¿HAN CAMBIADO LAS COSAS?

ZV
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7 de diciembre de 2023
/
12:54 am
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¿HAN CAMBIADO LAS COSAS?

POR aclamación, el colectivo –de quienes leen editoriales, excluidos, por supuesto, los pobrecitos que en vez de madrugar a actualizarse con algo constructivo dedican la mañana entera a bombardear contactos con videos de la misma insípida propaganda sectaria de todos los días, como de uno que otro iletrado que aún con el exquisito bocado de lectura en la boca no se lo tragan– pide otro escrito del periodista Oscar A. Flores Midence: “El Departamento de Estado, Willauer y el PUN”: Desde que don Julio Lozano “sin buscarlo ni quererlo” sino por uno de esos raros caprichos del destino asumió los poderes dictatoriales, ha escrito mucho: manifiestos, charlas familiares con “su pueblo”, telegramas, circulares, comunicados de prensa, artículos de periódico; notas y mensajes para el Consejo de Estado y un número verdaderamente extraordinario (cerca de trecientos) de decretos-leyes. De esa abundantísima literatura oficial y política, un antólogo podría hacer una amena selección de frases originales como aquellas que dicen: “el camino redentor que conduce a Damasco”, “mi gobierno es de facto pero demócrata”, “un sol que a nadie queme y a todos ilumine”, “bajo mi gobierno nada ni nadie podrá detener el progreso de Honduras”, etc.

Sin embargo, en nuestro concepto la mejor de las frases del jefe de Estado se contiene en la brevedad de estas palabras: “las cosas han cambiado completamente”. Ella aparece en la famosa e histórica circular número 1030-A, en virtud de la cual, ante el asombro de nacionales y extranjeros, se dio la orden de degüello general contra liberales “villedistas” solo porque estos no quisieron caer en las tenebrosas redes del continuismo. Los partidarios del Sr. Lozano, sobre todo aquellos que tienen en el PUN jerarquía de líderes, han hecho de esa frase uno como mandamiento de la ley de Dios, a tal extremo que ahora, en materia política, los salomones continuistas actúan en tal forma como para dar la impresión de que, en Honduras, en esta era de la “conciliación nacional” las cosas han cambiado completamente. Y si no que lo diga el Sr. Ministro de Gobernación y descubridor de la propaganda atómica, quien, según se nos informa, ha instruido a sus salomónicos colaboradores para que vayan contando por ciudades, pueblos y aldeas que el Departamento de Estado de Washington decretó ya contra el pueblo hondureño una sentencia terrible: que nadie, exceptuando a don Julio Lozano, por ser “el único hondureño idóneo”, podrá regir los destinos de este país como presidente constitucional, durante los próximos cuatro o seis años. Y que el embajador Willauer es el encargado de convertir en realidad esa “consigna” del Departamento de Estado. Como se ve, las cosas han cambiado completamente. Antes la “conciliación”, los partidos políticos hondureños, incluso los muy desprestigiados, no apelaban en su propaganda a recursos de esa índole.

En nuestro comentario editorial de ayer hicimos referencia a esa modalidad supersónica o de propulsión a chorro, de la propaganda punpunera. Y dijimos, lo cual es rigurosamente exacto, que el único que puede decidir los destinos políticos del pueblo hondureño es el mismo pueblo hondureño. Ningún gobierno puede intervenir en los asuntos internos de otros países. A eso se le denomina doctrina de la no intervención que ha sido proclamada y suscrita en conferencias interamericanas tanto por los Estados Unidos de Norteamérica, como por los demás países del hemisferio occidental. Pero se nos olvidó decir, en nuestro editorial de ayer, que esa propaganda del PUN no solo es lesiva para la dignidad de nuestra Patria sino que perjudica, en grado superlativo, no solo al gobierno de los Estados Unidos sino a su embajador en Honduras. Y los perjudica por esta sencilla razón: porque fomenta en los hondureños, la mala voluntad hacia Norteamérica debido a que siendo tan repulsiva y odiosa para las masas ciudadanas de nuestro país la causa continuista, el pueblo verá con recelo, con desconfianza y hasta con profunda antipatía al buen vecino que quiere condenar a Honduras al suplicio de seguir aguantando como gobierno, a unos hombres y a un régimen que han demostrado hasta la saciedad ser pésimos administradores de la cosa pública y peligrosos atizadores del odio entre la familia nacional. Y suponemos que a los Estados Unidos y a quienes dirigen sus destinos políticos lo que les interesa es tener amigos en Hispanoamérica, y no enemigos que es lo que el PUN, con su insidiosa propaganda, les está creando en Honduras. Las cosas han cambiado completamente. A los salomones de la política, en su desesperación, no les importa llevarse de encuentro a los hondureños, sino que, incluso, no reparan en el daño que puedan causarle al gobierno de un país amigo de Honduras. (Ese editorial –entra el Sisimite– salió publicado en Diario El Pueblo, junto a otros divulgados en este espacio de opinión en los últimos días, semanas antes que el régimen dispusiese la expatriación de los líderes de oposición. -Cuentan –interviene Winston– que al doctor Villeda lo capturaron en su clínica privada, a don Oscar en las oficinas de Diario El Pueblo en El Jazmín, y a los demás en sus casas de habitación. -El abogado Flores –interrumpe el Sisimite– pidió a los custodios pasar por su casa a sacar un maletín de ropa; lo que aprovechó para comunicar a doña Margarita la urgencia de ir a hacer gestiones a la Embajada Americana, ya que el destino previsto era mandarlos a República Dominicana, donde el otro dictador Trujillo –sospechaban– los metería en la hoguera).

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