¿BÍBLICOS?

ZV
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23 de diciembre de 2023
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12:08 am
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¿BÍBLICOS?

DE veras, valoramos el tiempo que dedican varios afiliados del colectivo –nos referimos a aquellos que, gracias a la Providencia, no han perdido los buenos hábitos de una adecuada formación– a redactar su mensaje de acuse de recibo a los editoriales que reciben como lectura matutina. Ya sea en la brevedad de las palabras o el texto más elaborado, rompiendo esa odiosa práctica, de los adictos a esos chunches y aplicaciones tecnológicas, de socializar con pichingos. Si bien, no podría incluirse en este espacio todos los mensajes recibidos, tomamos –como muestra– una selección de algunos de ellos, en ánimo de trasladar a los lectores un surtido variado de los comentarios. Así que sea esa melódica sinfonía de voces que se escuche, en vísperas de la Nochebuena: “Va a tener que poner los libros de don Oscar en LA TRIBUNA por entregas… –mensaje del viejo amigo abogado– son actuales desde el epílogo hasta el prólogo”. “Intencionalmente empiezo por el epílogo innecesario”. (Generación irrepetible, respondió Winston). “Así es como eran innovadores –agrega– casi pedían disculpas al lector con humildad, pero con sabiduría”.

“Aún recuerdo muchos editoriales de su padre –mensaje de un periodista contemporáneo– una extraordinaria enseñanza de vida”. La exmagistrada: “Y agregaría al comentario de Winston respecto al legado de los relatos, que es grandiosa la forma en cómo devela nuestra idiosincrasia al narrar sucesos de la cotidianidad, con aparente sencillez, pero difícil arte que, en verdad, atrapa el interés del lector hasta llegar al final”. Alusivo a este cierre: (Cambiando de tema –suspira Winston– esos cuentos –en parte, quizás, versiones de la vida real– perviven; como muestra del legado a las letras de esa genial generación de escritores). Otra buena amiga: “Bellos relatos, realidades que lo hacen a uno reflexionar, más en esta época, en cuanto a lo de la belleza de la mujer o de su preparación”. “Creo que lo que vale es la intuición”. Una vez una amiga de quien muchos hombres decían que era bella, me dijo: “¿Querés casarte bien y que el hombre haga lo que vos querrás?”. “Hacete la tonta, no hablés mucho, si te preguntan solo responde sí, no, con una gran sonrisa”. “No le demostrés que son inteligente, ni preparada, porque eso los asusta”. “Claro, yo no seguí el consejo, sigo soltera, y ella súper bien casada”. La amiga doctora: “Mucho tema por discutir en cada uno de sus editoriales”. “Uno la sabiduría, otro la estupidez humana, pero en estos momentos prefiero no opinar porque cada uno debe discutirse en su contexto y con sabiduría”. “Cada ser humano está llamado a ayudar al prójimo y a cambiar el mundo con grandes obras que ayuden a los menos beneficiados y menos letrados porque todos tienen alma y un propósito”. “Los más sabios deben enseñar el camino y el liderazgo debe servir para abrir la mente de los menos prodigiosos, hombres y mujeres”.

“Esperaba un tercer cuento el día de hoy –mensaje de una amiga abogada– pero lo escrito también está muy bien”. “Surge la necesidad imperiosa de empoderar a nuestras niñas, es decir, educarlas para que no dependan de nadie, formarlas en valores para que no se humillen ante nadie, amarlas y respetarlas, para que su estándar de tolerancia ante conductas irrespetuosas sea muy muy bajo o mejor aún inexistente”. “Hoy como el resto de sus lectores, yo también estoy en modo navideño”. (¿Qué decís –entra el Sisimite– de eso que los más sabios deben enseñar el camino a los menos letrados? -Pues de eso se trata –responde Winston– solo que cada vez hay más prójimos que por más que se les quiera enseñar, no quieren aprender. Recua de dundos –el colmo del analfabetismo de hoy– que ni facilitándoles las cosas para que lean, (enviando el editorial diario muy de madrugada) se mosquean en hojear lo que se les manda. -Pues sí –asiente el Sisimite– tenés razón. “El colmo de la ignorancia –en algún lado escuché decir– es que… a medida que se prolonga… adquiere confianza” -Sí, es la lapidaria sentencia bíblica que Mateo atribuye al Redentor: –suspira Winston– “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. Y cambiando a otro tema bíblico –interrumpe el Sisimite– ¿qué decís del alarde fingiendo ser el bíblico joven guerrero pastor? -Diagnóstico del psicoterapeuta alemán –comenta Winston– “el indignado se comporta como si fuera una víctima, sin serlo”. -¿Y para qué ufanarse? –solloza el Sisimite– “Si no eres nadie sin una medalla –como dicen en mi pueblo– con una sigues sin serlo”).

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