Diferencias y similitudes

ZV
/
15 de diciembre de 2023
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Diferencias y similitudes

Por: German Edgardo Leitzelar Hernández*

Mas allá de pleitos ideológicos de izquierdas y derechas que cuesta distinguir salvo por el estilo propio de fracasar, existen conceptos, valores y acciones que sustentan la vocación democrática de un país. Como transmitimos o ejercitamos estos valores incide en que una democracia funcione o no.

Como ejemplos de estos podemos mencionar: participación ciudadana, Estado de derecho, elecciones libres y justas, pluralismo, derechos humanos, libertad de expresión, poder limitado del gobierno, responsabilidad y transparencia, separación de poderes, cultura cívica, educación cívica, justicia social, economía mixta, autonomía local, tolerancia, estado de bienestar, defensa de minorías, renovación pacífica del poder, medios de comunicación libres, justicia independiente, participación de la sociedad civil, protección del medio ambiente, descentralización y justicia económica, de entre muchos más que pueden mencionarse.

Todo esto debería entenderse como el escenario en donde se fomenta: participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas, promoción al respeto y la aplicación justa de leyes iguales para todos, derivado de procesos electorales transparentes y accesibles para todo ciudadano creando una sociedad en donde toda opinión o creencia sea respetada y valorada, mientras protege los derechos fundamentales de todos independientemente de origen, raza, género u orientación. Materializándose y creando derechos a expresarse con opiniones y críticas en un marco de respeto y sin temor a represalias, con equilibrios en el poder gubernamental que no permita abusos de autoridad.

Una nación democrática genera líderes e instituciones responsables ante la ciudadanía, es un lugar donde el poder está distribuido entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial evitando siempre la concentración de autoridad. Así se obtiene una sociedad que valora la participación ciudadana, la responsabilidad y el compromiso cívico porque recibimos educación sobre principios democráticos y funcionamiento del sistema político, con el fin de unir a la nación en la búsqueda de reducir desigualdades y garantizar equidad en la distribución de recursos y oportunidades, combinando economías de mercado con políticas que reducen desigualdades y promueven bienestar social, respeto de la autonomía de las comunidades locales en la toma de decisiones que les afectan, respeto y aceptación a diferencias culturales, religiosas y políticas y promoviendo garantía de servicios básicos y sociales para todos, rescatando derechos de minorías frente a posibles abusos de mayorías y viceversa.

Entendimiento y aceptación plena de que los cambios de gobierno se realizan a través de procesos electorales sin violencia, con garantías de libertad de prensa y acceso a información diversa, un sistema judicial autónomo que actúa sin injerencias políticas, mientras existe balance entre el gobierno central, otras entidades y existencia de actividad de organizaciones no gubernamentales y sus ciudadanos en la toma de decisiones, creando consciencia y consideración a sostenibilidad y cuidado del entorno como parte de las políticas gubernamentales, distribución de responsabilidades y recursos promoviendo gobernanza efectiva, con el objeto de garantizar que los beneficios económicos se distribuyan de manera justa en la sociedad.

Todo lo expuesto parte de principios de buena fe y un profundo deseo de crecimiento colectivo y construcción positiva de un desarrollo colectivo. Lamentablemente los mismos conceptos suelen distorsionarse, malinterpretarse o manipularse de forma que con criterios egoístas y egocéntricos implementan cosas que poco o nada positivo tienen.

Cuando el totalitarismo se apropia de estos criterios, la participación ciudadana puede ser manipulada a través de elecciones controladas y falsas sin que se tenga verdaderamente la libertad de elegir, en lugar de un Estado de derecho justo se establecen leyes arbitrarias que solo consolidan poder y restricción de las libertades. Así pues y aunque existan procesos electorales solo son excusa para mantener el control gubernamental limitando la verdadera competencia y representatividad y en lugar de promover diversidad de opiniones se busca a toda costa suprimir cualquier forma de pensamiento crítico violando derechos fundamentales, justificando la represión en nombre de la “seguridad” del Estado, por ello en lugar de permitir la libertad de expresión se censura.

La tendencia que es concentrar el poder en manos de unos pocos, elimina controles y equilibrios democráticos y en lugar de ser responsables ante la ciudadanía se evita la rendición de cuentas y la transparencia, por ello se socava la independencia de los poderes del Estado mientras se evade tener una cultura cívica activa formando obediencia ciega y conformismo. Se manipula la educación puede ser manipulada para ideologizar y evitar la existencia de ideas críticas. Se manipula la justicia social y esta se consolida en riqueza y poder en manos de una élite que lejos de buscar equilibrio económico limita la iniciativa privada en lugar de regularla, siempre centralizando el poder y limitando la autonomía. En lugar de promover la tolerancia, se fomentan discriminación y persecución entre muchas otras cosas.

“SAQUE CONCLUSIONES PROPIAS APOSTANDO POR LO POSITIVO”

*Abogado laboralista independiente.

Más de Columnistas
Lo Más Visto