Por: Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
Dios no nos ha dado espíritu de cobardía; sino de poder, de amor y de dominio propio. Por ello nuestro Dios Jehová nos dio libre albedrio para que razonáramos y discerniéramos con lógica absoluta.
Solo fijémonos como la naturaleza se desencadena y no podemos alcanzar lo mínimo que se nos presenta como prodigio de una noche sin mañana.
La naturaleza desatará su furia con intensidad creciente durante la próxima década. Habrá cortos periodos de alivio, pero casi todos los días la humanidad presenciará la furia de la naturaleza en algún lugar de la tierra. Estos cambios que habrá de superar records, estarán por encima y más allá de todo lo conocido en el pasado.
Habrá inundaciones, huracanes y tornados, que destruirán cosechas, animales, y mucha fauna silvestre, haciendo que los precios aumenten más todavía y que algunos especialistas en la materia sugieran que la naturaleza está perdiendo su equilibrio.
El tiempo retornará gradualmente más difícil de pronosticar. Aparecerán repentinas tormentas sin previa advertencias. Olas de frío que batirán récords se afirmarán sobre las regiones más meridionales, y zonas del norte experimentarán olas de calor que superarán marcas.
Habrá periodos de alivio en el que los hombres dirán: Las cosas permanecen así como desde la misma fundación de la tierra. No hay nada de insólito en lo que está ocurriendo, así que vivamos junto a la naturaleza.
Esta demostrará ser la mayor guerra del género humano. Será una guerra de la naturaleza contra el hombre. Y aun cuando Dios promete no abandonar nunca a los hombres, dará la impresión de que así lo ha hecho. Yo creo en lo más profundo de mi corazón y con razonamiento lógico que el mundo que se nos avecina será más complicado que el que estamos viviendo. De una cosa se puede estar muy seguro -no habrá otra cosa sino un total empeoramiento de las condiciones atmosféricas, un incremento en los terremotos, desastres inexplicables, y solo breves periodos de alivio. ¡Sé que lo que yo digo es la pura verdad y me remito ceñido como creo en JESUCRISTO mi Dios!
(…) en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrán hombres amadores de sí mismo (narcisistas como “Mel” y “Redondo”, vanagloriándose, soberbios, blasfemos, desobedientes de la palabra de Dios, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella (…).
Sería bueno que comenzaran a orar y les doy un modelo de oración sincero: Oh. Señor Jesucristo, con toda honestidad no sé cuánto yo quiero cambiar realmente, pero sé que tengo que cambiar. Pero si te pido escucha el clamor de mi corazón y no mires mis culpas, sino mis necesidades. Perdóname y sáname. Te confieso que no estoy viviendo en conformidad con tus mandamientos, ni tampoco sigo realmente tu palabra. Pero acéptame así como soy y haz conmigo lo que quieras hacer. Te abro la puerta de mi corazón y te invito a que entres en él. Amén.
Esto es todo lo que pasa en este mundo porque el hombre se olvidó de Dios. Este gobierno sin gobernanza alguna desde principio de la juramentación negó que la palabra de Dios estuviera presente y poder bendecir su mandato. La corrupción en círculos gubernamentales existe; el desenfreno que se manifiesta y provoca terribles desórdenes políticos, como en el “Congreso Nacional espurio y nefasto presidido por un neófito desenfrenado igual que el que lo dirige es un “leviatán”.
El mañana no será mejor. La visión que recibo es vislumbre del hombre que está manifiesto en la actualidad son ajenas del hombre y de las predicciones: Tienen acento muy familiar. ¿Qué pasará? ¿A quién le acontecerá? Le proporcionará una asombrosa relación de lo que estoy develando, que es la verdad que pronto podrá confirmarse a través del tiempo que nunca se detiene como los equinoccios donde nacen los rayos del sol. El hombre es incapaz de regular la vida.
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