Manual del joven plástico

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13 de diciembre de 2023
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12:44 am
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Manual del joven plástico

Déjame que te cuente…

(2/2)

José María Leiva Leiva

Mencionábamos en un artículo precedente otra anécdota del pintor y profesor Santos Arzú Quioto, ocurrida en la graduación de bachilleres en noviembre de 2003, del Instituto Salesiano San Miguel, de la que él fue su padrino. Con tal motivo le tocó pronunciar un elocuente mensaje que a nadie dejó indiferente… El profesor Arzú invitaba a sus discípulos a evitar a toda costa, la superficialidad, y al efecto les leía un breve manual del “joven plástico”, al que denominó “el fresómetro”, en donde encontramos las características que definen al “chavo fresa”. Veamos:

“Y aquí viene la realización total: Al fin, papi y mami lo mandan a Miami, por un día, para que desde ahí se desplace a pie hasta Orlando y vaya a ver qué bonito es Disney, ¡Por fuera!, porque no le ajusta para entrar. ¡Ah! Que conste… el nene llega de arrimado a Miami, como un verdadero “Attachment” donde la tía “Toña” que se fue mojada hace veinte años. Regresa a Honduras transformado. A tal grado que ya no conoce a nadie, e incluso se le ha olvidado la lengua de Cervantes.

A los amigos ahora los cataloga de “nacos”. Y lo primero que dice cuando arriba a Toncontín es “ya ni me acordaba de las cucarachas”. Santos Arzú concluye en que la causa más común para que surja el fresa es que, cuando niño, fue dejado a la deriva en su hogar, y para calmar el remordimiento lo complacían en todos sus berrinches. O bien, condicionamientos desde la infancia sesgaron su comportamiento, quizás un entorno familiar conflictivo o la sociedad que actuó como camisa de fuerza lo oprimió orillándolo a reaccionar de manera deleznable. ¿Qué será de ustedes muchachos?, se cuestiona el profesor. Y enseguida agrega:

Esta es la pregunta que siempre nos planteamos los profesores cada vez que sale una camada de estudiantes de nuestras aulas. La respuesta la darán ustedes. Ojalá podamos platicar dentro de unos meses o años y ver si encajan en el “fresómetro” o si, por el contrario -como lo esperamos- sean personas profundas e intensas. Instintivamente nos brota del corazón el deseo de éxito, felicidad y realización plena para ustedes.

Cuando un exalumno salesiano nuestro triunfa, nos regocijamos todos, nos llenamos de orgullo porque ustedes muchachos, son nuestra corona y la razón de nuestro trabajo, su éxito lo sentimos como propio. Confiamos en ustedes, queridos bachilleres, porque aquí en el San Miguel, no somos maquila de fresas”. Por supuesto, esto es una gran verdad, y puedo dar testimonio de ello, al ser yo, al igual que mis hijos José María y Ricardo Arturo, egresado también y a mucha honra, del Instituto Salesiano San Miguel en la promoción de noviembre de 1976, hace ya 47 años. Finalmente decir, que mi hija Scarlett Melania es también exalumna salesiana, egresada del Instituto María Auxiliadora en el año 2000.

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