Carlos Medrano
No hay duda de que las remesas familiares, procedentes en un 98.6% de nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos de Norteamérica, han venido a salvar a Honduras sumida en una profunda crisis económica, social y política.
Las remesas, dinero que se origina del sacrificio, esfuerzo y trabajo de miles y miles de hondureños que, al no tener alternativas laborales en este país, arriesgaron su vida, dejaron a su familia más cercana, vendieron lo poco que tenían y emprendieron un viaje peligroso, han salvado literalmente a nuestro país quien se oxigena mes a mes con estos dólares que entran al mercado.
Sin esperanza que les genera su patria, decepcionados por un precario estilo de vida, con pocas probabilidades de salir adelante en un país lleno de división, confrontación, irracionalidad de nuestra clase política, los migrantes hondureños hoy sostienen nuestra frágil economía.
Las remesas son cada día fundamentales para nuestro Producto Interno Bruto, PIB, (es un indicador que se utiliza para conocer la riqueza que genera un país), sino veamos una pequeña muestra desde 2017.
En el 2017 las remesas eran el 18.6% de nuestro PIB ($ 4,305.3 millones); en el 2018 subió a 19.8% del PIB ($ 4,759.9 millones); en el 2019 las remesas siguieron en ascenso con un aporte del 21.4% del PIB ($ 5,384.5 millones) y en el 2020, año de la pandemia, fue el periodo en que menos crecieron las remesas en Honduras en apenas 188.6 millones de dólares.
En el 2021 las remesas aportaron el 25.3% del PIB ($7,184.4 millones) y en el 2022 el dinero de nuestros migrantes alcanzó el 26.7% del PIB ($ 8,464.9 millones), lo que representan más que cualquier producto de exportación hondureño.
Aunque parezca increíble, los migrantes y sus remesas han sido el mejor negocio de Honduras, aunque esto signifique un holocausto de padres y madres de familia, niños y adolescentes.
De acuerdo con encuestas realizadas por el Banco Central de Honduras, BCH, el departamento al que llegan en mayor cantidad las remesas es Francisco Morazán (49.1%); seguido de Cortés (19.1%); Comayagua (4.2%); Atlántida (4.1%) y Choluteca (3.2%).
Esta muestra que desarrollo el Departamento de Estadísticas Macroeconómicas del BCH, establecen que el 58.9% de los migrantes encuestados envían remesas en efectivo, representado un promedio mensual de 467.1 dólares.
Las mujeres son las que enviaron más remesas (56.2%), mientras que los hombres mandaron un 43.8%.
Los beneficiados de las remesas familiares utilizan dichos recursos económicos principalmente para el consumo o sea para alimentación y comercio, y apenas un 8.2% para el ahorro.
Las cifras, por concepto de remesas familiares son halagüeñas, -aunque esto represente “sangre, sudor y lágrimas-, ya que en el 2023 según los reportes preliminares hubo un incremento considerable en los primeros meses del año, ya que Honduras recibió 1,341.7 millones de dólares entre enero y febrero, un 12,2 % más que en el mismo período de 2022.
Honduras recibió en enero del presente año 682,5 millones de dólares en concepto de remesas y en febrero la cifra sumó 659,2 millones de dólares.
Debido a la importancia trascendental que tienen los migrantes y los recursos económicos que estos generan, es fundamental crear facilidades para que nuestros compatriotas tengan todas las disposiciones para invertir, para enviar y para ahorrar sus recursos a Honduras. Documentar en EEUU a quienes lo necesiten, además de darle un trato digno a nuestros migrantes en las embajadas y consulados en la USA, debería ser prioridad para todo gobierno.
Periodista
