Palaciegos y Estado llano

ZV
/
16 de noviembre de 2023
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Palaciegos y Estado llano

Por: Carlos López Contreras*

Durante el reinado de Luis XVI en la Francia de la monarquía absoluta, al haber entrado en un período de crisis financiera, el rey convocó a los Estados Generales para buscarle solución a esa crisis.

Los Estados Generales estaban integrados por el clero, la nobleza y el pueblo, representados por diputados. El régimen de votación era por estamentos, de tal suerte que el clero y la nobleza dominaban las votaciones.

El Estado llano demandó que la votación fuera por cabezas, a lo que se opusieron los otros dos estamentos. El diputado Sièyes del Estado llano invitó a los diputados de los otros dos estados a que se sumaran al Estado llano, obteniendo la adhesión de dos diputados de la nobleza y 149 del clero.

Con ese acto, se demantelaron los estamentos del reino y se sustituyeron por una asamblea única en representación de todo el pueblo, a la cual el diputado Sièyes propuso que denominara Asamblea Nacional el 17 de junio de 1789.

Ante este acto, considerado revolucionario por la monarquía, el rey mandó cerrar el salón de reuniones de los Estados Generales y prohibió la entrada a los representantes del Tercer Estado.

No obstane lo anterior, gracias al diputado Guillotin, también del Tercer Estado, la Asamblea Nacional pudo reunirse en la sala del juego de pelota de Versalles y el 20 de junio de 1789, los diputados juraron no separarse antes de haberle dado una Constitución al país, acto conocido como el Juramento del Juego de Pelota.

El rey, desde el palacio de gobierno, tres días más tarde ordenó la disolución de la Asamblea Nacional, pero ya la Revolución francesa que llevaría a la guillotina la cabeza del “rey consagrado” estaba en marcha y al conocer la orden del rey, el diputado Mirabeau proncunció la célebre frase “Estamos aquí por la voluntad del pueblo y solo saldremos por la fuerza de las bayonetas”.

El 27 de junio el rey cedió y pidió a la nobleza y al clero que se uniera a la Asalmblea Nacional, la cual el 9 de julio se proclamó asamblea constituyente, convirtiendo transitoriamente al régimen en monarquía parlamentaria.

Estos hechos de la historia los cito para acreditar que las instituciones de gobierno no se identifican con el edificio donde habitualmente se reunen y funcionan. Lo decisivo son los miembros de cada órgano, no importa donde se encuentren, porque su investidura no depende de hallarse o no en un edificio.

Si esto no fuera cierto, el Congreso Nacional no podría celebrar sesiones en las cabeceras departamentales o en cualquier otro lugar.

Si esto no fuera cierto, los diputados dejarían de serlo desde el momento que abandonan el palacio legislativo.

Si esto no fuera cierto, la presidente dejaría de serlo en el momento en que abandane el palacio de gobierno o cuando está de viaje en el extranjero.

Si esto fuera cierto, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia dejarían de serlo en el momento que abandanen su sede, lo cual es descabellado, insólito y rídiculo para todas las hipótesis anteriores.

Parafraseando los hechos narrados de la Revolución francesa, en nuestro país hay algunos diputados que pertenecen a la categoría de pala ciegos y otros que constituyen el Estado llano, vale decir, representan al pueblo y, como en la Revolución francesa, pueden reunirse legítimamente hasta en una cancha de pelota.

Conviene aprender de las lecciones del pasado para que en política no se tropiece dos veces sobre la misma piedra.

*Ex Canciller de la República.

[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto