¿LEGADO?

ZV
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22 de diciembre de 2023
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12:21 am
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¿LEGADO?

BUENO –escribe la nieta sobre la segunda publicación tomada de los libros de cuentos “Presencia del Olvido” y “La Voz está en el Viento”, del periodista Oscar Armando Flores Midence– ese sí estuvo largo, pero lindo”. El buen amigo de un “Think-tank” nacional: “Me alegra mucho que lo mantenga vigente para las generaciones que no lo conocimos”. “De hecho, ayer me enviaron una imagen con la portada y, la misma me pareció altamente creativa”. Otro buen amigo: “Gracias por compartir este cuento del libro de su padre (QDDG)”. “Es una preciosa pieza narrativa; me cautivó, releí y releí algunos párrafos”. “Es tan oportuno que aun cuando alguien no sea un asesino nos hace pensar en el valor de lo que tenemos y podemos perder; en las razones que también tenemos para seguir adelante, en la soledad, esa que quema el alma, en la hermosa libertad y en la suerte de tener alguien dispuesto a esperarnos o sacrificarse por nosotros”. “Es un cuento hermoso, lleno de sentimientos, errores y virtudes humanas”. Hay orgullo en el linaje literario de su padre y de usted”. “Imagino lo mucho que lo quería y los recuerdos que debe tener de él”. “Es hermoso”.

“Aleccionador relato del libro de cuentos de don Oscar –lee mensaje de otro lector del colectivo– da la impresión que debió ser real”. “Me recuerda el caso de un maestro que llevaba ya muchos años de abstinencia alcohólica”. “Mientras trabajaba en una escuela primaria también se preparaba para adquirir una licenciatura en la Universidad Pedagógica Nacional”. “Pasado un tiempo llegó el día de su graduación”. “Entre amigos de promoción salieron a celebrar”. “Pasadas las horas ya como a las 2 de la madrugada el grupo de cinco abordó el vehículo en el que habían llegado y dispusieron partir del lugar del ‘chojín’”. “El maestro, que ese malhadado día había roto su largo periodo de abstinencia, le dijo al conductor del vehículo que lo dejara en una solitaria calle del barrio Concepción de la ciudad de San Pedro Sula”. “Al momento se armó una discusión de quienes le decían que no se quedara”. “Se bajó y caminó al menos dos cuadras hacia un burdel disfrazado de cantina”. “Se topó con una mujer que le solicitó un trago”. “Él discutió y la ofendió debido al estado en que estaba”. “Mala decisión”. “La mujer lo apuñaló”.

“A esa hora fue difícil salvarlo”. “Murió luego de unos minutos”. “La familia –vivían en el interior del país– vendría al día siguiente de su graduación para reunirse con él”. “En efecto lo hicieron”. “Vaya sorpresa”. “La alegría se había convertido en llanto”. “Un mal paso y todo había cambiado”. “El mal no descansa, siempre acecha entre las sombras y presenta lo malo como bueno y lo bueno como erróneo”. Una abogada amiga: “Qué dura historia, pero es una realidad que se vive y repite en nuestra cultura y es que tenemos problemas fuertes de consumo de alcohol”. “Parte de esa situación incide en los trágicos accidentes de tránsito y ahora combinado con drogas”.

(Divagaciones en el cuento “Whisky”, sobre la belleza de las mujeres: “No estoy diciendo que si son bellas puedan ser tontas. No. Dejemos bien claro este punto. La estupidez convierte a la persona más hermosa en un ser feo y repugnante”. “Creo –no estoy seguro– que fue Óscar Wilde quien dijo que el genio de las mujeres radica esencialmente en su belleza”. Lo que motivó el siguiente mensaje de una amiga abogada: “El relato me recuerda una anécdota: Cuentan por ahí, que un ilustrado exmagistrado, QDDG, tenía de querida a una juez que la había nombrado sin que precisamente se distinguiese por su experiencia, conocimiento o mérito alguno”. “Cierto día otra jueza amiga le reclamó: ¿Cómo es posible que un hombre tan inteligente, tan estudioso, con tanto prestigio profesional como usted, se fije en alguien como ella que de derecho no sabe nada?”. A lo que él respondió: “Es que no la quiero para estudiar”). El aporte de otro afiliado del colectivo alusivo al relato anterior: “Me ha hecho recordar una anécdota con mi compañero, cuando éramos adolescentes”. “Le encantaba estar con una muchacha a la que había conocido; solo que ella no era culta, en lo absoluto, y prácticamente no pronunciaba palabra”. Cierta vez me comentó: “… me encanta estar con ella, su presencia me fascina (al estilo adolescente) solo que luego no tengo tema de conversación con ella”. A lo que le respondí: “… vos disfrutá su presencia, que para hablar me tenés a mí”. -“Tenés razón, asintió”. (Esos dos cuentos de don Oscar A. Flores –entra el Sisimite– variaciones sobre el tema de la Navidad, han despertado un popurrí de reacciones entre lectores del colectivo. -Sí tenés razón –interviene Winston– igual a la mezcolanza de una y de otra cosa intercalada en este editorial. -Es que el amable público –interrumpe el Sisimite– ya anda en modo navideño. Y aunque los políticos equivocadamente presumen que la afición vive pendiente de su espectáculo, con solo una pasada por los moles, las tiendas, los comercios y los mercados, atestados de clientes, se constata que el interés de la gente no es ese, sino que otro. -Cambiando de tema –suspira Winston– esos cuentos –en parte, quizás, versiones de la vida real– perviven; como muestra del legado a las letras de esa genial generación de escritores).

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