BARLOVENTO: Trujillo, Puerto Caballos y Fonseca

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30 de noviembre de 2023
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12:03 am
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BARLOVENTO: Trujillo, Puerto Caballos y Fonseca

Por: Segisfredo Infante

Cuando menos en dos cartas de relaciones (una de 1539 y otra de 1544), el sacerdote don Cristóbal de Pedraza informa a las autoridades españolas acerca de las virtudes potenciales de los puertos marítimos de la gobernación de Honduras, teniendo como punto central equidistante a Comayagua, entre “la mar del Norte” y “la mar del Sur”, con cincuenta y dos, o cincuenta y tres leguas, entre un mar y otro. Cada legua incluye cuatro kilómetros actuales. Describe que Puerto Caballos (ahora Puerto Cortés) “es uno de los excelentes puertos que hay en todo lo descubierto” en tierra firme, unas treinta leguas distantes de Trujillo. En cuanto a lo de Comayagua, el autor refiere que esta villa está en medio de toda la tierra, respecto de Guatemala y Nicaragua.

Sobre el “Puerto de Fonseca”, obviamente en el golfo sureño del mismo nombre, Pedraza no identifica con ninguna exactitud su localización; pero alega que pertenece a Honduras porque el curato de San Miguel (que en aquel momento era de Guatemala) debiera anexarse al obispado de Trujillo y, lógicamente, al posterior de Comayagua, tal como ocurrió más tarde con el “curato de Nacaome” y el de “las Cholutecas”.

Pedraza, quien llegó a Honduras con el título de “Protector de Indios” (con letras mayúsculas), informa que ha sido aconsejado por el tesorero Diego García de Celis, con el fin de trabajar en la estrategia de unir a los dos mares de la provincia hondureña mediante objetivos urbanos, mineros y comerciales. Cristóbal de Pedraza puntualiza que ha visto con sus propios ojos, en la villa de San Pedro, a los viajeros que caminan hacia “Puerto Caballos” en Honduras, procedentes de Tabasco cerca de Yucatán; de León en Nicaragua; y de Guatemala y el Perú, con el propósito de embarcarse hacia Castilla y que, además, ha observado a otros viajeros que llegan desde San Domingo, capital portuaria de la isla “La Española”. Esto significa que en los comienzos del periodo colonial hubo un incipiente pero prometedor comercio interior y exterior entre el “Virreynato de Perú”, Honduras, Guatemala, el Caribe, España y posiblemente más países del trasmundo, ya que los observadores realmente agudos, como Pedraza, habían identificado las fuertes potencialidades estratégicas, o económicas, de los puertos hondureños localizados en la profunda bahía de Trujillo, en la bahía de Omoa (Puerto Caballos) y en el Golfo de Fonseca. Observaciones que continúan presentando mucha validez actual.

El “Protector de Indios” y pacificador de los terribles conflictos jurisdiccionales entre los mismos conquistadores españoles se queja, en otra carta de agosto de 1552, que el emperador se niega a contestarle sus misivas, y que según le han informado el motivo principal es que sus epístolas son muy largas o aburridas. No es nada descartable que sus manuscritos se quedaran en los recintos del “Consejo Real” o de la “Casa de Contratación de Sevilla”, y que su correspondencia casi nunca haya llegado a los ojos del rey. Pero la carta de 1552 sí fue contestada de inmediato, atendiendo a una sola de sus peticiones e ignorando el resto del contenido. Gracias a esas cartas demasiado largas o aburridas, y con ortografía dispersa y sintaxis confusa, es que los historiadores del siglo veinte y parte del veintiuno, han logrado rescatar una información rica y fidedigna acerca de las circunstancias de la provincia de Honduras desde finales de la década del treinta del siglo dieciséis, hasta la llegada del obispo fray Jerónimo de Corella, quien escribía cartas breves y precisas, y con mejor ortografía que la del triste y esforzado obispo Cristóbal de Pedraza. (Corella informa acerca del obispo designado anterior, fray Alonso de Guzmán, quien nunca se presentó a asumir la cátedra obispal en Trujillo, y propone que la sede catedralicia sea trasladada a Comayagua).

Releyendo en forma más detenida las epístolas de Cristóbal de Pedraza, he detectado que en San Jorge de Olancho también se cultivaban los viñedos. (Aunque San Jorge fue un villorrio destruido en fechas tempranas por movimientos sísmicos como los recientemente ocurridos en la parte central de Honduras). También he releído acerca de la producción de “pan, vino y ganados”, y algodón y trigo en Comayagua, lo cual merece ser reforzado con otros documentos de primera mano.

Aquel comercio incipiente entre Perú, Honduras, Guatemala y el “Virreynato de Nueva España” quedó eliminado según la “Real Cédula del 20 de junio de 1609”, especialmente para restringir la circulación del oro y la plata entre las grandes provincias, mediante un proteccionismo excesivo que solo beneficiaba, según una hipótesis de Manuel Rubio Sánchez, a un segmento de la sociedad colonial suramericana. Quedan subtemas pendientes de lectura e investigación, como el nombre del partido de “Huilacho”, “Ulanchos” y Olancho. Lo mismo que la primera localización geográfica de la ciudad de Gracias a Dios, en la escarpada zona de Lempira.

 

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