PERFILES: Contra la violencia

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23 de noviembre de 2023
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12:06 am
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PERFILES: Contra la violencia

Por: Carolina Alduvín

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, o de hecho contra uno mismo, otras personas, un grupo o una comunidad, pudiendo causar daño que, no solo es físico, sino también psicológico, verbal, sexual, económico o de supresión de libertades. La agresión forma parte de nuestra historia evolutiva, sin ese instinto no podríamos protegernos a nosotros mismos o a nuestros semejantes, se encuentra muy arraigado entre los primates, y los humanos no somos la excepción. A lo largo de la historia de la humanidad, asesinatos y guerras han sido constantes, los expertos aseguran que en tiempos prehistóricos una persona de cada diez moría a manos de sus semejantes; en estos días, las estadísticas indican que la proporción global es de un homicidio por cada 130 mil habitantes.

La violencia, en alguna proporción puede ser regulada o hasta disminuida por el ordenamiento jurídico, mismo que también ha evolucionado desde códigos no escritos que surgen de la convivencia en sociedad, indispensable para la supervivencia de los elementos más débiles o vulnerables de cada grupo, hasta los enmarañados y hasta contradictorios sistemas legales de los estados modernos. Existe debate sobre si la tendencia al comportamiento violento es innato o aprendido, lo más probable es que sea una combinación en distintas proporciones, dependiendo de la época, el lugar, los recursos disponibles, la educación y el condicionamiento social entre otros factores. Antropólogos, psicólogos, primatólogos y otros investigadores han observado y hecho experimentos para probar una u otra hipótesis. Con hallazgos sorprendentes.

Por ejemplo, en los 70, la primatóloga inglesa Jane Goodall, publicó un detallado registro de sus observaciones en chimpancés en su ambiente natural; previo a eso, ella pensaba que eran animales pacíficos. En una reserva natural de Tanzania, registró que seis machos y una hembra de cierta comunidad patrullaban su territorio, encontraron a un ejemplar de otra comunidad vecina comiendo fruta despreocupadamente. Al ver los patrulleros que estaba solo y distraído, se acercaron sigilosamente para atacarlo, cuando se vio amenazado era demasiado tarde para escapar, el grupo lo golpeó y mordió por unos 10 minutos. Gravemente herido, se levantó con gran dificultad y la investigadora no lo volvió a ver.

Además de lo alevoso del ataque, lo más sorprendente fue que ambas comunidades previamente eran una sola, de ahí algunos migraron a otra zona. Los “separatistas” eran tres hembras, sus crías y seis machos, mientras que el grupo que permaneció en el lugar original constaba de 12 hembras con sus cría y ocho machos adultos. Goodall descubrió que los chimpancés tenían personalidades individuales y relaciones afectivas, tal como los humanos; hoy, descifrados ambos genomas, sabemos que genéticamente, son casi idénticos a nosotros. Usan herramientas y poseen capacidad de aprendizaje para hacer operaciones aritméticas básicas o a usar lenguaje de señas. Observaciones fundamentales para mirar la evolución humana desde otra perspectiva.

Las hostilidades entre simios continuaron hasta que la comunidad “separatista” fue aniquilada unos años después. Los colegas dieron poco crédito a los hallazgos en Tanzania y objetaron la posibilidad que las hostilidades fueran resultado de la intervención humana. En 2014, la revista Nature publicó una investigación colaborativa entre 30 científicos de 25 instituciones de varios países, ellos analizaron si los ataques letales entre chimpancés eran producto de la interferencia humana -como suministrar alimento- o estaba arraigado en su propia naturaleza violenta. Ninguno encontró relación entre la violencia entre comunidades y la actividad humana. Conclusión, los ataques letales son un comportamiento natural originado de competir por recursos y por expandir los territorios. ¿Suena familiar?

El próximo 25, se conmemora el Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, como homenaje a las hermanas patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por el régimen de Leónidas Trujillo en República Dominicana en 1960, por activar contra su régimen dictatorial. Aquí en Honduras, ni quien nominalmente ostenta el poder se salva de sendas golpizas, según comentan en redes allegados a la familia, se viola reiteradamente la Constitución y se burla reiteradamente a la deidad femenina Temis. El movimiento feminista, callado y avergonzado.

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