La política

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12 de enero de 2024
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12:44 am
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La política

General y abogado J. Wilfredo Sánchez V.

Platón argumentó que: “Vemos que toda ciudad es una especie de asociación y que toda asociación se forma buscando beneficio, pues el hombre no hace nada que no mire como un bien. Todas las asociaciones se proponen, pues, el logro de una ventaja, sobre todo la más importante de todas ellas, puesto que su fin es el más importante y comprende en sí las demás asociaciones. Tal es la ciudad o asociación política”. O sea que donde hay sociedad, hay política, cuyo fin comprende la actividad humana destinada a ordenar jurídicamente la vida social humana. De ella deriva el gobierno de los hombres en la comunidad organizada y consiste en acciones ejecutadas con intención de influir, obtener, conservar, crear, extinguir o modificar el poder, la organización o el ordenamiento de la comunidad.

Etimológicamente, política proviene de “Polis” la ciudad-estado, a la que Aristóteles define como la asociación de varias aldeas o poblados que poseen todos los medios para bastarse a sí misma, alcanzando el fin para la que fue formada, siendo la más importante de las asociaciones, puesto que comprende en sí a todas las demás. En el pensamiento de Aristóteles, el hombre es un ser político por naturaleza, debe vivir bajo la ley. Dijo Aristóteles; para no vivir en sociedad debería ser un Dios o una bestia, es decir, fuera de la humanidad, en condiciones suprahumanas o infrahumanas.

Por referirse al poder, la política se refiere al Estado, que es una forma de poder político. Burdeau manifiesta que el Estado, es una ordenación del poder político, de acuerdo con el orden social que los hombres pretenden hacer prevalecer, o sea la institución en que se encarna el poder político. De ahí, que puede definirse la técnica política como arte práctico del gobierno. No trata de la esencia y los fines últimos de la política, de los que se ocupa la filosofía, ni de alcanzar el conocimiento científico de la verdad, que corresponde a la ciencia, sino de las eventualidades de la vida política en su quehacer cotidiano, de lo que es posible llevar a cabo en la realidad de la vida social, conforma a la experiencia. La política se vincula a todo tipo de poder organizado, no solamente el estatal. En toda formación social, por ejemplo, la familia, los gremios, una empresa económica, una asociación, una entidad social, la organización militar, se genera una relación de poder entre los que se adoptan disposiciones, entre quienes deciden y ordenan y quienes obedecen esas decisiones.

La base del buen sentido político es un sólido sentido común. Frente a un determinado problema la valoración de lo que debe hacerse depende tanto de que se le conozca, plantee y solucione correctamente, como de la elección de los medios adecuados para conciliar el propósito con el resultado. Y esa valoración implica investigar, analizar, y decidir la acción debida, y muy especialmente la reacción, esto último distingue al político del estadista, que es quien pone el acento de su pensamiento en las consecuencias de cada acción. No va a la zaga de los acontecimientos, actuando por reacción, sino, presionando por las condiciones y circunstancias, utilizando las circunstancias y condiciones para crear o intentar crear otras nuevas. No se limita a negar lo que otros (la oposición, la narcodictadura) hacen o han hecho, lo que en algún caso puede ser útil, sino a obrar positivamente, es productor de actos y de hechos políticos, no de lloretas para justificar un fracaso, debe ser fuerza activa en el proceso dinámico de las relaciones de poder.

Cada país establece la política nacional, así como el acatamiento de las determinación de la política internacional establecida por las organizaciones internacionales suscritas por el país, Honduras ha determinado como su política con el fin de, fortalecer y perpetuar un Estado de derecho que asegure una sociedad política, económica y socialmente justa que afirme la nacionalidad y propicie las condiciones para la plena realización del hombre, como persona humana, dentro de la justicia, la libertad, la seguridad, la estabilidad, la pluralidad, la paz, la democracia representativa y el bien común. Política nacional que se encuentra dictada en el preámbulo de nuestra Constitución política.

El Estado, en su constitución determina, para cumplir las misiones establecidas, organizar la distribución de las potestades para el ejercicio del poder soberano, y en cada entidad, se organizan las instituciones que deben cumplir tales tareas, dotándolas de los recursos personales, materiales y financieros para tal fin. Así, los organismos encargados de las políticas de educación, salud, trabajo, financieras, de seguridad, en estas últimas, seguridad ciudadana y defensa nacional. En esta última, las Fuerzas Armadas, determinan sus objetivos generales y específicos, asignando los recursos y métodos específico, los tipos de adiestramiento diferenciado para cada misión, lo que constituye la política para cumplir la misión que la Constitución le asigna.

De modo, que la expresión, “las Fuerzas Armadas son apolíticas…”, que hace pocos días se expresó públicamente, como signando así que las Fuerzas Armadas está divorciada de las misiones que le asigna la Constitución, fueron desafortunadas, pues  no se necesita ser muy lúcido pata interpretarse tal expresión, ya que debe entenderse tal mandato, en el sentido de que la apoliticidad se refiere a no ser participantes en las actividades de los partidos políticos en su actuar por buscar el poder, sostenerlo y ejercerlo, pero, no de ser apolíticos en el hacer nacional, pues como ente integrante de la sociedad nacional, que es política, todo integrante en esta comunidad organizada es un político, el hombre es un animal político, el que sea un apolítico, es decir que no es político, es un Dios o una bestia, lo dijo Aristóteles.

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