La perdurabilidad de la República

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16 de noviembre de 2023
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12:40 am
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La perdurabilidad de la República

“Una república, sí pueden mantenerla”. Esta famosa respuesta atribuida a Benjamín Franklin al finalizar la convención constitucional estadounidense de 1787 resuena con un eco profundo en el alma de la política contemporánea hondureña. Cuando los padres fundadores de los Estados Unidos de América dieron forma al gobierno de una nación naciente, estaban conscientes de la fragilidad y el valor intrínseco de la república como forma de gobierno. La advertencia de Franklin se interpreta como un faro de esperanza, así como una sombría premonición: la república ofrece la libertad, pero a cambio exige vigilancia constante.

La actual administración de Honduras, bajo la bandera de Libertad y Refundación (Libre), asumió el mando con la promesa de cambio. Sin embargo, la práctica política que se observa a menudo choca con los ideales democráticos que claman defender. Franklin, si pudiese observar la escena actual, se preguntaría si la república realmente se está manteniendo en Honduras.

Bajo el gobierno de Libre, ha habido preocupaciones crecientes sobre el debilitamiento de las instituciones democráticas, una preocupación que Franklin entendería muy bien. La centralización del poder, el debilitamiento de los contrapesos institucionales y la indulgencia hacia el absolutismo, son aspectos que atentan contra la salud de la república.

En la era de Franklin, la noción de una república estaba intrínsecamente ligada a la virtud cívica y al imperativo de que los ciudadanos y líderes debían poner el bien común por encima del interés personal o partidista. En Honduras, la ciudadanía espera y merece un compromiso semejante con los principios republicanos. La erosión de la confianza pública en el gobierno actual es un signo alarmante de que la república está siendo retada.

La crítica al gobierno de Castro es contundente debido su alejamiento de la conducta que una verdadera república requiere. Franklin estaría recordando a los ciudadanos de Honduras y a sus dirigentes que la república es tan fuerte como su gobierno más débil, tan vibrante como su sociedad civil más activa y tan justa como su sistema judicial más independiente.

Franklin también era consciente de que la corrupción es un veneno para cualquier república. Las acusaciones de opresión política del gobierno de Castro representan una amenaza directa a la integridad y viabilidad de la república hondureña.

Al reflexionar sobre el legado que Franklin le dio al mundo, no se puede ignorar su implicación en la Honduras de hoy: una república no se mantiene por sí sola. Requiere de la voluntad inquebrantable de luchar contra la adversidad, la tiranía y la autocracia. Dicha lucha es un llamado a la acción para que el pueblo hondureño, guiado por los principios de su Constitución y el espíritu de la democracia, mantenga y proteja su república.

Es un recordatorio de que la libertad y la democracia están siempre en construcción y dependen de la constante dedicación de sus ciudadanos y líderes. La pregunta que Franklin dejó a la posteridad no era meramente retórica; es una interrogante que cada generación debe responder con sus acciones. El futuro de Honduras depende de que se entienda y actúe en consonancia con la idea de que la república es una creación siempre en proceso, nunca completa, siempre susceptible de ser mejorada o debilitada por las acciones de aquellos en el poder, y constantemente debe ser defendida para que perdure. No se nos olvide, Honduras es una REPÚBLICA.

Daniel Zepeda
Tegucigalpa, M.D.C.

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