¡Un Partido Liberal en vías de extinción!

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29 de noviembre de 2023
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12:03 am
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¡Un Partido Liberal en vías de extinción!

Por: Óscar Lanza Rosales

Estimados lectores, en esta ocasión dejaré de lado la independencia partidaria que ha caracterizado mis anteriores columnas -enfocadas exclusivamente en los intereses sagrados de Honduras y su gente- para abordar el tema del Partido Liberal al que he pertenecido, observando su evolución desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad del siglo XXI. A través de mis propias vivencias, buscaré destacar las diferencias entre el Partido Liberal de Honduras (PLH) de antaño, vibrante y mayoritario, portador de un espíritu esperanzador para la población, y el actual PLH, minoritario y sin un liderazgo fuerte capaz de cohesionar a sus militantes, inmerso en una crisis constante desde el golpe de Estado de 2009 contra el expresidente José Manuel Zelaya Rosales, renegado liberal que desde entonces ha tenido como objetivo desmantelar a los dos partidos tradicionales en la política hondureña.

En los tiempos de Ramón Villeda Morales, Rodas Alvarado, Roberto Suazo Córdova, José Azcona, Carlos Roberto Reina y Carlos Flores, así como en la campaña de Manuel Zelaya Rosales, la militancia del PLH irradiaba alegría y euforia, caracterizada por su música, lemas emblemáticos y su singular bandera rojo, blanco y rojo. Estos líderes mantenían un contacto cercano con sus bases, movilizándolas a través de la organización del partido, desde consejos departamentales hasta aldeas, caseríos, barrios y colonias. Recuerdo que, en los primeros años de mi matrimonio, vivíamos cerca del líder liberal conocido como Paco Serrucho, en las proximidades del Cine Centenario de Comayagüela, donde los liberales se congregaban con frecuencia, llenando la zona con discursos encendidos de los dirigentes de la época, música y vivas al partido y a sus líderes más destacados. Incluso Carlos Flores contaba con activistas a tiempo completo, como Marco Antonio Andino, quien recorría los barrios de la capital motivando el espíritu liberal.

Villeda Morales, sucesor de José Ángel Zúñiga Huete en 1953 como líder máximo del PLH, no tuvo dificultades para asumir el liderazgo debido a sus fuertes conexiones con todos los liberales. Al hacer suyas las conquistas laborales de los trabajadores durante la huelga de las bananeras en 1954, logró llegar al poder con gran popularidad en 1957.

Los trabajadores organizados del norte, agrupados en el Sitraterco y Fesitranh en los años 60 y 70, se convirtieron en el pilar social del PLH. Este partido siempre les reservaba varios cupos en sus listas de diputados en las elecciones generales, demostrando una estrecha relación con los dirigentes sindicales.

La militancia del PLH siempre estuvo acostumbrada a vivir independientemente de la burocracia del Estado, ya sea ejerciendo sus oficios o profesiones, o administrando pequeños negocios como pulperías, puestos en el mercado o talleres artesanales, principalmente en las épocas difíciles de los gobiernos de Carías, Gálvez y Lozano (1933-1957), la era de los militares (1964-1982) y los gobiernos nacionalistas y de Libre (2010-2023).

Sin embargo, desde 2009, el PLH ha caído en una crisis profunda, convirtiéndose en una caricatura de su pasado glorioso. La militancia se muestra desmotivada y desilusionada, tanto con el partido como con sus dirigentes, quienes no desempeñan sus funciones con la misma pasión y lealtad que en el pasado. En los últimos tres procesos electorales, las votaciones internas alcanzaron un máximo de 800 mil votos, pero en las generales apenas un 50% respaldó al candidato presidencial liberal. Este debilitamiento se refleja también en el Congreso Nacional, donde actualmente cuentan con una bancada de 22 diputados, dividida y algunos tentados por los bonos y subvenciones que ofrece el partido de gobierno para alinearlos con sus objetivos políticos.

Sin visos de cambio, es necesario reinventar el PLH, abordando las siguientes acciones: 1) Identificar honestamente las causas de su decadencia; 2) Reorganizar internamente el partido para resolver sus problemas, incluyendo la formación de nuevos líderes respetados y capaces de guiar al partido hacia un nuevo rumbo; 3) Renovar su plataforma política para adaptarse mejor a las necesidades y expectativas de la ciudadanía hondureña; 4) Trabajar en pro de una mayor transparencia y rendición de cuentas, demostrando al pueblo que el partido es confiable y honesto; y 5) Fortalecer su base electoral, colaborando con la sociedad civil y las organizaciones comunitarias para conectar mejor con los ciudadanos y abordar sus necesidades y preocupaciones.

Los liberales de a pie solicitan a las autoridades de su partido, que los miembros que no puedan cumplir con sus responsabilidades, que den espacio a nuevos líderes y sugieren a sus diputados que no sigan la línea partidaria, que renuncien al partido y asuman la responsabilidad de sus propias acciones.

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