Conflictos: ¿Verdad o medias verdades?

MA
/
15 de noviembre de 2023
/
12:09 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Conflictos: ¿Verdad o medias verdades?

**Héctor A. Martínez (Sociólogo)

La historia siempre se ha escrito a punta de conflictos, desde los tiempos de las flechas hasta la era de la bomba atómica. “Si quieres paz prepárate para la guerra”, dijo un escritor romano, hace mil quinientos años, prueba de que la brutalidad humana todavía supera a la razón que presumimos.

Otra prueba de la incongruencia moderna: hoy en día, todos queremos formar parte de los conflictos. Las opiniones globalmente masificadas empujan a la acción de los contendores, aunque al final de cuentas las cosas empeoren. De hecho, muchos poderes toman decisiones dependiendo de la presión ejercida por la facción mayoritaria, aunque no siempre la representación masiva armoniza con la verdad.

Las actuales contiendas en Europa del Este y Oriente Medio han generado una serie de posturas entre partidarios y detractores de uno y otro bando, de modo que cada individuo asume que su opinión se ubica del lado de la verdad. Pero la verdad casi siempre suele esconderse. En el caso de las guerras -que es el desenlace de la irracionalidad-, no hay más verdad que el sufrimiento y el dolor, en uno y otro lado. Desafortunadamente, no son las causas de la devastación las que se someten al examen del público, sino sus efectos más visibles, los mismos que generan las emociones más sentidas. De ahí las atalayas ideológicas, los epígrafes de organizaciones mundiales, y las barricadas de los posteadores en las redes sociales.

Solo basta con que CNN y la BBC lancen el detonante guía -o el hilo- para desencadenar el pleito en las redes. 50 por ciento de un lado, 50 del otro. Entonces, ¿quién ostenta la verdad, y en dónde la podemos ubicar para demostrar lo que decimos frente a los demás?

Para llegar a la verdad, dicen los filósofos, debe existir congruencia entre lo que decimos y la realidad, o el objeto fuente de nuestros enunciados. Es lo que se denomina “correspondencia con la realidad”. Así, ¿quiénes son los genocidas: el ejército israelita o el grupo Hamás? ¿Debemos tomar partido siguiendo las emociones, las ideologías, o nuestra razón práctica? A ver: podemos asumir un escepticismo puro, y decir que nadie es poseedor de la verdad. O relativizamos las cosas para opinar que la verdad se encuentra en ambos bandos. O quizás ser dogmáticos y depositar sin discusiones la razón en un solo lado.

Si seguimos la teoría del “Criterio de la verdad”, nuestras afirmaciones deben ser consistentes con la realidad visible: hay asesinatos en ambos lados. La consistencia exige que nuestros juicios sean universalmente aceptados, en este caso, con la libertad y el derecho a la vida de los individuos. Entonces, ¿podemos sostener una apreciación válida con lo que vemos en los medios, o solo el que sufre la devastación puede contarnos sobre la verdad? A partir de este momento de reflexión, es cuando entra en escena la moral que rebasa nuestros criterios: o condenamos a Hamás, o al ejército israelí, o a ambos, en nombre de la paz y de la vida. ¿Es más aceptable esta postura que las justificaciones parcializadas que tenemos sobre cada conflicto? ¿O seguimos defendiendo nuestros fortines, a pesar de la emotividad y la incongruencia que nos acompañan?

Y luego vamos a la acción. ¿No resulta mejor protestar contra la guerra y ondear la bandera de la paz, en lugar de promocionar el odio y exacerbar nuestras inquietudes más irracionales? ¿O será que lo universalmente condenable ha pasado a un segundo plano, 75 años después de aquella Resolución 217 A (III) en París?
Los conflictos más agudos de la historia apenas están asomando la cabeza en algunas regiones del mundo. Debemos prepararnos con las únicas armas que disponemos, y que hacen posible nuestra existencia como especie: la razón más profunda, y la comprensión del otro diferente.

Más de Columnistas
Lo Más Visto