Un cuento de Navidad y otro tamal de promesas incumplidas

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23 de diciembre de 2023
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12:06 am
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Un cuento de Navidad y otro tamal de promesas incumplidas

Por: Carlos G. Cálix*

Ni se ha fortalecido el sistema de salud, ni se ha transformado el sistema de educación. Muy cerca de la Nochebuena de 2023, el espíritu de la Navidad pasada se presenta con un tamal de promesas incumplidas ante el gobierno que sigue tomando decisiones como si estuviera en la época victoriana. Con una luz poco brillante, la administración de la Presidenta Xiomara Castro tiene a su propio Ebenezer Scrooge, quien, a diferencia del personaje de la novela corta de Charles Dickens, no le desagrada la Navidad, pero sí la institucionalidad del país. No obstante, hay algo en común entre el Scrooge de Dickens y el Scrooge hondureño: ambos viven en su particular mundo.

Según Dickens, en vísperas de la Navidad, todos compran regalos y preparan la cena navideña, pero Scrooge está en su despacho como cualquier día y le exige a su escribiente Bob Cratchit que trabaje hasta tarde, aunque era noche de Navidad. También le pide que el día siguiente debe llegar más temprano para reponer la jornada festiva. De hecho, su sobrino lo invita a pasar la noche de Navidad con ellos, pero Scrooge lo desprecia. El viejo avaro vivía en un edificio frío y lúgubre muy parecido a él. Cuando se disponía a descansar, en su cuarto algo extraño ocurrió: un fantasma se le apareció, no había duda de quién era ese espectro, no lo podía confundir, era su socio Jacobo Marley quien le dijo que en las siguientes noches vendrían tres espíritus a visitarlo. Todo se cumplió. En la primera noche, el primer espíritu que llegó, era el espíritu de las navidades pasadas.

Parafraseando el cuento de Dickens, en 2023 con un tamal de promesas incumplidas, el mismo espíritu de las navidades pasadas se le debe presentar al señor Scrooge hondureño y, a la mayoría de los miembros del gabinete que han sido incapaces de resolver los problemas más agobiantes que viven los ciudadanos que confiaron en ellos. En este cuento, este fantasma de las navidades pasadas debe hacerles ver que, en vísperas de la Navidad de 2023, cerca de 2.5 millones de hondureños con problemas de empleo no podrán comprar regalos y que, debido al cuestionable dato de inflación, la mayoría de los hondureños tampoco podrán preparar la cena navideña.

Al fantasma de las navidades presentes que también encarna al pueblo, deben explicarle por qué razón esta Nochebuena viene a acompañada de un tamal de promesas incumplidas y responderle sobre la ubicación de los 800 mil hondureños que supuestamente salieron de la pobreza. En este mismo sentido, responderle, quién empleó las 87 mil personas que aparentemente ahora tienen menos problemas de empleo, dónde están los 60 mil hondureños que ahora forman parte de la población en edad de trabajar. Y, en referencia al Coeficiente de Gini, preguntarles si somos menos desiguales, más ricos o igualmente más pobres.

Además, a ese mismo fantasma de las navidades presentes deben explicarle por qué decidieron priorizar L.32 millones para mejorar la cancha del Estadio Nacional y no invertirlos en el Centro de Salud Alonso Suazo que se cae a pedazos diariamente. Por qué se pagan L.173 millones anuales en salarios a empleados de la Secretaría de Planificación Estratégica y por qué se pagan L.500 mil en “bonos” a diputados del Congreso Nacional. Sin dejar de lado, la sensación de inseguridad en cualquier calle del país.

A ese fantasma de las navidades presentes deben explicarle por qué razón esta Nochebuena el tamal viene mudo y tapado con hojas podridas de promesas incumplidas. Por qué no han brindado especial atención al desarrollo agroforestal, al desarrollo industrial, a la promoción del turismo y, a una estricta política fiscal y monetaria, por qué no han podido instalar la Cicih, por qué no han logrado un Estado abierto y una República digital, cuánto van a gastar en la realización de la “primera histórica y transparente consulta popular” sobre reformas constitucionales. Y, antes de la “Refundación de Honduras”, por qué no han sido capaces identificar y desarticular los escuadrones de la muerte, disminuir los femicidios, el sicariato, el narcotráfico y el crimen organizado.

Además, en esta Navidad de burritos sabaneros, podrían explicarle a la gente, por qué no han podido vender el avión presidencial, ni los carros blindados, por qué no habrá campanas sobre campanas ni medicamentos en los hospitales, ni tampoco una dulce Navidad para los niños de la calle.

Mientras responden lo anterior, el fantasma de las navidades futuras se quedará con la incertidumbre de lo que ocurrirá en 2024, esta vez con dos tamales en la mano: uno de promesas incumplidas y el otro sin saber lo que tendrá hasta que se destape.

*[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato.

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