Por: Fernando Berríos
Cuando vemos a esos venezolanos deambular por las calles de Tegucigalpa y de otras ciudades del país, nos da escalofrío pensar en todo lo que han tenido que sufrir para llegar hasta estas tierras.
Les vemos con niños muy pequeños en brazos, tratando de vender algunos dulces en los semáforos con el fin de agenciarse algunos lempiras para continuar su viaje hacia el norte del continente.
Les vemos tan a menudo que hasta nos hemos vuelto indiferentes a su dolor. Cada vez menos personas se solidarizan con ellos y por decirlo sin rodeos, tanto el gobierno como la población en general los hemos dejado a su suerte.
Ni siquiera vemos a las feligresías de esas iglesias, donde a diario se “pumpunean” el pecho, ir en su auxilio para atender al forastero. Poco o nada se aplica aquel principio bíblico que leemos en Mateo capítulo 25, versículo 35 en adelante, y que dice:
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.
Entonces los justos le responderán, diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?”. Respondiendo el Rey, les dirá: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis”.
Nosotros, los hondureños, debemos ser más solidarios porque este drama que viven nuestros hermanos venezolanos y sudamericanos, es igual o peor al drama que están viviendo miles y miles de hondureños en la ruta migratoria por territorio mexicano.
Las cifras son realmente alarmantes y en el país hay una estrategia para invisibilizar esta triste realidad.
Un informe de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ha revelado que Haití, Honduras y Cuba son los países con más migrantes solicitando asilo y refugio en México durante el 2023.
Las cifras son reveladoras, porque Honduras ocupa el segundo lugar con 40,142 solicitudes entre el mes de enero y noviembre, solo siendo superados por Haití que registró en ese mismo periodo 43,459 ciudadanos.
El tercer lugar lo ocupa Cuba, con 17,686 ciudadanos de la isla comunista que no quieren vivir más bajo ese régimen dictatorial.
Muy por debajo en número de solicitudes se encuentran los siguientes países: El Salvador (5,900), Guatemala (5,896), Venezuela (5,388), Brasil (3,675), Chile (3,476), Colombia (2,468) y Afganistán (1,723).
De las anteriores cifras nos llama la atención que el verdadero éxodo migratorio lo encabecen ahora países como Haití, Honduras y Cuba (los más pobres del continente) y no precisamente los venezolanos, sobre los cuales están los focos de todas las cámaras.
En el caso de estas solicitudes de asilo y refugio en México, la realidad hondureña es 800% superior a la venezolana y en Honduras poco o nada quiere hablarse sobre esta situación que devela que algo no estamos haciendo bien como país.
Las causas de la migración son estructurales, con raíces muy profundas. La migración irregular es impulsada por la pobreza, extrema pobreza y miseria. También por la inseguridad ciudadana, por el crimen organizado, la corrupción galopante pública y privada. Y quizás una de las principales causas son la falta de empleo y el alto costo de la vida.
Nadie puede ignorar estos problemas estructurales y es por ello que la noticia por parte del gobierno central de que la pobreza se ha reducido nueve puntos ha sido recibida con cierta gracia de parte de todos los sectores de la sociedad. En el imaginario de las autoridades de gobierno, en Honduras hay unos 200,000 hogares que salieron de la pobreza, es decir, unos 800,000 hondureños.
Desde luego eso nadie lo cree porque sacar de la pobreza a una familia va más allá de cambiar la metodología de medición. Para reducir la pobreza se necesita crecimiento económico (entre 2022 y 2023 habremos crecido apenas un 7%), se necesitan generar miles de empleos (los empleos se han reducido por el cierre de empresas y la eliminación de la ley de empleo por hora), se necesita incrementar la inversión pública (es deficiente y escasa en el país), se debe atraer inversión nacional y extranjera (está en picada en relación a otros años).
De manera que, en función de todo lo anterior, ¿en base a qué se dice que la pobreza se ha reducido en Honduras? Aquí lo real es que miles de hondureños huyen de la pobreza y las cifras, tanto de México como de Estados Unidos, lo comprueban.
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