UN HONDUREÑO Ante la modernidad de su país
Darío A. Euraque, un hondureño, ante la modernidad de su país, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, D.C., Colección Ciencias Sociales, Tomo I, 2022, 363 páginas.
J.E. Mejía Uclés
En el inicio de la obra, Agradecimientos, el autor agrada a los que de una u otra forma hemos colaborado con él, en la redacción de la misma de por sí compleja, dado la situación histórica de Honduras, de la persona objeto del libro, el medio y los personajes con los que convivió, los albores de la modernidad de nuestra nación, especialmente de San Pedro Sula, Cortés. El eje central de la vida del biografiado se circunscribió a Santiago Cicumba, ruta del ferrocarril interoceánico, en las cercanías del municipio de Pimienta. Bien lo manifiesta el doctor Euraque, que una biografía histórica es incompleta sin el detalle íntimo que aporta la complejidad del parentesco.
En el Prológo, Rodolfo Pastor Fasquelle, menciona de forma muy acertada, que esta biografía es producto de una combinación fortuita de ciencia y accidente. El tropiezo de un real investigador con un informante hosco con una agenda oculta, pero también con otras voces claras, de descendientes… El encuentro del biógrafo, en las entrevistas, con el holograma que queda de su sujeto, la impostura etérea, los rumores y cariños de sus nietos, decires, amarguras y venganzas, que le permiten al autor romper la camisa de fuerza del especialista para ser el historiador que busca reconstruir el cuento completo, una totalidad. Profundizar, con el oficio más maduro en el tiempo, Euraque, retrocede en nuestra historia al período bananero, tan ligado a lo que hoy somos. Los hondureños no dejamos memoria, no sé sí por la estrechez del medio; o porque el ego, no nos permite personalizar recuerdos en que se involucran personas o circunstancias.
La obra, es de suyo interesante porque independientemente de ser una biografía, refleja entre otros temas: a) el crecimiento económico de la costa norte, fiel reflejo de ello es el desarrollo de San Pedro Sula y del valle circundante, por la captación de ingresos suplementarios, que le permitió captar recursos, en relación con otras municipalidades del interior de la República; b) la política concesionaria a las compañías extranjeras, el monopolio bananero, el impacto en los recursos fiscales en la hacienda pública; c) la desaparición de los bananeros independientes (1,000), que nunca pagaron tributos, contribuyendo con ello a una situación estructural que ellos mismos habían diseñado y construido. Las contradicciones fiscales estuvieron íntimamente ligadas entre el ascenso de la costa norte, y la formación del Estado concesionario, reflejado en la relación presupuestaria estructural entre el Estado y las empresas bananeras extranjeras, hecho que los gobiernos tenían que enfrentar.
Rafael López Padilla, desempeña por nombramiento del presidente de la República, general Manuel Bonilla, el cargo de Superintendente del Ferrocarril Nacional de Honduras; de la obra reseñada se desprende que Samuel Zemurray, tenía en aquella época, un poder omnímodo por su relación con el general. Don Rafael, fue administrador de fincas del otrora presidente. En aquel entonces la exportación de la Musa Paradisiaca, ascendía a dos millones de racimos en 1900, y de 30 millones, aproximadamente, en 1930. Es importante destacar que la red ferroviaria que transportaba los bananos aumentó de 60 kilómetros en los novecientos a cerca de 1,000 kilómetros en los años treinta.
El autor enfatiza, que la historia de la modernidad de Honduras, ha estado sujeta a los vaivenes del capitalismo europeo y estadounidense desde los inicios del siglo XIX, y sobre todo, a partir de la década 1840. La versión del capitalismo hondureño es la de un capitalismo periférico y clientelar, atado a un Estado concesionario, cuya capacidad de generar ingresos no se originó en los regímenes tributarios y arancelarios, sino en la comercialización de privilegios y concesiones sobre los recursos nacionales. Este ha sido, hasta nuestros días, el principal modelo de gestión y negociación de la élite económica y política hondureña.
Excelente esfuerzo de investigación histórica emprendida por el doctor Euraque, cuya contribución a la historiografía de nuestro país es notable. Nos encontramos con una obra en que la realidad va más lejos que la imaginación. No me queda más que recomendarla a mis lectores, constituye y marca, lo que es la Honduras de hoy.