Por: Carolina Alduvín
Las conferencias de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tienen lugar cada año desde 1995; durante las mismas, los países signatarios evalúan los avances en la implementación de las recomendaciones para mitigar los efectos del cambio climático y negociar las obligaciones legalmente vinculantes para que los países desarrollados reduzcan sus emisiones de gases con efecto invernadero. El cambio climático ha ocurrido desde que el planeta existe y responde a factores como la órbita terrestre, variaciones en la radiación solar, movimiento de los continentes, actividad volcánica, ingreso de meteoritos y los procesos de los seres vivos. En la actualidad, se debe a las actividades humanas, principalmente la intensificación de las emisiones industriales y la quema de combustibles fósiles.
La ciencia es clara: para mantener un clima soportable, se debe reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas; además, triplicar la capacidad de energías renovables -eólica, solar, hidráulica y geotérmica- para el 2030, lo que requiere un sustancial aumento de fondos para financiar para las adaptaciones, e inversiones para vencer la resiliencia climática. Una clara combinación de habilidades técnicas y decisiones políticas se hace necesaria para que los países que generan las mayores emisiones, se hagan responsables por la mayor parte de tales financiamientos, de tal forma que se cubra el déficit que representan los países con menores ingresos, tal como los que exportan materia prima y deben importar casi todo.
La contaminación por plástico sin reciclar, crece sin cesar y está por salirse de control; la mayor parte termina en los océanos, formando enormes islas, entrando en la cadena alimenticia de todo tipo de animales; mismos que, paradójicamente mueren de hambre, otros quedan atrapados entre redes y sogas, hasta que mueren. Lo más grave para nuestra especie es que está acabando con el microscópico fitoplancton que produce la mayor parte del oxígeno en la atmósfera terrestre. De continuarse la tendencia, puede llegar a un punto de no retorno, entonces será cuestión de tiempo para que cambie la composición de gases en nuestra atmósfera, haciéndola irrespirable. Y la solución, definitivamente no es viajar a otros planetas, solo alguien que no se informa, puede creerlo al pie de la letra y repetirlo como loro.
Es más viable que algún mecanismo de adaptación evolutiva comience a funcionar durante la etapa de transición que vivimos. Y sí, muchos millones que carezcan de la ventaja adaptativa van a sucumbir, pero la resiliencia de la especie, una vez puesta a prueba, va a pasarla y a continuar de algún otro modo. Aun carecemos de la tecnología para migrar masivamente en viajes interplanetarios, hemos calculado la probabilidad de que existan otros planetas con condiciones de albergar vida, pero aún no tenemos uno solo ya localizado, tampoco tenemos todavía la capacidad para terraformar otros mundos.
Así que en la COP28 en Dubái, la Presidente lo hizo de nuevo, poner a este país en ridículo, exhibiendo su crasa ignorancia y la perversidad de quienquiera haya redactado el discurso, a sabiendas que no lo iba a cuestionar. Nadie, absolutamente nadie, confundido entre el asombro y la risa, pudo haber reparado en las propuestas hechas a continuación. Los traductores, dado su profesionalismo, lograron seguir con su trabajo. Las propuestas, aunque sesgadas unas e inviables otras, no son malas ideas, pero nadie reparó en las mismas. Es lamentable que, para ir a pronunciar sandeces, se apoye en una delegación de turistas que consta oficialmente de 139 delegados pagados con nuestros impuestos a uno de los destinos más costosos sobre la faz de la tierra, de los cuáles, apenas una ínfima proporción son técnicos en la materia. A la menos política Convención en Biodiversidad, la delegación de Honduras apenas contó con dos técnicos de la SAG, patrocinados por el IICA, para atender una amplia variedad de temas
Siendo además una delegación de hipócritas, dispuestos por mero capricho -y a saber con qué ocultas comisiones- a barrer con ecosistemas únicos en el mundo para construir una cárcel que favorezca escapes a reos de alto perfil que pasen desapercibidos, dado el aislamiento y la falta de vigilancia en la zona. Que se ufanan de proteger los bosques tropicales, seguro es muy rentable recuperar con dinero público los bosques privados con los que se lucra el familión.
