Por: Noé Pineda Portillo
Desde hace algún tiempo venimos siguiéndole la pista a la COP o mejor llamada Conferencia del Cambio Climático en el mundo realizada en varios países de nuestro planeta. Quizás esto se deba a cuestiones profesionales que como geógrafo nos incumbe o por sentimiento humanitarios, ya que nos afecta a todos.
¿Y por qué COP? Ahora son 28, o sea, COP 28. Se denomina COP por sus siglas en inglés, pero en su traducción es Conferencia de Cambio Climático que se realiza periódicamente.
Los 197 países que han ratificado la Convención se denominan Partes dentro de la misma Conferencia. Entró en vigor en marzo de 1994 y tiene como objetivo estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero a un nivel que impida interferencias antropogénicas (introducidas por el hombre) peligrosas en el sistema climático.
Dubái, como capital de los Emiratos Árabes Unidos, es el país que acogerá la próxima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, también conocida como COP 28. Dicha Conferencia comenzará el 30 de noviembre y terminará el 12 de diciembre de 2023. Lo principal será que buscará impulsar -entre otros asuntos clave- las energías verdes para una completa descarbonización de la economía. Para ello, es necesario promover la cooperación internacional y acelerar la transición hacia un futuro más sostenible.
Según las publicaciones de la Cumbre 28, la transición energética será el tema central en torno al que se desarrollen las conferencias institucionales, junto a los debates expertos y el resto de actividades programadas durante la vigésimo octava (28) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (COP 28).
Esta Cumbre se considera esencial para el éxito de la acción climática transformadora global, y cuyo programa promete ser integrador, transparente, pragmático y orientado a los resultados.
A este efecto, la COP 28 servirá para hacer balance de los avances logrados, así como para sugerir reformas del uso de la tierra y transformaciones de los sistemas alimentarios, además de movilizar soluciones para los países vulnerables como Honduras y hacer operativos los mecanismos de pérdidas y daños comprometidos hasta la fecha.
El Acuerdo de París estableció limitar el aumento de la temperatura global sobre la Tierra por configuración en comparación con los otros niveles preindustriales -lo que implica reducir las emisiones de gases a la mitad para 2030- pero los acuerdos firmados en estas cumbres no son vinculantes, lo quedó demostrado en la COP 26 de Glasgow que evaluó los logros obtenidos en el lustro anterior y concluyó que las medidas eran insuficientes. Como resultado, casi todas las partes acordaron limitar el uso del carbón y de los combustibles fósiles como única vía para reducir las emisiones y se comprometieron establecer mecanismos a corto plazo.
