Vuelos de fantasía: Amelia Earhart y Xiomara Castro
En una revuelta del tiempo y la lógica, la legendaria aviadora Amelia Earhart, ha decidido llevar a la Presidenta Xiomara Castro, en un viaje alrededor del mundo. Este peculiar tour aéreo parece ser una respuesta satírica a la afición de Castro por los viajes internacionales, especialmente en momentos en que Honduras enfrenta serios desafíos políticos y económicos.
A bordo de un avión que afronta las leyes de la física y la historia, Earhart, con su característica sonrisa despreocupada, promete mostrar a Castro “el mundo desde arriba”. Castro, equipada con una maleta repleta de promesas incumplidas y engaños hacia el pueblo hondureño, se muestra emocionada, aunque ligeramente confundida por la presencia de su anacrónica piloto. Castro le pide “¿puedo llevar a mi comitiva? Solo son más de cincuenta”.
Mientras vuelan sobre Honduras, Earhart señala con disimulo hacia abajo: “¡Mira, allí parece haber un país necesitado de una verdadera democracia y de líderes comprometidos con las necesidades de su pueblo!” Castro levanta sus manos en signo de “¡Adiós!”, anotando mentalmente agregar más sellos a su pasaporte. La ironía de sobrevolar su propio país en crisis, mientras busca lindos panoramas en tierras lejanas, parece que se le escapa.
El dúo luego atraviesa océanos y continentes. En cada parada, Earhart, con una sonrisa maliciosa, pregunta: “¿Encontraste lo que buscabas?” Castro, cada vez más perpleja, continúa con su ritual de sacar fotos y recolectar souvenirs, quizás olvidando el propósito original de su periplo.
A medida que el viaje continúa, las vistas espectaculares desde el cielo contrastan con las complejidades y el caos de los asuntos terrenales. Earhart, en un momento de seriedad, reflexiona: “El verdadero viaje de los valientes es enfrentar los retos, no huir de ellos”. Castro, mirando hacia la vastedad, parece no entender. Earhart proclama finalmente: “¡Próxima escala, la Luna! ¡Allí seguro que no hay crisis políticas! ¡Podremos ver a esos poderosos!”.
Mientras el avión de Earhart y Castro desaparece en el crepúsculo, los hondureños en tierra se quedan preguntándose si este viaje fantástico traerá algún cambio real o si será solo otro episodio en la serie de malaventuras globales de su Presidenta. La imagen de Castro, perdida en su vuelo de fantasía, se convierte en un símbolo de liderazgo ausente, distante y desconectado de la realidad tangible de un país que aguarda soluciones concretas.
En tierra, Honduras enfrenta la realidad de su ausencia. La Presidencia, más que un viaje para recorrer el mundo, es un compromiso ineludible con las necesidades y esperanzas de su pueblo. Cada kilómetro recorrido por Castro es una distancia adicional entre ella y los desafíos reales que su nación enfrenta: crisis económicas, problemas sociales profundos y una democracia que está en caída precipitosa hacia la tiranía. Por otro lado, un séquito de acompañantes siempre parece estar listo para sumarse a estos viajes presidenciales. Cada miembro representa un recurso que se desvía, un esfuerzo que se distrae de las tareas urgentes en casa. En un país donde cada centavo y cada minuto de liderazgo cuenta, esta comitiva no es más que un símbolo de las prioridades descarriadas y la desconexión del liderazgo con la realidad cotidiana de los hondureños.
En última instancia, esta sátira arroja luz sobre una verdad más profunda y preocupante: la ausencia de un liderazgo genuino y comprometido en momentos críticos es una falta grave hacia el pueblo hondureño. La Presidencia no debería ser un pasaporte para escapar, sino un ancla de responsabilidad y servicio. En un país que navega por aguas turbulentas, se necesita un capitán firme en el timón, no uno perdido en las nubes de vuelos de fantasía.
Daniel Zepeda
Tegucigalpa, M.D.C.
