Varias preguntas y una respuesta

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1 de diciembre de 2023
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12:04 am
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Varias preguntas y una respuesta

Por: German Edgardo Leitzelar Hernández*

El día de hoy empiezo por acusarme de iluso y soñador antes que los demás lo hagan, hecho lo cual pregunto ¿quién tiene en honduras el poder de la palabra: los señores ministros, diputados, embajadores, asambleístas, representantes civiles, colegas, militares, ¿presidentes, profesionales, amigos? Y ahora me pregunto quién de todos ellos o nosotros tiene el poder de construir hechos y realidades para una nación que sigue esperando resultados.

A lo mejor ya estamos todos cansados o nos agarran cansados. Sin embargo, después de lo dicho antes y continuar sintiéndonos insignificantes, sin poderío económico, político, militar o de cualquier otro tipo, quizá algunos estén y muchos otros dirán ¿y, de qué sirve este palabrerío?

Por alguna razón entre más avanza la civilización, más civilizadas y esquematizadas se vuelven las barbaries y vemos a la humanidad enfrentándose a sí misma, los conocimientos, la tecnología, las riquezas los métodos en general nos convierten en la especie más evolucionada o equipada que jamás pisó nuestro planeta, y entonces la pregunta es… ¿y, para qué?

Quizás el estado actual de cosas se divorció tanto de la moral y los valores que solían hacernos querer y cuidar al prójimo, se han desvanecido, o tal vez la polarización y la división en posiciones extremas nos han llevado a esquemas tan irreconciliables, que hasta hemos llegado a creer que entendernos y conciliar es imposible y entonces construimos imposición que defrauda toda suerte de valorar la dignidad humana, imposibilitando que nos lleve a destinos en los que aun con diferencias abismales entre las personas, hasta el más insensato o desposeído tenga lo necesario para vivir con dignidad, lo cual sería perfectamente posible si tan solo nos educásemos con parámetros distintos, y la pregunta es ¿es esa nuestra realidad?

Cuándo lograremos que el pequeño grano que se convierte a veces en el fiel de la balanza tenga capacidad de votar bien en lugar de botar su voto o votar como se le diga o manipule, y sobre todo ¿cuándo los que han sido votados responderán a las expectativas de los que les dieron su confianza representada en elecciones?, toda esa confianza dada a un reducido grupo de personas para que diseñen la vida y destino de 11 millones debería tomarse en serio y no como un capricho personal, la gente vota con toda esperanza en quien le representará y después cada voto parece convertirse en un veneno que cercena la propia vida del votante.

Institucionalidad y Estado de derecho son esquemas sobre los cuales se erige una sociedad justa y equitativa. Institucionalidad implica crear y mantener estructuras sólidas y transparentes que salvaguarden los principios democráticos, mientras el Estado de derecho nos asegura a todos sin excepción, sometimiento a normas y reglamentos que garantizan la igualdad y la justicia que, si bien tienen diferencias representan valores universales que han sido aceptados y desarrollados en la mayor parte de las sociedades del mundo. Si la institucionalidad y el Estado de derecho operan eficazmente respetando la separación de poderes, y además permiten que los ciudadanos comprendan y participen activamente en el proceso democrático, tendremos certeza de que ningún individuo o grupo detente controles desmedidos, para protección de los derechos individuales y resolución de las disputas de manera equitativa y sin abuso alguno.

Es lamentable que internamente y en base a luchas vacías y por un mero afán de control pleno del estado de cosas se impongan irregularmente formas de operar disfuncionales y para efectos internacionales eso solo logra que las posibilidades de funcionamiento de orden global se reduzcan aun más. Imponer internamente cosas que no respetan los principios aquí expuestos en un suicidio porque las ilegalidades que imponemos internamente solo sirven a lo interno, pero hacia fuera solo nos generan desventajas y la certeza de perder acciones en lugares donde sí se respeta la institucionalidad.

La protección de los derechos humanos debidamente implementada es sinónimo de un estado de respeto a los derechos civiles y debe ser plan inquebrantable de la institucionalidad y el Estado de derecho. La sociedad debe asegurarse de que cada individuo sea tratado con dignidad y respeto, independientemente de su origen, género, religión u orientación. La inclusión y la no discriminación son imperativos para construir una comunidad justa y cohesionada en donde todos seamos hondureños cosas que somo de forma implícita, pero sin que lo ejercitemos como es debido. Solo si mantenemos fuertes estas bases y hacemos que operen en armonía, construiremos la sociedad donde la equidad, la libertad y el respeto mutuo florezcan, asegurando así un futuro sostenible y próspero para todos. ¿Podemos cambiar y mejorar?, la respuesta es: depende del accionar de cada hondureño.

“ACCIONAR SOCIAL PARA LOGRAR CONSTRUIR”

*Abogado laboralista independiente.

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