Factores destructivos de la humanidad

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16 de noviembre de 2023
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12:02 am
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Factores destructivos de la humanidad

Por: Guillermo Fiallos A.

Se cuenta que en un momento de profunda reflexión del gran patriota indio y ciudadano universal, Mahatma Gandhi, una persona se le acercó para formularle una pregunta; la cual le contestó con la sapiencia que le caracterizaba.

El curioso interlocutor le consultó sobre cuáles creía que eran los factores que destruían al ser humano. Inmediatamente, le respondió con fluidez que eran 7: el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, sabiduría sin carácter, negocios sin moral, ciencia sin humanidad, oración sin caridad y la política sin principios.

Hace tantas décadas que expresó esta gran verdad, pero la misma sigue vigente; sin excepción alguna, para toda la humanidad. Analizaremos cada uno de estos factores y cada quien sabrá qué tanto se aplica a su vida, la de su familia, la de su nación y del mundo.

El placer sin compromiso: ¿cuántas veces nos dejamos llevar por los instintos y buscamos solo una satisfacción personal ignorando a los demás? Nos estamos ahogando en una falta de fraternidad que conlleva egoísmo personal o grupal, relegando a las mayorías de un bienestar o placer que nunca han experimentado.

La riqueza sin trabajo: en este aspecto hay miles de individuos y de líderes de distintas denominaciones, quienes dan cátedra sobre este deleznable mal que está en acelerada reproducción. Quieren vivir en medio de la riqueza sin ganarse el pan con el sudor de su frente. Utilizado un término moderno, a esto se le denomina: corrupción.

Sabiduría sin carácter: hay tantos personajes que pretenden ser sabios, pero al “menor movimiento de olas bravas”, cambian su buen proceder, pues no tienen carácter y son víctimas del acomodamiento y la ambición.

Negocios sin moral: este es uno de los factores más expandidos en la sociedad contemporánea. Se ha relegado la ética y la moral a un oscuro abismo, que no tiene nada que ver con las transacciones comerciales. En una considerable parte de los casos, se pretende engañar, explotar o sacar provecho del otro. Estamos -con sus honrosas excepciones-, en un planeta que se hunde en la avaricia y los antivalores.

Ciencia sin humanidad: ¡cuántos avances se han dado en los últimos siglos y el presente, pero a costa del sufrimiento de los demás! La ciencia debe estar al servicio del hombre y no buscar su aniquilación, sustitución (inteligencia artificial) o degradación.

La oración sin caridad: son miles de cristianos que han olvidado el significado de la cruz; la cual tiene una orientación vertical y otra, horizontal. En la primera, se refiere a la oración constante que debemos dirigir hacia Dios; sin embargo, la segunda, nos impulsa a no olvidar a nuestros congéneres y a actuar con solidaridad y caridad cristiana hacia ellos.

Y, finalmente, la política sin principios: dura realidad la que se vive a lo largo y ancho del planeta entero. En este milenio de las renovaciones, luchas por la igualdad, seguridad, equidad y apertura; incontables países cuentan con políticos sucios que tergiversan la verdad y venden su honor al mejor postor. Dictaduras disfrazadas con aromas y colores democráticos surgen por todos lados. A los sufridos pueblos, no les queda más que pagar las ambiciones de sus líderes políticos; quienes, en no pocos casos, ya no se pueden considerar seres humanos pensantes, sino, especímenes desbocados e indomables de estepas impenetrables.

Ahora bien, reflexionemos a la luz de estos factores destructivos, hacia dónde va el mundo, nuestro continente, nuestra nación. La humanidad se está acercando al fin de los tiempos y parece no preocuparle, que ciertos dirigentes, grupúsculos y clanes, están destruyendo las esperanzas para una vida mejor y un mundo más justo.

Necesitamos un placer responsable, una riqueza bien habida y equitativamente distribuida con trabajo honrado, sabios de una sola pieza, negocios en los que se actúe con los estándares morales aceptados, científicos que busquen la felicidad de la humanidad, gente que ore y se solidarice con el prójimo, y políticos que se bañen y purifiquen sus pecados y desaciertos descomunales en el río Ganges, Bravo, Danubio, Nilo o en el río Chiquito.

¿Qué podemos hacer? Pues debemos reflexionar sobre todos estos siete pilares destructivos, erradicarlos de nuestra vida y de la sociedad a la que pertenecemos.

Mercadólogo, abogado, pedagogo, periodista, teólogo y escritor.

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