Liderazgos femeninos en la actividad política

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12 de enero de 2024
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12:53 am
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Liderazgos femeninos en la actividad política

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Óscar Armando Valladares

De un tiempo acá, en los círculos generalmente masculinos de los partidos, la mujer ha ido tomando lugar exigiendo sus derechos y accesos igualitarios -otrora impensables-, llegando incluso por vía excepcional a asumir avanzados liderazgos, pese a lo cual -huelga decirlo- persisten en el campo social profundas diferencias en vastas regiones del tercer mundo.

Varios nombres del género femenino hay en la galería política mundial, de las que se ejemplifican: Indira Gandhi, indú; Golda Meir, israelí; Margareth Thatcher, inglesa; Ángela Merkel, alemana; Corazón Aquino, filipina; María Estela Martínez y Cristina Kirchner, argentinas; Dilma Rousseff, brasileña; Mireya Moscoso, panameña; Laura Chinchilla, costarricense; Hillary Clinton y Kamala Harris, estadounidenses, Doris Gutiérrez e Iris Xiomara Castro, hondureñas.

A mediados de año acontecerá -en México- un suceso inusual: el presidente Andrés Manuel López Obrador entregará el bastón de mando a una fémina bragada, sea Claudia Sheimbaum, sea Xóchitl Gálvez: la primera, luchadora social de izquierda; la segunda, activa militante de derecha, candidata de las banderías opositoras PRI, PAN y PRD. Con arreglo a encuestas divulgadas, Sheinbaum, la aventaja 20 puntos debido en parte a la gestión del mandatario, quien deja el cargo con niveles de popularidad más allá del 50%, no obstante la arremetida mediática, el antagonismo de sectores pudientes de peso pesado y la situación de violencia que, a decir verdad, no cesa.

Exaltado en películas como un pueblo machista, bohemio y jugador -aplicable, de ser cierto, a otras comunidades de nuestro continente-, los 99 millones de ciudadanos aztecas aptos para votar deberán a la postre decidir cuál de sus dos compatriotas ocupará por seis años el sillón ejecutivo, pues dos aspirantes más andan por la calle de la amargura: Eduardo Verástegui -de línea ultraconservadora- sin lograr las firmas necesarias para registrar una candidatura independiente y el Partido Movimiento Ciudadano sin definir la suya.

Véanse algunos rasgos de ambas contendoras, listas para el domingo dos de junio -día de las elecciones-, jornada asimismo singular por tantos puestos en disputa: 8 gubernaturas, 500 diputados federales, 128 senadores, 31 congresos locales, 1,580 ayuntamientos, 16 alcaldías, 24 juntas municipales y la jefatura de la ciudad capital.

Lideresa de la coalición “Juntos Haremos Historia” -que integran el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista (PVE), Claudia Sheinbaum (61 años) posee formación científica; recientemente contrajo nupcias con su pareja Jesús María Torriba, matemático. Bajo el lema “Es tiempo de mujeres transformadoras”, insiste en que el sector femenino es también protagonista “del cambio verdadero”. Sus críticos buscan denostarla con el argumento de que es y será mangoneada por el mandatario saliente.

Xóchitl Gálvez, exponente de la coalición “Fuerza y Corazón de México”, es profesional de la ingeniería, cuenta con 60 años de edad y en su recorrido por el país puntualiza que lo que más “ama en esta vida es ayudar y servir al prójimo”. Expuso sus simpatías por el político argentino Javier Milei, se vio envuelta en acusaciones de plagio alusivas a su tesis de licenciatura y ha sorteado dificultades internas de los partidos que la apoyan.

En esta oleada femenil, despunta en Honduras el lanzamiento político de la abogada Rixi Romana Moncada Godoy, figura del Partido Libertad y Refundación (Libre), lanzamiento que, por una parte, despeja la duda -echada a andar maliciosamente- de estar en “veremos” los comicios internos y generales consiguientes y, por otra, se abre el camino para que las demás fuerzas den inicio a la contienda con sus nuevos y viejos liderazgos -recién lo ha hecho “Tito” Asfura-, sin descartar la participación estelar de damas y damiselas en la pasarela liberal, en la pasarela nacionalista, en la pasarela de Nasralla, etc. Conque a desbloquear el nudo opositor, olvidar añoradas intentonas y buscar por las buenas el dulzor de la guayaba.

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