Por: German Edgardo Leitzelar Hernández*
Aunque ser iluso y soñador no es moda, ilusión y utopía sirven para alcanzar mejores destinos, por eso, acusándome de nuevo de serlo, propongo que llamemos a nuestro país “Esperanza” diciendo: En él las montañas besan al mar y los campos florecen con maravillosos colores, tenemos tonos vibrantes y paisajes que evocan mil ambientes para disfrutarse por todos los gustos.
En Esperanza, la política había sido simplemente cálculos y manipulaciones, pero existía la necesidad de que se transformará en algo más que un mero juego de poder y fuera algo que llegará a ser parte de compromisos genuinos con el bienestar del pueblo. Sucedió en determinado momento que quien ostentaba la presidencia en Esperanza, un líder muy visionario y con un enfoque único hacia la política, en víspera del Año Nuevo, se vio sumido en una profunda meditación acerca de las formas en que podría llevar a su país a nuevas alturas y mejores destinos. Quería en verdad cambiar el pasado que estaba lleno de promesas vacías, por acciones concretas que elevarán la calidad de vida de su pueblo a quien le profesaba un amor genuino y verdadero. Fue así que decidió hacer un llamado general para promover un ambicioso proyecto llamado “Renovación de Esperanza” centrado en unificar la sociedad en tres pilares fundamentales que eran educación, salud y sostenibilidad en todo.
En el discurso de Año Nuevo, compartió su mensaje al pueblo, mencionó a la educación como la clave para progresar de forma sostenible en todo, anunció mejoras en escuelas, capacitación para maestros, acceso tecnológico en la educación. En salud propuso programas para que cada persona de Esperanza tuviera acceso a servicios médicos de calidad sin importar su situación económica, construcción de nuevos centros de salud, contratación de personal capacitado y educación en salud preventiva para mejorar la salud pública.
La sostenibilidad tenía un lugar especial en la visión del nuevo líder que consciente de la importancia de preservar el entorno natural de Esperanza, anunció impulso a energías renovables, protección a los recursos hídricos, promoción de prácticas agrícolas sostenibles y de muchas maneras posicionar a Esperanza como ejemplo en el mundo del respeto al medio ambiente. El pueblo de Esperanza recibió con entusiasmo estas propuestas. Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo que sustituyeron las agresiones, ataques y mentiras que antes las llenaban y Esperanza floreció como flores en primavera. La sociedad civil, consciente de la importancia de su papel, se comprometió a colaborar activamente en la implementación de estas ideas, pues eran ideas de todos y para todos generando unidad y reconciliación.
El efecto fue tal, que la oposición en lugar de resistirse por motivos partidistas o elitistas, decidió contribuir constructivamente reconociendo la importancia de los proyectos propuestos, entonces pudieron proponer mejoras y ajustes para garantizar que fueran beneficiosos para todos en general. Fue así como la política en Esperanza dejó de ser un campo de batalla y se convirtió en un terreno fértil para la colaboración y se volvió un instrumento para alcanzar mejores condiciones de vida para todos.
A medida que avanzaba el nuevo año, el país experimentó transformaciones significativas. Las escuelas se volvieron centros modernos, los hospitales ofrecían atención médica para todos, y las energías renovables comenzaron a reemplazar las fuentes de energía contaminante. La imagen de Esperanza cambió no solo a nivel nacional, sino también en la comunidad internacional. Otros países observaron con admiración la forma en que la nación había superado las divisiones políticas para trabajar juntos por un futuro común.
En el año nuevo siguiente el mandatario compartió los éxitos. Por primera vez en mucho tiempo se difundía un mensaje de éxito en lugar de críticas y señalamientos hostiles y vacíos y agradeció a todos su contribución independientemente de su afiliación política. Se anunciaron iniciativas, fortalecimiento de la participación y asegurar que la voz de cada persona fuera escuchada. Así, en Esperanza, la política se convirtió en un medio para alcanzar metas comunes en lugar de un campo de conflictos. La historia de Esperanza se difundió como un ejemplo de cooperación en un mundo dividido.
Que la historia de Esperanza inspire abrazar la unidad, colaboración y visión compartida en este nuevo año y en los que vendrán. Que la política sea un instrumento para el bienestar colectivo. Imaginemos que esta época no solo nos marca el paso del tiempo, sino que además representa para todos, una nueva oportunidad para transformar y unificar.
FELIZ AÑO Y QUE EN VERDAD SEA NUEVO
*Abogado laboralista independiente
