Correo: [email protected]

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