CONTRACORRIENTE: Honduras, territorio hostil para mujeres

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28 de noviembre de 2023
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12:03 am
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CONTRACORRIENTE: Honduras, territorio hostil para mujeres

Por: Juan Ramón Martínez

Mis primeros recuerdos, son de los campos bananeros de la Standard: Culuco -escenario de “Prisión Verde”- Tiestos y La Jigua. Fueron tiempos muy violentos. Especialmente los días de pago, cuando los peones, frustrados y amargados, impotentes, enajenados por el guaro, la emprendían en contra de sus compañeros y amigos. Conocí a muchos que mataron a sus entrañables camaradas, sin saber que lo hacían, hasta que amarrados, sus familiares les contaban lo ocurrido. Pero no supe de acciones de violencia sangrienta contra mujeres. La amenaza en contra suya, en un mundo de hombres solteros, hambrientos de amor y compañía, era cuando llegaban a los quince años; y, florecían en sus pechos, los guacales hermosos de su feminidad. El rapto, la violación y el estupro, ¡era la amenaza!

Norma Trejo, -hija de Carmela Trejo y “Mano” León-, fue la más bonita de nuestra generación. Antes lo había sido Cristina Castro a la que secuestrara Cristóbal Reyes. Blanca, risueña, de ojos claros; e inteligente, era la flor más hermosa. Oscar Hernández que construyó una marimba, la bautizó con su nombre. Al llegar a los 15 años, entre los solteros se echaban suertes sobre quién sería el que se la “robaría”. No era la fuga romántica de los enamorados, sino que el secuestro; y, el acto violento en que, la mujer atemorizada, entregaba su dignidad a la violencia enloquecida del macho iracundo.

Su madre, conociendo el peligro, la “resguardó” en nuestra casa. Sabía; y, no se equivocaba, que el único lugar que respetaban era el barracón de Juan Martínez y doña Mencha. Norma entro a vivir con nosotros. Fue allí, cuando se acercó a la mayoría de edad que, su pretendiente Rómulo Torres, pidió permiso a nuestro padre para visitarla y cortejarla. De nuestro barracón salió vestida de blanco, para casarse con Rómulo, con quien forjo una familia singular. Hace algunos años, en “La Finca”, Lago de Yojoa, una nieta de Norma, me preguntó si era cierta la historia familiar, la que le confirmé con satisfacción. Otras, no tuvieron la misma suerte. Teresa Castro, la compañera de nuestros juegos, se la robó un hombre que después, le obligó a vivir con ella, como un simple instrumento para cocinarle, darle gusto a su sexo indómito; y servirle de incubadora a sus descendientes. En Olanchito, se fugaban los enamorados; pero no era popular la violencia referida.

Desde hace veinte años, han empezado las muertes de las mujeres. Más alla de la violencia de los machos en contra de ellas, lo que llama la atención es la que se les victimiza más por sus actividades económicas, especialmente en los momentos en que la crisis, reduce las tortillas en el comedor familiar. Siempre hay muertes pasionales. Muchas mujeres, para sobrevivir han emigrado. Otras, participan en la distribución de drogas; o venden en la calle, otros productos. Desde lo que parece una acción económica independiente, las mujeres son ahora víctimas más fáciles de la violencia. LA TRIBUNA ha hecho un esfuerzo para llamar la atención del fenómeno que Honduras es, un territorio hostil para las mujeres pobres especialmente; y que, la crisis económica, la falta de empleo, deteriora la vida social, altera los valores, irrespeta la vida y se hace escarnio a los más débiles: las mujeres humildes, y los jóvenes.

El discurso de “moda”, que ya es incompleto para explicar la crisis política, no sirve para señalarnos las causas para que aquí, cada día, una mujer sea asesinada, en algún lugar del territorio hondureño, especialmente en las zonas más pobladas; y, donde el gobierno ha perdido el control soberano. No se puede hablar de la “dictadura”, porque el fenómeno se acentuó a finales del siglo pasado. Y tampoco se le puede atribuir responsabilidades al actual gobierno. Menos que se le quiera echar en cara a la Presidente Castro, que haga poco o nada por revertir la situación. Tanto porque el razonamiento no es objetivo, como porque es injusto. Xiomara Castro es víctima del machismo irredento irrespetuoso de las mujeres. Fue raptada, estuprada y violada. Como gobernante, es un rehén del machismo de su marido. Que le obliga a vestir como hombre, incluso. Y, la aísla del pueblo. Lo prudente es, reducir el tamaño del gobierno, controlar la Policía, estimular las fuerzas económicas; y animar a las mujeres para, que aprendan a defenderse.

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