Cnel. de Av. ® José A. San Martín F. *
“Las Fuerzas Armadas (FFAA) no son democráticas”, nos decía hace algún tiempo un comandante en jefe de nuestro país. Pareciera que muchas personas, ciudadanos civiles y, aunque no lo creamos, algunos militares también consideran que la institución militar es y debe ser democrática. Este concepto proviene de la falta de comprensión del significado de “Democracia” y de la razón o propósito de la existencia de las FFAA. En este sentido, de manera práctica y sencilla, pretendemos aclarar estos criterios para ubicarnos dentro del conocimiento que debemos tener sobre la razón de ser de nuestras instituciones armadas, FFAA y Policía Nacional (PN).
Sabrá Dios el porqué, pero todos los países poseen fronteras que los delimitan geográficamente, que nos dividen; desconfiamos unos con otros, en donde el más fuerte y numeroso prevalece sobre el menos fuerte y con menor población. Se crean, entonces, las Fuerzas Armadas para defendernos de quienes nos quieren agredir por las razones que sean. El país, organizado, crea sus FFAA para su defensa. Hoy día, por los avances tecnológicos, el tamaño del país no determina, necesariamente, que sea el más fuerte por su tamaño ni la abundancia de su población. Su fuerza está determinada por cuan poderosa son sus FFAA.
Los ejércitos tienen su génesis por una razón especifica, proporcionar seguridad a los estados, a sus componentes. Sin embargo, lo han sujetado al control político de la nación para evitar su descontrol. No obstante, la historia nos ha demostrado que el verdadero poder es el de las armas y que su empleo, bueno o malo, radica en la sensatez, sapiencia, madurez y experiencia de quienes están facultados a utilizarlas, civiles o militares. Por desgracia, en algunos países las Fuerzas Armadas han sido empleadas para someter la nación a los caprichos y ambiciones de políticos y militares.
La organización y empleo de las Fuerzas Armadas sigue un patrón estricto de jerarquía vertical en la toma de decisiones, nada democrática. Los jefes militares que las comandan son seleccionados mediante un procedimiento, se supone, basado en ciertos e importantes factores (antigüedad, experiencia, méritos, comportamiento ético y moral, profesionalización, etc.). Sus comandantes dedican gran parte de su vida estudiando, siendo parte integral de las FFAA. Las conocen perfectamente, sus fortalezas y debilidades, y comprenden las consecuencias de su bueno o mal empleo.
La clave para mantener robustas y bien utilizadas a las FFAA, no depende del tipo y modelos de armas ni de su poderío militar, sino de la calidad de personas que las dirigen, civiles o militares. Naturalmente que existen bastantes elementos alrededor de este concepto, sin embargo, tácitamente así es.
Nuestro país, con una incipiente democracia, en donde prevalecen los intereses políticos egoístas y de corrupción, es víctima de aquellos que se han mantenido en el poder político o siempre buscando febrilmente hacerse de él, o conservándolo a perpetuidad. Hace unas breves décadas, esta circunstancia llevó a un buen soldado de la FAH, excomandante en jefe de nuestras FFAA, el general Walter López Reyes (QEPD) a expresarle a los políticos, frente a la amenaza de violentar nuestras leyes, “Aprendan a vivir en democracia”; advirtiendo que las FFAA no estaban dispuestas a apoyar ninguna transgresión a la norma constitucional. Excelente ejemplo de respeto a las leyes y a la nación expresado por un militar.
La falta de liderazgos honestos entre los protagonistas políticos de hoy ha llevado a que nuestra patria se haya convertido en campo de juego para que los ambiciosos de poder se la disputen; y que ahora también intervienen, como carta escondida pero importante para ganar la partida, los intereses político-ideológicos de quienes desean, desde allende nuestras fronteras, tomar participación en el control político militar de la nación. ¿Político militar? Sí, porque el poder político no puede ser propiedad absoluta de nadie si no va acompañado del militar. He aquí la razón del porqué se han sostenido las dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Entonces, lejos de relacionar a las FFAA con la democracia y de concentrarlas bajo la egida política para mantener la armonía y estabilidad de la nación, es vital que se mantengan bajo el comando de militares honestos y capaces para evitar ser manipuladas y utilizadas por políticos que buscan a toda costa secuestrar a la nación y vivir a costa de ella. Las Fuerzas Armadas se vienen a constituir en el elemento estabilizador que permite que el juego político sea limpio, sin zancadillas ni chanchullos, observando atentamente que los equipos cumplan con las reglas del juego para que gane el mejor. Políticamente hablando, las Fuerzas Armadas no son democráticas, pero sí son el factor determinante y vital, para protegerla y mantenerla.
*Excomandante general FAH