Por: German Edgardo Leitzelar Hernández
Se hace un llamado a fomentar la unidad social y a que se actúe con responsabilidad política. La polarización social es un fenómeno complejo que, si bien es una realidad y parte de la evolución de la humanidad por su arraigo en muchas etapas de la historia de la humanidad, en esencia es representativa de la división de las sociedades en distintas facciones que expresan creencias y opiniones opuestas que van creando peligrosas brechas en una nación. Cuando la polarización se lleva a extremos puede desencadenar enormes niveles de violencia y, en ocasiones, incluso podría llevar a un país a una guerra civil.
Esta división se nutre de diversas fuentes, como las diferencias socioeconómicas, políticas, étnicas, religiosas e ideológicas. Cuando estas diferencias se exacerban y no se abordan adecuadamente, la violencia puede surgir como un medio de expresión para aquellos que se sienten marginados o amenazados. Los líderes políticos y los medios de comunicación también desempeñan un papel crucial cuando se prestan a explotar estas divisiones para obtener beneficios personales o ventajas políticas.
La violencia es una consecuencia directa de la polarización social y puede manifestarse en diversas formas, desde disturbios hasta discriminación sistemática. La propagación de desinformación y noticias falsas en las redes sociales también aumenta la hostilidad entre los grupos polarizados. A medida que la desconfianza y el odio se intensifican, la sociedad se precipita hacia una espiral descendente que podría desencadenar en una tragedia impensable.
Una guerra civil representa el extremo más sombrío de la polarización y la violencia en una sociedad. Se desencadena cuando los grupos enfrentados buscan resolver sus diferencias de manera violenta y destructiva, llevando al país a una lucha interna devastadora. Los efectos de una guerra civil son catastróficos, empezando por causar la pérdida de vidas, sigue la destrucción de infraestructura generando crisis humanitaria y un trauma que perduraría por un largo tiempo en la población que la sufra.
Evitar que la polarización social evolucione hacia la violencia y posible guerra civil, es esencial y se logra tomando medidas preventivas. Promover diálogos constructivos y tolerancia entre los diferentes grupos, generar acceso equitativo a oportunidades y recursos, educar a la población en valores de cívicos de respeto y empatía, así como la regulación responsable de los medios de comunicación son acciones fundamentales para abordar este problema.
Es definitivo que la polarización social representa una amenaza seria que puede conducir a la violencia y la guerra civil. Sabemos que construir una sociedad cohesionada y pacífica exige un esfuerzo colectivo para reconocer nuestras diferencias y trabajar juntos en pos del bienestar común. Si no afrontamos este desafío de manera efectiva, corremos el riesgo de perder nuestra humanidad y sumergirnos en la oscuridad de la intolerancia y el conflicto, aspectos de los cuales ya tenemos suficientes muestras a nivel de nuestra sociedad.
Hoy más que nunca necesitamos multiplicar el nivel de conciencia ciudadana y empoderados de ese sentimiento y conducta y hacer ese llamado a nuestras autoridades. Les pedimos que escuchen el ruego de este pueblo y nos dirigimos a ustedes con la esperanza de que reconozcan la importancia de salvaguardar las garantías constitucionales y el derecho fundamental a la oposición en nuestra nación. La democracia se sostiene sobre estos pilares, permitiendo que las voces disidentes se expresen sin temor a represalias.
Siendo testigos de actitudes y acciones que amenazan estos derechos fundamentales en tiempos recientes. La criminalización y persecución de voces críticas, junto con la restricción del acceso a la información, son tendencias inquietantes que socavan los principios democráticos.
Instamos pues desde una instancia ciudadana a que nuestras autoridades garanticen la protección plena de las garantías constitucionales y el derecho a la oposición en nuestra nación. Abogamos por que actúen con respeto y construyan un clima de diálogo y tolerancia, donde todas las voces puedan expresarse libremente, sin importar sus diferencias políticas o ideológicas respetando plenamente la diversidad de opiniones y el derecho a la disidencia que son esenciales para el progreso y la construcción de una sociedad más inclusiva y justa.
Como ciudadanos, es nuestro deber proteger y defender estos valores democráticos que fortalecen nuestra nación. Esperamos que, con su compromiso y acción, podamos forjar un futuro en el que el respeto a las garantías constitucionales y el derecho a la oposición sean una realidad innegable para todos los ciudadanos de nuestra nación. Y sin duda no debemos olvidar que el trabajo esencial comienza con generar una consciencia colectiva en donde todos sepamos que es primordial que el pueblo en general, el pueblo que somos todos los hondureños hagamos nuestro esfuerzo y pongamos nuestro grano de arena comportándonos en consecuencia a los valores expuestos y dejando de ceder a las provocaciones que nos dividen y que solo representan actos de aquellos que en verdad no aman a nuestra patria ni a sus habitantes.
“POR LA UNIDAD NACIONAL EN PRO DEL CRECIMIENTO DE NUESTRA PATRIA”
Abogado laboralista independiente