¿Cuál debe ser el papel del religioso frente a la red política actual?
Por: Mario E. Fumero
Esta pregunta merece una amplia reflexión, ya que vivimos tiempos de polarización política, y de actitudes confrontativas entre una izquierda que se puede radicalizar, con otra derecha que ya se ha radicalizado. Lo primero que debemos entender es que todos los extremos son peligrosos, y que el peor enemigo que podemos confrontar dentro de nuestra sociedad, e incluso como cristianos, es dar cabida a la división, porque donde hay división, automáticamente hay destrucción, y es de ahí de donde se desprende el concepto de Maquiavelo, el cual establece el principio de que, si divides, triunfarás.
Me da tristeza, y a la vez preocupación, el hecho de que algunos religiosos, principalmente pastores evangélicos como Roy Santos, se manifiesten públicamente contra el gobierno, y adopte actitudes públicas en posiciones políticas, que nada tienen que ver con la defensa de los valores bíblicos, sino con las tendencias ideológicas que hoy enfrentan la izquierda con la derecha. Los líderes religiosos somos llamados a ser pacificadores, y si en algún momento nos expresamos contra el gobierno de turno, debemos de hacerlo en defensa de valores tradicionales como es la familia heterosexual, el derecho a la vida, y el respeto a las libertades individuales, así como a la libertad de conciencia.
Los líderes religiosos podrán tener inclinaciones ideológicas en aspectos político, pero al convertirse en proclamadores de un reino dentro de otro reino, deben de usar la prudencia y el discernimiento, para saber hasta dónde pueden expresar sus sentimientos ideológicos fuera del plano de lo bíblico y teológico. Recordemos que en los primeros 300 años de historia de la iglesia cristiana primitiva, dentro del Imperio romano, jamás tomó una posición política frente a la hegemonía de Roma, pero sí proclamó su verdad y estableció dentro del sistema dominante, un sistema diferente al existente aquellos tiempos. También descubrimos en la historia, como cuando la iglesia se alineó con el Imperio romano a partir del año 313 d. C., se contaminó y corrompió, degradándose el cristianismo a niveles de corrupción tan grande en la Edad Media, que desencadenó después la reforma protestante.
Es prudente que los pastores evangélicos mantengan un bajo perfil en cuanto a la polarización que vive nuestra sociedad, no siendo prudente que se manifiesten públicamente, ya sea a favor del gobierno de turno, o en contra al mismo, participando en eventos con matices ideológicos y políticos, porque como iglesia debemos defender los dos principios de la reforma que son la apolitización de la iglesia, y la defensa de un estado laico.
Debemos tener claro los principios enseñados por Jesucristo, los cuales establecen que somos un reino dentro de otro reino, porque su reino no es de este mundo (Juan 18:36), por lo que no podemos servir a dos señores (Mateo 6:24). Debemos entender que hay que darle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César (Marcos 12:17) lo que establece una diferencia entre los sistemas políticos y los principios evangélicos.
Si como líder religioso tengo que manifestarme en algún momento, lo haré para defender mis principios, y no ninguna ideología política, porque como iglesia tenemos que predicar y proclamar un evangelio de paz y armonía entre los hombres. Es bueno entender que, para poder ser juez imparcial en conflictos humanos, debemos mostrarnos prudentes y no alinearnos con las luchas políticas existentes, ya que tristemente todas ellas están dominadas por la ambición humana.
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