Tres enfoques del liberalismo: social, clásico y libertario

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25 de noviembre de 2023
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Tres enfoques del liberalismo: social, clásico y libertario

Por: Carlos G. Cálix*

En el mundo, “el término “liberalismo” es una víctima de lo que el historiador Ralph Raico ha llamado “caos conceptual””, como bien lo expresa Ryan Machaquen para el Mises Instituto. En Honduras, de forma particular, considero que el caos es mucho más severo, puesto que, la mayoría de los partidarios del “liberalismo” no ha dedicado tiempo a estudiar al menos uno de sus conceptos, teniendo como consecuencia que, en las últimas tres décadas no se ha llevado a la práctica de forma eficiente, provocando todo lo contrario al alejarse del compromiso fundamental con la propiedad privada y la libertad económica.

En términos generales, la mayoría de quienes se hacen llamar liberales o quienes creen serlo, desconocen a Lord Acto, Gustavo de Molinar, Frederick Bastita, Herbert Spencer, Benjamín Constante, Richard Cobren, Ludwig von Mises, F.A. Hayes, Adam Smith y el marqués de Condorcet, entre otros teóricos como John Rawls, Karl Popper y John Stuart Mill, cuyo mentor, se cruzaba muchas cartas con José Cecilio del Valle.

Por tanto, el liberalismo en Honduras se ha eclipsado por la culpa de quienes han hecho demasiado poco o nada y, por la culpa de los derrotistas y pesimistas sin fundamentos conceptuales que declaran que las luchas intelectuales y que las batallas culturales son irrelevantes para la vida real del hondureño que necesita un pedazo de pan en la mesa. Torpeza mayúscula de aquellos que han ampliado el tamaño del Estado a costa de una carga impositiva terrible y en detrimento de la seguridad jurídica que, mediante la generación de las condiciones necesarias para emprender y crecer, puede llevar no solo pan a la mesa de los hondureños, sino una mejor calidad de vida sustentada en los principios de una sociedad que valora la libertad.

Resulta importante que, desde 2024 en adelante, los hondureños puedan tener un programa claro que logre mostrar al menos tres de las variantes más destacadas: el liberalismo social, el liberalismo clásico y el libertarianismo. Cada uno con sus propias perspectivas sobre el papel del Estado y los derechos individuales.

Respecto al liberalismo social, considero que ha sido la clave del fracaso de diversos mandatarios hondureños. Un liberalismo progresista que ha abogado por la intervención del Estado para garantizar fallidamente “igualdad” de oportunidades. Una corriente progresista muy marcada, primero en 1932 y luego en 1966, misma que dio pie al nacimiento de nuevos liderazgos que lograron su cometido en 2009 al autodefinirse popularmente de izquierdas, puesto que, en la práctica siguen siendo liberales sociales. Oportuna ignorancia que los acerca al liberalismo social de John Stuart Mil, cuya obra “En Liberti” aborda la importancia de la libertad individual pero también destaca la necesidad de proteger a los individuos de las injusticias sociales y económicas. Así que, muchos hondureños que desde 2022 dicen ser representantes del socialismo democrático, no son más que socio liberales de la línea de Mill.

Por su parte, comprender el Liberalismo Clásico, es fácil. Los liberales clásicos tienen clara la mínima intervención del Estado. El liberalismo clásico, a menudo asociado con las ideas de pensadores como Adam Smith y Friedrich Hayek, aboga por la mínima intervención del Estado en los asuntos económicos y sociales. Este enfoque sostiene que el mercado libre y la competencia son los mejores motores para el progreso y la prosperidad. Los defensores del liberalismo clásico argumentan que la intervención estatal puede distorsionar la eficiencia del mercado y limitar la libertad individual. Friedrich Hayek, en su obra “Camino de Servidumbre”, abogó por la preservación de la libertad individual a través de la limitación del poder estatal y esta es la razón y el camino, que considero debe tomar en Honduras, un liberal.

Claro está, que para quienes quieren ir un poco más allá, existe el libertarianismo, a veces considerado como una forma más extrema de liberalismo clásico, al abogar por la libertad individual sin restricciones y una intervención estatal mínima o nula, incluso en áreas como la seguridad nacional y la justicia. Los libertarios sostienen que la propiedad privada y el mercado libre son los cimientos de una sociedad próspera y cualquier intervención del Estado se percibe como una amenaza a la libertad individual. Nada mal para quienes ven la ineficiencia del Estado hondureño. No obstante, antes de pretender ese paso fundamentado en el pensamiento de Murray Rothbard y Jesús Huerta de Soto, hay que ir reduciendo poco a poco el tamaño del gobierno y eliminar paulatinamente las regulaciones innecesarias.

En última instancia, la elección entre estas corrientes dependerá de la interpretación de los valores fundamentales y de la visión que se tenga sobre el papel del Estado en la sociedad o el rol de la sociedad hondureña en un Estado eficiente.

*[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato.

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