Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Para la mayoría de hondureños y hondureñas las navidades actuales deberían significar alegría, pero la verdad es que más allá de ese aparente jubilo que da el tiempo navideño, no hay tanta realización ni personal ni tampoco familiar. Comenzando porque para darse el regalo de una apetitosa y abundante cena y el regocijo de disfrutar un árbol de Navidad lleno en su base con regalos para los miembros de la familia, es muy difícil lograrlo, porque predomina la falta de recursos monetarios y de trabajo en más del 60 por ciento de los hogares.
Los socialistas, no están logrando mejorar la situación económica y tampoco generar condiciones sociales de reproducción social apropiadas para vivir, al menos, con posibilidades de tener acceso a una alimentación decente. La comida del diario vivir es la política y las desvergonzadas manifestaciones de riqueza y disfrute económico que demuestran la minoría de políticos del partido Libre, ciertos funcionarios públicos y familiares y amigos de la Presidente. Al respecto los noticieros difunden la noticia de que, en el Congreso Nacional, los diputados socialistas recibieron un bono navideño superior a los 200,000 lempiras.
La sociedad retrocede en general. Se pauperiza. Se polariza. Y el odio social crece, la persecución política aumenta. Y la buena gobernanza se ve solo para el disfrute de la minoría de políticos que tienen el control de gobierno y los recursos del erario público. La arbitrariedad brilla por su presencia. El abuso de poder es la norma. El poder absoluto la misión. Y la dictadura del Partido Libre es la visión que persiguen mediante la imposición del Estado socialista antidemocrático.
Estamos viviendo una Navidad oscura. Bajo condiciones políticas inciertas que presagian la intensificación del antagonismo político entre las fuerzas de la derecha y las fuerzas socialistas. No se ven posibilidades de entrar en diálogos constructivos, pero sí la certeza del aumento del sectarismo, el dogmatismo y la diseminación de comandos o colectivos de confrontación política, para hacerle frente a las fuerzas políticas que demanda el cambio de gobierno. Al país, están llegando activistas internacionales muy bien capacitados para organizar a la ciudadanía en contra de las fuerzas democráticas, instruidos en Cuba, Venezuela y hasta en Nicaragua.
Honduras, enfrenta más que frentes fríos, huracanes y tormentas fuertes, una marea socialista en su máxima expresión y dureza política. El país, lo han convertido en el punto de atención de la izquierda mundial, porque somos geopolíticamente claves o un eslabón débil de la cadena imperialista, necesario controlar para facilitar la expansión de la China popular, de Rusia y todos los países musulmanes plegados a las posturas marxistas, dada nuestra cercanía territorial a los Estados Unidos. Aparentemente, no hay nada de esto y la ciudadanía en general, pone mayor atención a las condiciones políticas internas y menos a las de carácter internacional que, efectivamente, se están construyendo con el fin de proteger la política nacional socialistas y la permanencia en el poder del Partido Libre. La Navidad para los izquierdistas es esperanzadora y para la derecha desesperanzadora, en vista del poco fortalecimiento que recibe Honduras, por parte de los países del bloque antineocolonialista socialista.
