LETRAS LIBERTARIAS: Para sortear con éxito esta crisis

ZV
/
2 de diciembre de 2023
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
LETRAS LIBERTARIAS: Para sortear con éxito esta crisis

Esperanza para los hondureños

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Hay una crisis en el mundo y hay una crisis en Honduras. En nuestro caso, una democracia desdibujada desde hace muchos años, un aumento de la miseria, un éxodo masivo de los expulsados por el sistema y una economía quebrada. Mientras tanto, el mundo se debate en conflictos bélicos, comerciales y en encarnizadas luchas imperiales por conquistar el mundo.

Frente a esta crisis doble, la del mundo y la nuestra, que es una prolongación de aquella, a nuestros políticos nada parece indicarles que el presente nos advierte insistentemente sobre las posibilidades que tenemos de cara al futuro. Y el futuro inmediato nos dice que debemos ser muy inteligentes para adaptarnos y sobrevivir como nación.

Para ser sinceros, tenemos un problema de interpretación de las señales de los tiempos, por ineptitud y perversión política. Nuestros políticos insisten en seguir patrones del pasado, con fundamentos ideológicos fosilizados y sin esa intuición que solo los grandes estadistas y los gloriosos revolucionarios llevan en sus genes. El único futuro que han conocido nuestras élites y las castas que parasitan en cada gobierno es la de mantener el estado de las cosas para asegurar su permanencia y sus negocios personales. La solución mejor: agarrar el Estado como una franquicia propia hasta sacarle la mayor plusvalía posible.

Mientras nos enfrascamos en una crisis local, la interfase histórica que atraviesa el mundo nos pide a gritos una gran capacidad adaptativa, fuera de la honradez y la inteligencia, virtudes escasas por estos días. Este periodo de transición histórica que abarca cada rincón del planeta está creando mucha inestabilidad social y económica, para la cual, ninguna institución, de las hasta ahora conocidas, funciona.

La respuesta frente a la incertidumbre es la misma en todos lados: deterioro de los valores democráticos, depresión, delincuencia organizada, el espectáculo como escape de la realidad, moverse de sitio, desdén por los estudios y el narcicismo remunerado -influencers y cuerpos apolíneos, por ejemplo-.

Todo está mutando, incluyendo la cacaraqueada equidad de cada cosa. Las tecnologías de información están separando a los que saben de los que se quedan rezagados, generando brechas enormes en el conocimiento y en el mundo laboral. En política estamos asistiendo a los últimos días de la democracia presencial y excluyente: bases de datos en lugar de las amañadas encuestas; parlamentos en línea y el voto electrónico. Recordemos, además, que los partidos ya no cuentan con seguidores fieles; estos siguen a los líderes jóvenes que prometen cosas como la depuración de las obsoletas instituciones; el ambientalismo, el multiculturalismo y la protección animal.

Ante la anarquía global y local que estremece los cimientos institucionales, los políticos obsesos con el pasado prefieren responder con las mismas armas que han conocido, eso que los alemanes llaman “welbeglücker”, es decir, la promesa de un paraíso terrenal, pero haciendo a un lado a los que les estorban.

De la educación, ni hablemos: habrá que revisar ¡desde hoy! el expertise científico de los académicos, las carreras que resultan disfuncionales y aplicar las TIC educativas que, aunque ya se practican en ciertas universidades, la formación sigue el mismo patrón del escolasticismo. La educación superior no puede convertirse en escaleras de intrigantes meritócratas o en el último refugio de desempleados desesperados.

Esta tomografía de la crisis global y local no es más que un pequeño recordatorio para que abramos los ojos frente a la realidad del mundo, y lograr sobrevivir y saltar con éxito esta interfase histórica que nos agobia, este agujero negro que nos absorberá si no nos preparamos con inteligencia y sentido transitorio. Además, no lo digo yo; solo me he encargado de traducir sucintamente el pensamiento de Bauman, Harari, Paul Mason y Peter Drucker. Nada más.

 

Más de Columnistas
Lo Más Visto