Refundación al estilo de los vendedores de pizza

ZV
/
15 de enero de 2024
/
12:05 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Refundación al estilo de los vendedores de pizza

Por: Otto Martín Wolf

¿De verdad quieren cambiar el país? ¿Realmente quieren refundarlo? Por qué no iniciar esa refundación “refundando” las mentes?

Por qué no pensar diferente, ideas innovadoras, revolucionarias o refundadoras, que de verdad puedan cambiar al país y sacarlo de la triste ruta que hemos seguido durante tanto tiempo… desde la independencia.

Será tan difícil redactar una ley (cuando haya un Congreso funcionando, desde luego) que obligue a los empleados públicos -del presidente para abajo, incluyendo sus hijos- a utilizar únicamente los servicios médicos proporcionados por el Estado?

Nada de hospitales privados para los burócratas, que vayan a curarse (o a morir) donde lo hace el pueblo pueblo.

Garantizo que en poco tiempo tendremos el mejor servicio médico público del mundo.

Si también se legislara para que los hijos de todos los funcionarios públicos solo pudieran estudiar en escuelas y colegios del Estado, la cosa también cambiaría instantáneamente.

La mejoría en la educación sería inmediata -por el mismo principio- no cree?

Si igualaran los salarios de los diputados al de los maestros veríamos con mucha rapidez cuáles de ellos son “patriotas deseando mejorar al país” y cuáles tienen otros intereses.

Si se redujera el período del presidente del Congreso a un año, debiendo elegir uno nuevo cada uno de los cuatro años del gobierno, veríamos un importante y beneficioso cambio y se evitaría que, desde el poder y presupuesto del Congreso, se busquen otras posiciones, como ha sucedido todo el tiempo.

Refundación de la mente!

Algo más, un ejemplo de los vendedores de pizza. Es de todos conocido que esas empresas -y muchas otras- funcionan los siete días de la semana, todos los días del mes y del año.

Es obvio que las ventajas comerciales son enormes.

Y si eso lo han descubierto los vendedores de pizza, cómo es que el Estado no intenta aplicar el mismo principio para los servicios públicos?

Por qué no ofrecer servicios médicos; consulta, cirugía, etc., los siete días de la semana, todos los días del mes y del año.

Ya están las instalaciones, la infraestructura existe, no hay que invertir en eso, se trata simplemente de darle un uso más eficiente.

No puede ser muy difícil, nada más hay que preguntarles a esas empresas de pizza cómo le hacen, qué sistema de turnos aplican y ya!

Se imagina poder aumentar dos días a la semana (sábado y domingo) a todos los servicios públicos!

Medicina, trámites, todo.

Dos días a la semana son 104 días, casi la tercera parte del año.

Si los que venden pizzas han establecido un sistema de contratación de personal y turnos que les permite aumentar las ventas y ganar más dinero, por qué el gobierno no hace lo mismo?

Desde luego que habría un incremento en los costos, pero acaso el beneficio no lo justifica?

De verdad se necesita una refundación. Pero no una refundación cambiando el color de la bandera y el nombre del estadio de fútbol.

Está bien hacerlo, pero eso no es nada, son simples cambios de forma, el fondo permanece igual; con esas cosas no se refunda un país.

Tampoco se necesita una revolución armada, con tiros bombas y todas esas estupideces, lo que se requiere es una revolución en la mente.

Se necesita una refundación en la manera de pensar, especialmente en aquellos que están dirigiendo el gobierno, los que están en el poder, los que pueden hacerlo.

Dentro de cien años todos vamos a estar muertos, lo que hagamos ahora será lo único que permanezca por siempre, para bien o para mal.

Así como ahora volvemos la mirada hacia atrás y podemos analizar y juzgar el bien y el mal que nos hicieron los antepasados, de la misma manera nuestros descendientes, que no se acordarán de nosotros ni sabrán quiénes fuimos, podrán al menos -quizá- por un momento luminoso en el futuro, mirar hacia acá, a nuestra era y a lo mejor enviar con la mente un agradecimiento por lo que hicimos por el país o, en su defecto, maldiciones como lo hacemos nosotros con la mayoría de los gobernantes del pasado.

Somos nosotros, la generación de turno y la juventud que avanza sin que nada pueda detenerla (solo nuestro egoísmo, ambición y estupidez) somos nosotros los llamados a cambiar, revolucionar, refundar las mentes y el país.

Qué maravilloso tener la oportunidad de hacerlo y qué triste -qué desperdicio!- dejar que las cosas sigan siendo lo mismo y que tengan al país siendo lo mismo, siempre uno de los más pobres y atrasados del mundo.

[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto