70 días en las calles

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16 de diciembre de 2023
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12:02 am
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70 días en las calles

Independencia y recuperación patria

Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza(*)

Los pueblos que cambian su historia para mejorar son aquellos que nunca abandonan sus ideales, sueños y anhelos, los hemos visto a lo largo de la historia definir sus destinos en momentos llenos de luz, de sacrificio y de decisión, así pasa también con las personas, cada quien define lo que para él o ella significa ser exitoso y claro está, para unos es el dinero, otros lo ven en acumular cosas o puestos, unos creen que 2 ó 3 maestrías los harán especiales o un matrimonio extendido en el tiempo con estabilidad laboral para ambos con los resguardos de la seguridad económica aunque el amor sea efímero y las infidelidades frecuentes en ambos bandos, en fin, la meta de cada quien es diferente y yo no soy quien para juzgarla, pero me llama mucho la atención que la grandeza generalmente viene de las personas menos esperadas en la sociedad, Jesucristo era un carpintero, Napoleón un destituido de la sociedad con orígenes humildes, Colón un navegante de origen controvertido, Einstein un hijo de clase media poco sociable, Lincoln un leñador, Jobs un exiliado por cuenta propia de la universidad, en fin, podría seguir y seguir.

Quiere decir esto que no se debe estudiar, ni por cerca, la educación es el arma para salir del subdesarrollo y las naciones deben hacer esfuerzos extremos por educar a sus poblaciones para que tengan mejores oportunidades de vida. Lo que quiero decir es que algo debe existir en el alma de las personas y de las naciones que los diferencia de los demás y ahí vengo al punto de esta reflexión. Guatemala es un país no muy diferente a nosotros en las cosas importantes, sin embargo, hay algo en su alma nacional que no les permite claudicar del todo ante las adversidades, las ilegalidades, las inconstitucionalidades, los fraudes, la corrupción y la impunidad, mal generalizado de todas las naciones de América Latina.

La historia de Centroamérica podría escribirse en una lágrima ya que todos hemos sufrido los embates de los imperios: el español, el mexicano, el inglés, el americano y ahora el chino, todos obviamente cuidando sus intereses comerciales y geopolíticos, sin embargo, eso no nos libra de culpa ya que, a través de la historia todos los imperios se comportan de la misma manera, además hemos tenido nuestra buena sarta de dictadores, vende patrias, corruptos villanos y tiranos; los farsantes están a la orden del día en lo que al corazón del continente de la esperanza se refiere.

Dicho lo anterior hay diferencias que admirar entre iguales, yo personalmente admiro al pueblo guatemalteco, tan sufrido, usado y vilipendiado como el nuestro, sin embargo, si alguna vez existirá un despertar en nuestros pueblos, debo decir que comenzó o comenzará en Guatemala. Empezaron después de matarse por años entre gobierno y guerrilla a entender que nadie ganaría, a ponerse de acuerdo en un Estado más o menos democrático, luego empezaron las distorsiones y llegaron a los mismos problemas que aquejan a todos los países del centro de América incluyendo a ticos y panameños: corrupción, impunidad, permeo de los cárteles de la droga internacionales, en particular de México, lavado de activos, extorsión, delito común descontrolado, desempleo, falta de oportunidades, gobiernos ineficientes, indolentes, incapaces y altamente corruptos.

Pero un día el pueblo despertó y desde entonces no se ha callado ni detenido, empezaron las protestas, vino la Cicig, vinieron los movimientos populares, vinieron los cambios electorales y los cambios de partidos, lo cual en realidad no es tan bueno, pero ese fue el camino que encontraron con menos problemas y ahora, en el momento que escribo tienen 70 días protestando en las calles, claro que es un resumen muy simplista para todo lo que ha pasado pero con las limitaciones de los diarios es imposible explicarlo todo, lo que quiero resaltar es que, con la fuerza de las protestas forzaron una democracia cooptada a elegir a un político distinto, hijo de un expresidente muy querido en ese país por sus posturas liberales y sociales, alguien fuera del establishment guatemalteco, lo hicieron candidato y ahora lo han hecho presidente, me refiero al señor Arévalo.

A pesar de ello y de todas las injurias, trampas y obstáculos de los que ostentan el poder, el pueblo decidió a favor de una persona menos contaminada que las otras en ese país, ojalá sea fiel portador de las aspiraciones y anhelos de ese pueblo hermano, porque aquí en Honduras, muchos hicieron lo mismo, dándole un mandato a una señora que se tomó las calles también, pero que, una vez en el poder, se olvidó de promesas electorales y de la ciudadanía, no comprendió que no se les dio un cheque en blanco, por eso lo del CN y en particular, se le pidió con el voto de castigo a pésimas administraciones del PN, que fuera decente, diferente, efectiva y justa.

Personalmente quisiera ver una oposición en Honduras tan articulada como la de Guatemala, que tuviera las agallas de estar 70 días en las calles, que no se doblarán ante el tristemente célebre “tilín, tilín”, ni ante las presiones, amenazas, infiltraciones y poca hombría de nuestros supuestos líderes partidarios, aquellos que por a por b están en la cabeza de los partidos y que, ante el primer susto, salieron corriendo a ponerse de rodillas ante el aspirante a dictador, a esperar las migajas del poder, rogando al Diablo que le caigan a ellos.

Bueno, mi admiración por el pueblo guatemalteco y por eso 70 días, ilusionado con que logren su objetivo, esperando que Arévalo cumpla lo prometido y que al hermano país no le pase lo que al nuestro!

(*) Abogado y Notario. Catedrático Universitario. Político Liberal.

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