Violencia contra mujeres en tiempos de refundación
Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Resulta contradictorio que teniendo a una presidente conduciendo a la nación, enfrentemos las peores condiciones de violencia contra las mujeres hondureñas. Los datos estadísticos indican que el 47% de las hondureñas son víctima de violencia psicológica, seguido por violencia física con el 35%. Las mujeres entre 18 y 30 años son las que más violencia domestica sufren. Aproximadamente 8 de cada 10 denuncias por delitos sexuales fueron de mujeres en el año 2022. El 66%, 1,806 víctimas, son menores de 18 años y las edades con más denuncias son entre los 13 y 17 años con el 40%, es decir, 1, 093 víctimas. (Naciones Unidas, oct 2023).
Y para peor, las mujeres no tienen acceso a un trabajo decente y se enfrentan a la segregación ocupacional y a las diferencias en los salarios por su sexo. Negándoles también el acceso a la educación básica y a los servicios de salud.
Tal parece, que el gobierno socialista no da el reconocimiento necesario al problema público de la violencia y desempleo que enfrentan las mujeres y, su perpetuación, levanta la sospecha de que algo pasa con la presidente que le impide abordar esta problemática pertinaz, amarga y turbadora. Esta situación en vez de irse mejorando, las estadísticas indican que va empeorando, sobretodo en las más jóvenes que sufren la violencia de género.
Se pueden plantear muchas preguntas que la Presidente debería responder con urgencia: ¿por qué la violencia contra las mujeres aumenta justo en este mandato que lo tiene una mujer y es socialista? ¿Por qué se ha agudizado el patrón de comportamiento violento y es tolerado en ciertas microrealidades sociales (relaciones de pareja, familia o amistad)? ¿Cuáles son las causas subyacentes de las agresiones, maltratos y abuso que sufren las mujeres?
La tal refundación, nos crea frustración al ver que la Presidente le dedica más tiempo a procesos políticos que le imponen y que buscan instaurar el poder absoluto, en vez de afrontar este problema que trasciende en la ciudadanía y deja huellas tétricas con asesinatos de mujeres a mano de sus parejas o exparejas sentimentales, debido al dolor perpetuado por los maltratos físicos como psicológicos, el asedio sexual, la coacción emocional, el ultraje o la vergüenza, sin que haya respuesta alguna para establecer una política pública con un enfoque amplio y profundo.
Los socialistas, enquistados en la cúpula de poder no le dan la importancia y la urgencia para que sus científicos sociales y técnicos del gobierno, hagan esfuerzo de llegar a conocer las estructuras profundas, que posibiliten sacudir los bases de los sistemas de género y reduciendo de raíz las atrocidades que se cometen una y otra vez contra las mujeres, poniendo en riesgo sus vidas, mermando su libertad y maltratando su respetabilidad. Tan sonada fue en la campaña electoral el tema de la violencia estructural y simbólica y ahora que están en el poder, permiten el desarrollo de la más cruda, brutal violencia inserta en la vida diaria, en las relaciones habituales entre mujeres y hombres, en los mensajes que se reciben a través de las redes sociales y la socialización de imágenes que llenan nuestro imaginario. En fin, la refundación es papel mojado y mentirosas las promesas al no cumplir con lo elemental de su programa refundacional.
