¿TODO SE DESCUBRE?

ZV
/
15 de diciembre de 2023
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
¿TODO SE DESCUBRE?

TRANSMITIMOS esta noticia divulgada en un diario español: Que el gobierno central ha propuesto a las autonomías regulación para limitar el uso del móvil en colegios e institutos. “La ministra de Educación –lee la nota– según lo manifestó en la Conferencia Sectorial de Educación ha propuesto a las CCAA llegar a un acuerdo para prohibir el teléfono móvil a los alumnos durante el horario lectivo, incluidos los recreos, tanto en colegios como en los institutos”. Informa que el Gobierno y representantes de las comunidades autónomas intentarán alcanzar una especie de Pacto de Estado, “una solución consensuada y acordada por todos”, que permita “regular” el uso de este dispositivo en los centros educativos, dada la inquietud de padres de familia sobre el daño que hace a los estudiantes esa hipnótica dependencia a sus aparatos digitales.

Actualmente cuatro autonomías tienen prohibidos los dispositivos: Galicia, Castilla-La Mancha, Madrid y Andalucía. Es el camino –asegura la nota informativa– emprendido también por los gobiernos de Francia, Italia, Finlandia, Holanda y el Reino Unido. La autoridad educativa ha avanzado que la reflexión sobre el móvil “también se va a extender al uso de las redes sociales dentro de una estrategia de bienestar emocional”. “Galicia, que prohibió por decreto el uso del móvil en 2015 en todas las etapas educativas, salvo en usos pedagógicos, sostiene que “es una medida que ha contribuido a la mejora de la convivencia escolar” y “la semana pasada aprobó ampliarla a recreos, comedor, extraescolares y entradas y salidas del centro”. Reiteradas veces en este espacio de opinión hemos alertado a la sociedad sobre lo nocivo de esa fijación de niños y adultos a sus adictivas extensiones tecnológicas. Como ejemplo una conversación de cierre: (Ajá –entra el Sisimite– ¿qué pasó con la moderación? -Las plataformas tecnológicas –asegura Winston– cambiaron la vida de las sociedades. El enganche de sus clientes –que les produce ganancias multimillonarias– es hurgando el cenagal de los más bajos instintos, instigando el pleito, el conflicto, el odio, los ataques. Y como hoy día el que no era nadie, quien nunca tuvo valor, ni va a tenerlo, cree que es alguien –se siente empoderado con la metralleta que le han dado, mentándole la madre a otros, a diestra y siniestra, por las redes sociales–ese es el mundo de la socialización y por supuesto de la política. El daño que se hace –mintiendo, insultando, y entre más sea la grosería, la vulgaridad, la procacidad de las palabras, mucho mejor– es alarmante, pero, esa es la naturaleza entumecida del ser humano que la tecnología y esos chunches digitales han despertado; el placer de herir y de causar angustia. La moderación, la verdad, la seriedad, el equilibrio, la sensatez, la inteligencia, son virtudes que cayeron en desuso).

(Bueno –interviene el Sisimite– pero no es muy distinto de ciertos criterios vertidos en medios convencionales por dizque orientadores de la opinión pública atragantados de espesa flema de resentimiento. Quieren que todos comulguen con su malestar y se indignan con quien no se enlista en la inútil causa contra “el enemigo”. Entonces, recurren al desprestigio: Que fulano negoció tal o cual cosa que nunca ha negociado. Que los diputados de zutano –que no tiene diputados; ni planillas por movimiento alguno, no es candidato, ni tiene cargo de autoridad partidaria– se prestaron para transar con mengano tal o cual otra cosa. Que perencejo –porque como constituyente la conoce mejor que cualquiera– fue quien les dio la infeliz idea de la truncia aquella. Y así –inventando, especulando, ultrajando– hoy un absurdo, mañana un disparate, pasado la amargura de sus quiméricas alucinaciones. -Tranquilo –interviene Winston– aquí del colectivo mandan esta lapidaria sentencia: “Con el tiempo todo se descubre: las mentiras más ocultas, las razones más ciertas y los amigos más falsos”).

Más de Editorial
Lo Más Visto