Por: José María Leiva Leiva
Rumaan Alam, en su libro “Dejar el mundo atrás” (2020), nos muestra su visión del fin del mundo que no tiene nada que ver con lo obvio o lo ruidoso, tal como lo hemos visto en otras ficciones literarias o cinematográficas retratando un ataque alienígena o el estallido de una guerra nuclear. Este holocausto llega con puntos suspensivos, más bien ahondando en el expectante silencio que provoca la incertidumbre, el pánico y el desesperado comportamiento humano ante esta inquietante tragedia que cuesta entender y los hace desconfiar y enfrentar a muerte, si fuese necesario, a unos contra otros.
Así mismo, Rumaan Alam también reflexiona sobre la suerte de esclavitud tecnológica a la que estamos sometidos. La crítica ha dicho “los hechos narrados en la historia vuelven visibles lo fácil que es manejar el comportamiento de la población a través de la restricción de la comunicación y la desinformación”. ¿Qué sucedería si un día la tecnología de todo un país comenzara a fallar? Sin Internet, sin televisión o radio; todas las comunicaciones interrumpidas. ¿Seríamos capaces de sobrevivir? Estas son algunas de las preguntas planteadas por “Dejar el mundo atrás”, que nos lleva como espectadores a recordar la fragilidad de la normalidad y lo impotente que es el ser humano ante el colapso de la tecnología.
El texto sugiere que el caos es resultado de un ataque cibernético en tres etapas, que desestabilizan a la nación norteamericana. La primera etapa es el aislamiento. Por eso la electricidad, los medios de comunicación y los principales transportes empiezan a fallar. La segunda etapa consta de ataques encubiertos y desinformación. Y la etapa final es un golpe de estado, en donde los ciudadanos se opondrían al gobierno y lucharían entre ellos. Sin embargo, los responsables detrás de este ataque permanecen enigmáticos, lo que aumenta el misterio y la ambigüedad de la trama. Un hipotético suceso enfocado hacia una realidad que, en ocasiones, no se siente tan lejana o imposible de llegar a darse.
El libro tiene ahora una adaptación cinematográfica que puede verse en la plataforma de Netflix, dirigido por Sam Esmail; quien también es responsable por la creación de la aclamada serie “Mr. Robot”, protagonizada por Rami Malek. Además, esta es la primera película de ficción de Barack y Michelle Obama, el ex presidente y la ex primera dama de Estados Unidos, quienes son sus productores delegados mediante su compañía Higher Ground Productions.
La cinta narra la historia del matrimonio Sanford (Ethan Hawke y Julia Roberts) que se va de vacaciones a un rincón remoto de Long Island con sus hijos adolescentes (Charlie Evans y Farrah Mackenzie). Cuando sucede un repentino apagón, el propietario de la casa que han alquilado y su hija (Mahershala Ali y Myha’la Harrold) regresan aterrorizados en busca de refugio.
Ahora, las dos familias, desconocidas entre sí, deben aprender a convivir dentro de una atmosfera cargada de misterio y paranoia, mientras el exterior cada vez se vuelve más caótica e impredecible. “Dejar el mundo atrás” resulta un intenso drama humano y psicológico que describe un escenario apocalíptico plausible desde la perspectiva de un puñado de personajes comunes y corrientes que en tiempos de crisis se vuelve presa de sus miedos y la desesperación, al tener ante sí no solo la falla de las redes de comunicaciones, que afectan los controles de navegación aérea, marítima y la de aquellos coches Tesla conducidos por sistemas satelitales que se amontonan entre sí en plena carretera. En resumen, una sociedad desmoronándose y la vida silvestre local enviando señales de que el desastre total es inminente.
