La impresión excesiva de dinero es una ruta muy peligrosa

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2 de diciembre de 2023
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12:06 am
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La impresión excesiva de dinero es una ruta muy peligrosa

Por: Carlos G. Cálix*

El error cometido en el 2021 durante la gestión del gobierno anterior al aprobar la emisión de un nuevo billete de L. 200 lempiras, quedará pequeñito en referencia a los 4,000 millones de lempiras que este gobierno pretende imprimir. De concretarse, la inflación que se avecina, será el resultado de la suma de estos dos errores en la política monetaria hondureña. Cuando un país emite más dinero sin producir más bienes, los precios suben y eso es lo que veremos en 2024 y 2025. La licitación “privada” 11-2023 lanzada por el Banco Central de Honduras (BCH) es una ruta muy peligrosa camino a socavar la débil economía. Sugiero dejar de jugar a los “desarrollistas” sin fundamento y que intenten comprender que la inflación es un fenómeno monetario que afecta el poder adquisitivo de una moneda.

En el corazón de la teoría monetaria de la inflación yace la relación directa entre la oferta de dinero en una economía y los niveles de precios. Cuando se imprime más dinero sin un aumento correspondiente en la producción de bienes y servicios, se genera un desequilibrio que se manifiesta en el aumento generalizado de los precios. Este fenómeno es evidente en numerosos episodios inflacionarios a lo largo de la historia.

Un ejemplo destacado es la hiperinflación en la República de Weimar en la década de 1920. Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontró en una situación económica precaria y, para financiar sus deudas de guerra, optó por imprimir grandes cantidades de dinero. Esto resultó en una espiral hiperinflacionaria, donde los precios aumentaron exponencialmente, erosionando el poder adquisitivo de la moneda.

La inflación descontrolada no solo afecta a los precios, sino que también tiene consecuencias negativas en la economía y la sociedad en su conjunto. Uno de los efectos más perjudiciales es la pérdida de confianza en la moneda. Cuando las personas anticipan que el valor de su dinero disminuirá rápidamente, tienden a gastarlo de inmediato o buscar refugio en activos más estables, como el oro. Esta conducta acelera aún más la inflación y crea un círculo vicioso.

Además, la inflación distorsiona las señales del mercado, haciendo que sea difícil para las empresas planificar a largo plazo. Los contratos a largo plazo se vuelven inciertos, ya que las empresas tienen dificultades para prever los costos futuros. Esto puede frenar la inversión y la creación de empleo, afectando negativamente el crecimiento económico.

Mirando hacia el presente, podemos examinar ejemplos más recientes que respaldan la premisa de que la inflación es un fenómeno monetario. Venezuela, en la última década, ha experimentado una inflación desenfrenada debido a la emisión excesiva de dinero para financiar el gasto público. Los precios de bienes y servicios aumentaron a tasas astronómicas, dejando a la población sumida en la pobreza y la escasez. Población que ahora en un éxodo masivo pasa o se queda en Honduras. Muchos de los que pernoctan en Tegucigalpa, curiosamente duermen en lo que llamo: el homenaje central a la corrupción, el Trans-450.

Dada la conexión clara entre la oferta de dinero y la inflación, es esencial abogar por la prudencia en la política monetaria. Imprimir más dinero puede ser tentador para los gobiernos que enfrentan desafíos económicos, pero las consecuencias a largo plazo son perjudiciales.

En lugar de recurrir a la impresión de dinero, los responsables de la formulación de políticas deberían centrarse en medidas que impulsen el crecimiento económico sostenible. Reformas estructurales, fomento de la inversión y gestión responsable de las finanzas públicas son estrategias más efectivas y menos arriesgadas para abordar los desafíos económicos.

Es importante que, en el Banco Central de Honduras, dejen a un lado la falacia keynesiana del gasto público. En este sentido, hago eco de las frases de José Hernández Cabrera miembro del Instituto Juan de Mariana: “La palabra estímulo es engañosa. Imprimir más dinero (expansión monetaria) o prestar dinero que no se tiene (expansión crediticia) no es una pócima que mejore la salud económica. La riqueza no consiste en tener más dinero, que al fin y al cabo es un medio de intercambio, sino en tener a disposición una mayor cantidad de bienes de consumo”.

A pesar de lo que piensen los académicos anti-Friedman y los economistas a sueldo, Carlos Rodríguez Braun de El Cato, indica que “los sabios de la Escuela de Salamanca se adelantaron 400 años a la idea de Milton Friedman de que la inflación es un fenómeno monetario”. ¡Alto BCH! La impresión excesiva de dinero, como estrategia para abordar problemas económicos, es una senda muy peligrosa camino a socavar la débil economía y la confianza en la moneda hondureña.

*[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Director del Consejo Académico de Fundación Eléutera. Posdoctorado IIESS-CONICET.

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