¿”Nuggets” en vez de bistecs? Solución para el cambio climático pero no para el resto

RP
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9 de diciembre de 2023
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09:30 am
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¿”Nuggets” en vez de bistecs? Solución para el cambio climático pero no para el resto

En el oeste de Francia, un criador de aves golpea la puerta antes de abrirla al espacio donde hay 30.000 pollos. En menos de un mes su peso va a triplicarse y su carne representará un balance de carbono bajo.

“El objetivo es hacer la mejor carne posible en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de alimento posible”, resume Stéphane Dahirel, de 56 años, al frente de esta granja en el centro de Bretaña.

El plumaje blanco de las aves es ralo: nacieron hace 20 días. Pero ya pesan casi un kilo, veinte veces más que cuando asomaron del huevo. Cuando se los mate, en 45 días, su peso será de más de 3 kilos.

Y su amplia pechuga dará mucho filete -la parte más apreciada de los consumidores occidentales- que terminará en “nuggets” para McDonald’s.

Este rendimiento acelerado permite al pollo exhibir la huella carbono más liviana de la carne, no solo en Francia.

Comido en todos los continentes, el pollo sería una solución desde el estricto punto de vista del cambio climático si reemplazase a la carne bovina.

No es poca cosa cuando la ganadería representa el 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a las actividades humanas, según la estimación publicada el viernes por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Pero para tener pollos hay que producir los granos que los alimentan, lo que implica grandes superficies cultivadas, fertilizantes sintéticos y pesticidas. Esto tiene consecuencias sobre la biodiversidad, la calidad del agua, la deforestación. Sin hablar del bienestar animal y su nutrición.

El pollo genera una media de “menos de un kilo” de equivalente de CO2 (CO2eq) por kg producido (antes de la muerte del animal, la transformación y la distribución), según la FAO.

Como comparación, el cerdo genera 2 kg y la carne vacuna, 30 kg.

Otras estimaciones difieren, a veces mucho, pero confirman la ventaja que representa el pollo, ya que las vacas tienen en cambio eructos cargados de metano, un gas de mucho efecto invernadero.

Al revés de lo que se piensa, el transporte solo agrava de manera marginal la huella carbono de los alimentos.

Las proteínas vegetales son generalmente mejores en términos de carbono, pero según las estimaciones el pollo exhibe cifras levemente más satisfactorias que el arroz, a raíz del metano que emiten los arrozales, sobre todo si las aves son criadas de manera intensiva.

– Cría intensiva –

Aireación, temperatura, calidad del agua y el alimento… Stéphane Dahirel controla todos los parámetros para obtener el mejor rendimiento del medio millón de animales que produce anualmente en tres criaderos.

Los pollos (20 por m2) se crían en una arena donde se mezclan la viruta y cáscara de trigo sarraceno.

Aquellos que tienen problemas son eliminados para que no sufran pero también porque el matadero, muy automatizado, requiere ejemplares que sigan los estándares.

“Es el sistema más eficaz, más racional, desde un punto de vista económico y ecológico”, dice este productor desde el porche de su casa con vista a uno de los criadores cubierto de paneles fotovoltaicos.

El pollo representa una proteína animal óptima para luchar contra el cambio climático, pero no es forzosamente bueno para la naturaleza.

“Si se razona solo mirando las emisiones de CO2 por kilo de carne, nos vamos poner todos a comer pollo, podríamos tener la impresión de que tenemos la solución y cometeríamos un error monumental”, estima Pierre-Marie Aubert, del Instituto de Desarrollo Duradero y de Relaciones Internacionales (IDDRI) francés.

– Consumo en aumento –

“Si solo se piensa en carbono, muchas cosas se volverán en contra nuestra a largo plazo”, agrega Aubert, que considera “delirante” el aumento del pollo en el consumo.

El pollo, desprovisto de restricciones religiosas o culturales, ya es una de las carnes más consumidas del mundo junto al cerdo.

Su producción no deja de crecer y alcanzaría más de 103 millones de toneladas anuales (sin contar las patas) en 2024, según la secretaria de Agricultura estadounidense.

“Insistimos tanto con las emisiones de los rumiantes que mucha gente piensa que sustituir la carne vacuna por el pollo basta, pero es el consumo total de carne lo que hay que reducir”, dice Lucile Rogissart, investigadora en el Instituto de la Economía para el Clima, también francés.

De su lado, Anne Mottet, del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, una de las agencias alimentarias de la ONU, “hacer elecciones en base a un solo criterio nunca ha sido una buena idea”.

Un ejemplo: es cierto que la carne vacuna es la más grasa y que emite más que la carne blanca, pero “un poco de carne roja” sigue siento útil contra la falta de hierro, que afecta a un tercio de mujeres. AFP

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